Otra mañana de resaca dura, y van...

Idiakez y la plantilla analizaron a bote pronto en la mañana de este martes el nuevo tropiezo ante el Osasuna. Se cumple un mes de caras largas tras cada partido.

Corro de la plantilla del Real Zaragoza, alrededor del entrenador, Imanol Idiakez, en la mañana de este martes.
Otra mañana de resaca dura, y van...
Dani Marzo

Ciudad Deportiva, 11.00 de la mañana del martes, día nuboso, con gotas de lluvia escapándose, silencio roto levemente por los chavales que se entrenan en el campo de arriba y, en el corazón de las instalaciones de entrenamiento del Real Zaragoza, de nuevo un equipo serio, preocupado y sabedor de que anda descarrilado desde el 8 de septiembre, cuando ganó en Oviedo el segundo y último partido de esta liga. Fue, la sesión de tonificación muscular pos partido, un nuevo episodio de ambiente triste y rostros torcidos, y van... cuatro seguidos, un mes de golpetazos morales y futbolísticos que están haciendo mella en el zaragocismo.

Imanol Idiakez, el entrenador, comenzó la matinal como siempre, como es su costumbre: un corro en mitad del campo, con los jugadores a su alrededor, más apretados que nunca, para poder hablar bajo y que el eco no expandiese los mensajes del vasco. Observar las facciones de los futbolistas fue reparar de inmediato en que las cosas se han ido del guión previsto y que ellos son conscientes de que los problemas que esto suele causar en Zaragoza habitualmente están ya ahí, a la vuelta de la primera esquina. Ni una mueca ordinaria, ni un gesto de distensión. Todo fueron ademanes de máxima seriedad, de talante tenso.

Fueron 7 minutos de discurso, de su clásica homilía por parte de Idiakez. Un mes así es mucho tiempo así. Cuatro resacas duras en 30 días no las soporta bien ni el cuerpo más sano. En el ámbito futbolístico, en una plaza como Zaragoza, sumidos en la sexta temporada seguida en el infierno de Segunda, aún resulta más pesado para el estómago, el hígado y el bazo sujetar estos efectos.

La semana, al contrario que la anterior, va a ser corta. El Numancia, en la cita de la 9ª jornada, espera el sábado en Los Pajaritos. Ese capítulo de este delicado serial llegará, por lo tanto, en un santiamén. Y ahí se comprobará cómo asume el cuerpo deportivo del actual Real Zaragoza esta acidez gástrica que le vienen produciendo las últimas jornadas.

Los del campo, futbolistas y técnicos, andan manos a la obra para encontrar a toda prisa la medicina mejor. Los de fuera, los de los despachos, con el mismo grado de implicación en la patología que sufre el equipo por motivos obvios, también están mirando el vademécum por sí se les ocurre cuál es la mejor solución a estas alturas tan prematuras de la temporada, a horas de celebrar el Pilar. No es nueva la operación analítica para ellos, son expertos pues el año pasado por estas fechas (e incluso más adelante) ya debieron manejar cuestiones similares con Natxo González y el anterior equipo como muestras en el microscopio. Y, entonces, siguieron una pauta que terminó obrando una reacción positiva a largo plazo, en la segunda vuelta. No está claro que ahora esa sea la misma decisión. Lalo Arantegui, el director deportivo; José Mari Barba, el secretario técnico; y, por encima de ellos, Luis Carlos Cuartero, el director general, cavilan al respecto. Ellos son la masa gris de todo el presente.

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