Un Carlos Tartiere de historia, goles y retos

El Real Zaragoza llega a un estadio de curiosos precedentes y con la mente puesta en lograr el primer triunfo a domicilio.

Alberto Zapater celebrando su gol en el Carlos Tartiere el año pasado.
Alberto Zapater celebrando su gol en el Carlos Tartiere el año pasado.
Hugo Álvarez

El estadio del Real Oviedo nunca fue un escenario donde el Real Zaragoza se sintió cómodo. De hecho, la expedición aragonesa regresó con una 'manita' a cuestas (5-0) de su primera visita al complejo azulón tras su cambio de denominación, antes llamado Buenavista, a finales de 1959. Fue una leyenda como Carlos Lapetra, dos años más tarde y anotando un par de goles, quien abrió el camino de la victoria en el Carlos Tartiere tal y como lo conocemos hoy en día. Además, el último triunfo blanquillo en la capital asturiana data del 23 de marzo de 2003, en el estreno goleador profesional de Cani con la elástica zaragocista. Dicha temporada finalizó con el ascenso a Primera División del equipo dirigido por Paco Flores.

Dejando a un lado estas 'batallitas' históricas, que siempre vienen a cuento recordar, los de Imanol Idiakez no presumen de una visita sencilla. Todo lo contrario, ya que los tres puntos en domicilio ovetense se resisten desde que los asturianos resurgieron de sus cenizas y volvieron al fútbol de élite en 2015. El balance es de una derrota y dos empates en las tres últimas temporadas, y Toché sentó las bases de la nueva etapa de enfrentamientos entre ambos conjuntos. La diana del vigoroso delantero murciano en enero de 2016 dejó una victoria en territorio local, que no volvió a repetirse desde entonces, ya que en los cursos siguientes el conjunto aragonés ha conseguido rascar un punto más valioso de lo que en un primer momento su cosecha podía sugerir.

En la campaña 2016-2017 ninguna de las partes pudo perforar la portería contraria. Probablemente, el segundo portero del Zaragoza, Álvaro Ratón, fue el futbolista que mejor recuerdo guardará de aquella tarde en la que fue expulsado por capricho de Figueroa Vázquez. Por abajo y por arriba, el arquero gallego salvó a sus compañeros de una derrota en la jornada 39, que a la postre se tradujo en un empate crucial para eludir el descenso a Segunda B. Qué cosas tiene el fútbol… El acontecimiento mejoró su carácter el ejercicio pasado, menos drama que en la ocasión anterior, pero con bastantes más sobresaltos. Una cita de toma y daca, de bello transcurso para el espectador y con tintes de partido grande que se solucionó antes del descanso.

Remontada de precedente

Se trataba de la jornada 7, fechas en las que el Zaragoza de Natxo González andaba enredado en su particular proceso de coordinación, con las piezas todavía sin engrasar y el puzle aún por ordenar. Para más inri, todo se puso en contra muy pronto. Aarón Ñíguez, a los cinco minutos, con un libre directo digno de aplaudir, y Toché en el 28, tras una pifia de aquel Diogo Verdasca todavía verde en sus quehaceres, encarrilaron un partido al que como si fuera una servilleta, el Zaragoza dio la vuelta y pudo incluso ganar.

Por medio de Mikel González a la salida un córner, los aragoneses iniciaron la remontada que acabó en tablas. El defensa vasco engatilló el balón puesto por Oliver Buff, pasado al segundo palo, con una volea propia de delantero centro que atravesó el revuelto de futbolistas formado en el área y no pudo detener Juan Carlos. El primer paso estaba dado, y Alberto Zapater remataría la faena antes del paso vestuarios.

La fantástica diestra a balón parado del capitán zaragozano, que ya había avisado al inicio de partido con una falta enderezada a la escuadra repelida entre el guardameta azulón y la madera, repitió factura y esta vez el cuero sí agitó las redes. Un misil, calcado al que había ejecutado al principio del partido, que despertó la euforia del zaragocismo sobre el césped, en el banquillo, en la grada y a través de la pantalla. Borja Iglesias pudo completar la remontada ante el equipo de Juan Antonio Anquela, pero el delantero todavía estaba en proceso de inyectar la pólvora a su arcabuz.

Retos por delante

Imanol Idiakez y sus guerreros partirán mañana a las 8:20 en autobús desde la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza camino de una nueva batalla en el Carlos Tartiere. La búsqueda de la primera victoria lejos de La Romareda en la presente temporada continúa, después de que en la localidad catalana de Reus el artefacto ofensivo zaragocista no terminara de explotar.

Los aragoneses llegan a Oviedo reforzados en este sentido, ya que en el empate contra Las Palmas del pasado fin de semana, el Zaragoza pudo marcharse al descanso goleando. Efectuó 15 remates a lo largo del encuentro, pero solo pudo batir a Raúl Fernández en un rechace cazado por Álvaro Vázquez tras un disparo al poste de Pombo. Las numerosas ocasiones no se concretaron, pero la sensación es cuanto menos esperanzadora. Una delantera que Marc Gual, el tercer ariete en discordia, catalogó ayer como "la mejor de Segunda División".

Así pues, esta visita al Carlos Tartiere desenmascara nuevos retos. Por un lado, abrir la veda de victorias fuera de casa y por otro, materializar las buenas vibraciones que chispean en la atmósfera zaragocista. El punto de inflexión se antojaría clave en este inicio liguero. Aparte de los objetivos que marcan la actualidad del conjunto aragonés, los tres puntos supondrían la segunda victoria del Zaragoza en Oviedo en este siglo XXI, decorando la memoria histórica de este curioso desplazamiento.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión