La suma de los censos de 7 ciudades con equipos en Primera equivalen al de Zaragoza

Todos los habitantes juntos de Leganés, San Sebastián, Getafe, Gerona, Huesca, Villarreal y Eibar superan ligeramente los 700.000 con que cuenta la capital aragonesa.

Un lance del Rayo Vallecano-Huesca de este pasado curso.
La suma de los censos de 7 ciudades con equipos en Primera equivalen al de Zaragoza
Enrique Cidoncha

7 de las 15 ciudades con equipos en Primera División, prácticamente la mitad, no llega a los 200.000 habitantes en su censo: Leganés, San Sebastián, Getafe, Gerona, Huesca, Villarreal y Eibar están por debajo de esa cifra. Incluso, 4 de ellas, no alcanzan los 100.000: Gerona, Huesca, Villarreal y Eibar.

Son 15 ciudades y no 20 (el número de componentes de la división) porque, en el caso de la categoría máxima, hay algunas de ellas que acogen a más de uno en su término municipal. Madrid tiene 3 (Real, Atlético y Rayo Vallecano), Barcelona tiene 2 (Barça y Espanyol); Valencia otros 2 (Valencia y Levante); y Sevilla otros 2 (Sevilla y Betis).

Lo único que, en un primer vistazo al asunto, parece razonable en el componente cromosómico del reparto de equipos de la Primera española en 2018 es, precisamente, que esas 4 grandes ciudades estén en su estructura, porque son las 4 que abren el escalafón demográfico español. Madrid (la 1ª), con 3,2 millones de personas; Barcelona (2ª), con 1,65 millones; Valencia (3ª), con 790.000; y Sevilla (4ª), que anda a la par que Zaragoza, con 700.000. A partir de ahí, el microscopio empieza a mostrar rarezas.

La siguiente urbe representada en Primera es ya la 10ª, Bilbao, con sus 350 habitantes. Y después, y gracias a que ha ascendido in extremis contra pronóstico, el salto es a la 13ª, Valladolid (300.000 registrados en su padrón). Le sigue Vigo (14ª), que tiene 295.000 ciudadanos en su casco urbano y pedanías. Y la corta lista de ciudades grandes o medias-grandes en Primera la cierra Vitoria (17ª de España), con sus 247.000 censados.

El resto de ciudades que verán Primera División el año son de tamaño pequeño o muy pequeño. En este grupo de 7 lugares con menos de 200.000 habitantes, la más poblada es Leganés, municipio del cinturón-dormitorio de Madrid (33º del país), que tiene 188.000 ciudadanos en su ayuntamiento. Le sigue San Sebastián (34ª), con pocos menos, 187.000. La cadena la engarza Getafe (35ª), emplazamiento gemelo a Leganés, al sur de Madrid, con 180.000 personas en sus edificios.

Y el cuarteto que queda por apuntar son las ciudades que no tienen más que decenas de millar en su población. Gerona (63ª ciudad española), con 99.000 habitantes; Huesca (139ª) con 53.000; Villarreal (145ª) con 51.000; y Eibar (279º municipio de España), con solo 28.000 personas viviendo en su término.

Entre todos los habitantes de estas 7 ciudades de Primera División, prácticamente la mitad de sus sedes, suman 786.000 habitantes. Un volumen poblacional que equivale prácticamente al potencial demográfico de Zaragoza. Todos ellos cabrían en la trama urbana zaragozana. Puesto en pasiva, Zaragoza es tan grande como Leganés, San Sebastián, Getafe, Gerona, Huesca, Villarreal y Eibar, todas en un mismo paquete. 

Todos los habitantes de Huesca, Villarreal y Eibar equivalen a los que habitan en el barrio de Delicias. Si se suman los de Gerona a esas tres ciudades, la equivalencia se asemejaría al censo de Delicias y Las Fuentes.

13 ciudades de Segunda -14 si subiera el Cartagena en su promoción ante el Extremadura, aún por resolverse- son más grandes (la mayoría de ellas mucho más), que 7 de Primera, la mitad de las de la máxima categoría.

Las 7 ciudades más pobladas de Segunda (Zaragoza, Málaga, Palma de Mallorca, Las Palmas de Gran Canaria, Córdoba, Gijón y La Coruña) suman casi 3 millones de habitantes, 2.915.000 exactamente. En contraposición, las 7 menos habitadas de Primera (Leganés, San Sebastián, Getafe, Gerona, Huesca, Villarreal y Eibar) no pasan de los citados 786.000. La diferencia es brutal, con más de 2 millones de personas, 2.129.000 en concreto, que tienen a mano, en su ciudad, un equipo histórico en Segunda, respecto de quienes cuentan con un, mayoritariamente, equipo novedoso en la élite que hace poco estaba uno o varios escalones más abajo en el escalafón del fútbol español.

Datos firmes, concretos, rotundos, objetivos. El fútbol español tiene determinadas piezas montadas en su motor de manera anormal. El devenir de los acontecimientos en los últimos tiempos está generando malformaciones singulares que, a corto plazo, generarán cortocircuitos en su funcionamiento interno. La macroeconomía, los flujos dinerarios, por más lógica que pueda imperar en las teorías, asertos y planes de desarrollo, necesitan cada cierto tiempo revisiones drásticas para no entrar en círculos viciosos de imposible solución. Ahí está La Liga.

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