La paradoja mental a resolver, según Alcaraz, para salir de la crisis

El nuevo entrenador del Real Zaragoza, por experiencia, plantea el choque entre la necesidad imperiosa de lograr buenos resultados y lo aconsejable que es no obsesionarse con esa obligación.

Lucas Alcaraz, en el banquillo del Real Zaragoza que ocupará a partir de ahora, en la mañana de este martes tras su presentación oficial.
Lucas Alcaraz, en el banquillo del Real Zaragoza que ocupará a partir de ahora, en la mañana de este martes tras su presentación oficial.
Guillermo Mestre

A nadie debe extrañar que, en lo sucesivo, el nuevo entrenador del Real Zaragoza, Lucas Alcaraz, emita pensamientos, razonamientos o tesis que llevan a pensar al receptor. El recién aterrizado técnico es un tipo cultivado, que le gusta ver las diferentes caras del fútbol, que vincula lo que sucede en el campo con otras cuestiones anejas que acontecen fuera y tienen su repercusión. Alcaraz las ha visto de todos los colores en su larga trayectoria, ha aprendido y pulido el oficio empíricamente y nada ni nadie le va a llevar a engaño a estas alturas de su película (largometraje, sin duda).

La primera máxima de Alcaraz, en su primer día como preparador blanquillo, ya queda escrita para los restos: se trata de una paradoja que el granadino ha trasladado a todo el mundo, principalmente a sus jugadores, para que sean capaces de entender por dónde se sale más rápido del laberinto en el que se halla el Real Zaragoza desde su última victoria, allá por el 8 de septiembre, en Oviedo, hace ya casi 7 semanas, casi dos meses. A saber:

"Yo creo que, en el fútbol, lo más importante son los resultados. Pero, para mejorar un equipo, es de lo primero que nos tenemos que abstraer", expuso Lucas al poco de arrancar su primera rueda de prensa en La Romareda. Es decir, que para poder acabar ganando el domingo en Elche (primera cita, el bautizo del nuevo Zaragoza sobre la marcha), los jugadores tendrán que ser capaces de no obsesionarse con ganar en Elche. Una especie de "vísteme despacio, que tengo prisa". Una contradicción a primera vista que, sin embargo, esconde las claves mentales para salir exitosos del propósito. En definitiva, se trata de un consejo, de una terapia en pos de la calma, de la tranquilidad en las cabezas de los protagonistas, de modo que no sea agobiante la presión y la obligación por ganar como sea. Consiste en eludir el exceso de responsabilidad, el desasosiego que a mucha gente le entra en la antesala de un examen crucial, de una oposición, de un acto público, de la aparición en un escenario.

Alcaraz aún apostilló más su primer consejo profundo para sus nuevos pupilos, a los que aún tardará unas horas en conocer, pues este martes es día libre y el próximo entrenamiento será en la mañana del miércoles. "Todos sabemos que el objetivo, como el de todos los equipos, es ganar todas las semanas. Pero, justamente durante la semana y luego en el partido, hay que pensar en qué medios podemos utilizar para mejorar, en que los jugadores estén cómodos y eleven su rendimiento y sean competitivos". Sugiere el entrenador andaluz que para que la victoria llegue es preciso, previamente, trabajar correctamente y entender las instrucciones con naturalidad. Por ahí van a ir las primeras lecciones.

"Esto es el fútbol profesional. Hay que resetear. Más que el lenguaje verbal, que también, ha de ser el lenguaje de actos el que nos lleve al triunfo", añadió en su discurso inicial Alcaraz. En definitiva, poco hablar y mucho hacer.

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