El embrujo de Enrique Martín al Zaragoza

El técnico navarro siempre mantuvo a raya a los aragoneses, hasta su derrota como entrenador del Albacete en mayo.

Enrique Martín se desespera en la banda, ya como entrenador del Nástic en el Nou Estadi.
Enrique Martín se desespera en la banda, ya como entrenador del Nástic en el Nou Estadi.
Diari de Tarragona

Aunque el hat trick de Papunashvili y la diana Zapater rompieron la maldición el curso pasado, siguen merodeando partículas del hechizo con el que Enrique Martín lleva sometiendo al Real Zaragoza desde 1994. El vecino navarro de Campanas, de gesto alegre y fina figura, baraja unos precedentes a su favor en sus enfrentamientos contra el conjunto aragonés: dos victorias, cuatro empates y una derrota. Esta última le llegó de sopetón, cayéndole a su Albacete Balompié cuatro goles como cuatro soles en el duelo frente a Natxo González del ejercicio pasado.

En la misma temporada, pero en la primera vuelta, el partido entre manchegos y zaragozanos no pasó del empate a cero. ‘La bruja’ volvía hacer de las suyas y, de nuevo, lograba mantener a raya al Zaragoza en un envite de su estirpe: con pocas ocasiones, un efectivo entramado defensivo y el minutero diluido en su burbujeante caldera de empates. 203 tratados a medias acumula a lo largo de su dilatada carrera como técnico. Una trayectoria en los banquillos del fútbol profesional que comenzó en la élite, en Primera División. 37 años tenía por aquel entonces el singular entrenador, edad con la que sustituyó a Lazaba en el área técnica de El Sadar a mediados de la temporada 1993-1994. No pudo salvar la categoría, pero sostuvo el contador a cero contra el Zaragoza de Víctor Fernández y cía, quienes ya iban cocinando la Recopa del 95, plantándose en la final de una Copa del Rey que ganarían al Celta y les daría el billete de acceso a la competición europea.

Enrique Martín Monreal bajó al peldaño del filial pamplonica, donde se curtió durante tres años. Allí se doctoró en su fútbol, particular y aguerrido, de poca concesión, y que le valió para recuperar la confianza del primer equipo rojillo en la categoría de plata del fútbol español. No volvió a medirse frente al Zaragoza hasta enero del 2003, a las órdenes del Leganés. Al equipo de Paco Flores le supo maniatar en las dos ocasiones. En La Romareda no ganó de milagro, después de que Yordi empatara el partido en el 90, cuando el mismo ariete había batido a Arribas también desde los once metros en el minuto 22. El técnico navarro se tomó la revancha en Butarque mediante un 2-0 en la jornada 39 del campeonato. Hecho que no condicionó el ascenso blanquillo.

Las dos siguientes fechas en las que surtió efecto el conjuro se invocaron en la 2014-2015, año del ascenso osasunista y mayor éxito de Martín Monreal. Del feudo zaragozano se llevó los tres puntos gracias al único tanto de Nino, otra de las bestias negras del Zaragoza. En El Sadar salvó el empate nada más comenzar la segunda parte e igualando el gol inicial de Lanzarote. Este ha sido el bagaje de Martín Monreal contra el Zaragoza, al que tuvo embrujado hasta el pasado mes de mayo.

Tarragona, un terreno históricamente minado

Mirando bien por donde pisa deberá ir el equipo de Lucas Alcaraz en el Nou Estadi de Tarragona. Un estadio que tampoco es plato de buen gusto para el paladar zaragocista. Como ocurrió en el ejercicio anterior con Enrique Martín, los de Natxo González se curaron en salud desactivando las estadísticas negativas en un terreno minado como la capital tarraconense. Sin embargo, la victoria del equipo aragonés mediante los tantos de Simone Grippo y Borja Iglesias no cambian un pasado de resultados poco prometedores.

El precedente más lejano, y a su vez, el más contundente en contra de los intereses blanquillos, data de la temporada 1945-1946, en la última jornada de liga de Segunda. 6-0 cayó derrotado el conjunto de Juan Ruiz Cambra, entonces bajo la denominación Zaragoza Club de Fútbol. A partir de ahí, el asunto no fue a mejor, aunque sí se redujo la sangría de goles recibidos. El Zaragoza, todavía de local en Torrero, nunca rescató nada positivo del Municipal de Tarragona como visitante.

En la época moderna, ya en el curso 2006-2007 y en Primera División, Portillo amarró la victoria para el cuadro grana. Ni con una alineación formada por los Milito, Aimar, D’Alessandro, Zapater y compañía se era capaz de asaltar el coliseo de la Costa Dorada.

De nuevo en Segunda División, pero 62 años después, en el 2008, el partido acabó como empezó. Primer punto de la historia del Zaragoza en Tarragona. El ascenso a Primera del equipo de Marcelino volvió a relegar al letargo el enfrentamiento entre ambos conjuntos, cuyos caminos no se volvieron a cruzar hasta diciembre de 2015, con el Nástic recién subido de la categoría de bronce. Los tantos de Luc, Fali y Naranjo prolongaron el buen hacer de los catalanes en casa contra el cuadro zaragozano, que al año siguiente logró rescatar un punto dejando el marcador a cero.

En formato oficial, se puede comprobar que los resultados no han sido buenos, pero es que, en pretemporada, la encrucijada ha seguido vigente. Además, con un aroma de tensión que ha convertido el duelo en el Nou Estadi en algo más que un partido.

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