Tercera visita del Real Zaragoza a Soria en apenas 7 meses

Los de Idiakez se juegan la estabilidad en un lugar bien conocido, Los Pajaritos, con el recuerdo fresco del notable 0-2 de la liga pasada y del chasco de la Promoción.

La plantilla del Real Zaragoza, horas antes de volver a viajar a Soria para jugar contra el Numancia.
La plantilla del Real Zaragoza, horas antes de volver a viajar a Soria para jugar contra el Numancia.
Daniel Marzo

El Real Zaragoza vuelve a Los Pajaritos. El campo ajeno que más va a pisar en 2018 con total seguridad, tres veces en competición oficial.

Una, el sábado 3 de marzo, en la segunda vuelta de la pasada temporada, con victoria zaragocista por 0-2 con doblete de Pombo en plena reacción aragonesa para pasar de la parte baja de la tabla (17º puesto en un momento determinado de febrero) a concluir el curso ordinario en el puesto 3º, aunque luego eso no desembocara en éxito alguno.

La siguiente, en la Promoción de ascenso, fase a vida o muerte en la que los sorianos, precisamente, fueron los que ahogaron las aspiraciones blanquillas de volver a Primera tras un lustro fuera de la élite. En la ida, el miércoles 6 de junio, el Zaragoza empató 1-1 en campo soriano, con gol de falta de Zapater, y pareció encarar bien su pase a la final por auparse a la máxima categoría (tres días después, el Numancia ganó en La Romareda y la historia acabó torcida, arrugada, fea, como todavía duele).

Y ahora llega la tercera, en otro sábado, el 13 de octubre. Ya en la nueva campaña, la 18-19, con ambos equipos de nuevo en la dura pelea de Segunda, pues los numantinos fueron superados en la final por  el ascenso por sus paisanos del Real Valladolid, a la postre el afortunado de la lotería de la tercera plaza que lleva a un equipo de plata con los mejores a través de los 'play off'. Han pasado solo 7 meses de marco temporal para acoger esta trilogía de los Numancia-Real Zaragoza en Soria, algo poco habitual con ningún rival en un año natural.

Los Pajaritos es un lugar bien conocido, un espacio convertido en pasaje tradicional para el zaragocismo en los últimos tiempos, y eso que nunca ha tocado un enfrenamiento en Copa ni, desde hace varios veranos, se disputa el amistoso con el que los rojillos abrían oficialmente sus campañas, siempre con el Real Zaragoza como invitado a tal festejo. Y es que hubo un día en que las relaciones de hermanamiento y vecindad sufrieron abolladuras serias en las alturas por lo que en la entidad zaragozana se considera un exceso de presión de determinados dirigentes sorianos, desde la Liga de Fútbol Profesional, respecto de las dificultades financieras que arrastra la SAD aragonesa desde que la anterior propiedad lo abocara prácticamente al abismo de la liquidación y desaparición, cuestión eludida in extremis por los actuales regentes en el verano de 2014.

En marzo, el Real Zaragoza venció 0-2 en un notable partido con ambiente aún invernal. En junio, ya oliendo el verano y de manga corta, se llevó un esperanzador 1-1 en una noche en la que a los de Natxo González se les acusó de falta de ambición en la segunda parte, en un día donde pareció que el Zaragoza podía haber resuelto la eliminatoria sin dejarla abierta (craso error, como se vio después). Y ahora, en octubre, con el otoño caliente de cada año bajo el toldo zaragocista, este nuevo viaje a Soria viene cargado de responsabilidad para todos los protagonistas, los del césped y los de los despachos. La mala racha de resultados del último mes, que ha llevado al equipo de Idiakez a engarzar 4 jornadas sin triunfos y a estropear con malas trazas la clasificación (está 10º, más cerca del vagón de cola que de los puestos nobles), provoca que este episodio en el estadio soriano tenga gran relevancia para el presente y para el futuro más inmediato del vestuario, del ámbito deportivo del club.

No hace falta explicar demasiado el motivo por el que el Real Zaragoza llega obligado a Soria. Un parcial pésimo en la suma de puntos, solo 2 de los últimos 12 han subido al balance blanquillo desde que el 8 de septiembre ganasen los de Idiakez en Oviedo por 0-4 (una de las dos únicas alegrías del irregular inicio de torneo), hace que un nuevo patinazo ante el Numancia se antoje peligroso para la estabilidad general. Este es el envoltorio ineludible de un nuevo paso de los zaragocistas por el singular estadio de Los Pajaritos, un viaje de cercanías que no es cualquier cosa para los de Idiakez a estas alturas de la película.

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