Dentro del tortuoso paso del Real Zaragoza por la Segunda División, una categoría en la que comenzará en unas semanas su sexta temporada consecutiva, hay una constante que se ha repetido: la inestabilidad. La inestabilidad en el banquillo, en la plantilla y, especialmente, en la portería, una posición en la que han desfilado hasta ocho guardametas en los últimos cinco años. Una posición delicada, fundamental en el sistema defensivo y especialmente vigilada por la afición zaragocista, exigente como pocas con los inquilinos de la portería. Ser portero titular de éxito en La Romareda es históricamente una tarea complicada.

Sin embargo, esta temporada el escenario será diferente. El Zaragoza ha conseguido por fin cerrar su puerta días antes del inicio de la pretemporada y, por primera vez en este ciclo, los dos guardametas del año anterior continuarán en la plantilla en una clara apuesta por el proyecto iniciado hace un año desde la dirección deportiva. Cristian Álvarez y Álvaro Ratón volverán a ser los encargados de colocarse los guantes tras la feliz renovación por dos temporadas del argentino y la continuidad del gallego, con contrato en vigor hasta el 30 de junio de 2019.

Especialmente significativa es la continuidad de Cristian, un guardameta que cayó de pie como pocos en La Romareda y que el curso pasado exhibió un nivel muy por encima de la media de la categoría. Su sobriedad bajo palos, su capacidad para resolver situaciones comprometidas y sus milagrosas paradas, convertidas en habituales cada jornada, le sitúan hoy como una pieza fundamental del nuevo Zaragoza. Que el equipo aragonés cuente en su plantilla con uno de los mejores -si no el mejor- especialistas de la categoría es un gran punto de partida para comenzar la pretemporada.

Su segundo será Álvaro Ratón, un portero que ha demostrado ser competitivo siempre que el escenario se lo ha demandado. En dos temporadas ha disputado 29 encuentros y desde su rol de teórico guardameta suplente está muy bien ponderado en la estructura interna de la plantilla. Juntos componen un dúo muy superior a la media de Segunda División en un puesto desde el que se pueden capturar muchos puntos a lo largo de las 42 jornadas del campeonato, tal y como demostró el argentino en las visitas a Pamplona, Gijón o Tarragona, donde el Zaragoza sumó triunfos vitales para disputar después la promoción de ascenso.

Antes que Cristian y Ratón, la portería zaragocista fue una carrusel de nombres con un rendimiento más o menos cuestionable: desde Leo Franco a Sebastian Saja pasando por Whalley, Manu Herrera o Irureta. Hay que remontarse a las temporadas 2011-2012 y 2012-2013 para encontrar en Roberto Jiménez el último guardameta que disputó dos temporadas consecutivas con la vitola de titular. Cristian Álvarez, con la compañía de Álvaro Ratón, cambiará este curso la historia de la portería zaragocista.