Delmás, debilitado por la amigdalitis, corrió ya a solas con el balón

Por fin, 6 días después de iniciarse los trabajos de pretemporada del Real Zaragoza (primero en la Ciudad Deportiva y esta semana en Boltaña), este martes pudo verse durante unos minutos a Julián Delmás sobre el césped del campo de entrenamientos. Una fuerte amigdalitis lo ha dejado K.O. desde el regreso de las vacaciones y ha debilitado su organismo de manera perniciosa para los mínimos que necesita un deportista de élite. Y su reingreso en las tareas del grupo tendrá que ser progresivo, poco a poco, invirtiendo dos o tres días como mínimo hasta alcanzar un punto de forma física que le permita trabajar sin mermas.

Delmás acudió al campo de Villaboya de Boltaña esta mañana para probarse. Trotó apenas 5 minutos en compañía del preparador físico Javier Chocarro. Caminó con un balón en los pies varias veces alrededor del terreno de juego, midiendo sensaciones, recuperando hábitos. Y, enseguida, a guardar.

Quienes han padecido de anginas alguna vez en su vida saben la sensación de flojera que queda después de atravesar un episodio severo de inflamación de las amígdalas. Del batacazo físico que sufre el organismo tras la fiebre, el tratamiento de choque y el desagradable aderezo del dolor de garganta permanente y las dificultades constantes para comer y beber, día y noche. Ahí está precisamente ubicado Julián Delmás ahora mismo. Saliendo de ese revolcón, ajeno al puro fútbol, alejado de una lesión muscular u ósea propia del papel de futbolista, pero que tiene unos efectos devastadores para un jugador con otro origen bien distinto, el de una enfermedad común.

El primer paso ya está dado. Delmás ya ha roto a sudar ligeramente en la hierba de Boltaña. Pero tiene toda la pinta de que para él, este verano en el Pirineo, va a pasar prácticamente en blanco. No tiene el cuerpo aún para entrar en materia con el equipo que dirige Idiakez y eso quedará pendiente para la semana próxima, ya de nuevo en Zaragoza.