Es una de las preguntas más candentes entre el zaragocismo tras morir prematuramente la temporada en curso, la 2017-18: ¿Seguirá Cristian Álvarez siendo el portero del Real Zaragoza la temporada que viene? El argentino ha enamorado a la afición aragonesa. Se ha ganado un puesto entre los favoritos por su sobresaliente rendimiento, que lo ha convertido en el guardameta más decisivo de las últimas décadas, donde esa posición siempre estuvo ocupada por múltiples protagonistas que no llegaron nunca a cuajar ni a enraizar entre la hinchada por motivos diversos.

El sudamericano, que ha resucitado para el fútbol de élite este año en Zaragoza tras pasar un año sabático por voluntad propia (motivos familiares y particulares), maneja ofertas de Primera División, de nivel superior a la Segunda en la que se ha quedado atascado una vez más el cuadro blanquillo. Y eso es un serio inconveniente para que Lalo Arantegui, el director deportivo de la SAD zaragocista, logre que Álvarez siga bajo los palos de La Romareda.

Lalo fue sibilino al explicar lo que él piensa que puede acabar sucediendo en las próximas semanas. "Cristian, en los últimos días, manifestaba que esto era imposible de superar", espetó el ejecutivo con aire enigmático. ¿Sugiere que Cristian Álvarez considera que su etapa en el Zaragoza ha tocado techo y, por ello, va a buscar nuevos horizontes?

La frase del argentino encierra mucha sustancia. Y, en esa línea, prosiguió Lalo interpretando este etéreo momento respecto del cancerbero zaragocista. "Cristian es un chico con mucha delicadeza. Creo que no se deja llevar por aspectos superficiales del fútbol. Lo demostró en su vida anterior y lo ha demostrado en Zaragoza. Tiene dos años más de contrato y, obviamente, el club le abrirá las puertas si el quiere quedarse. Estaríamos encantados", dijo Arantegui, escribiendo entre líneas que, en efecto, Álvarez baraja seriamente marcharse.

Cierto es que, con ese matiz contractual, que lo une al Real Zaragoza documentalmente, para que Cristian Álvarez se vaya a un equipo de Primera es necesario que el club aragonés reciba un dinero importante, el de su desenganche legal. Unos buenos euros. "Tampoco es fácil llegar y pagar la cláusula de los jugadores. Nosotros estamos arropados, estamos respaldados en todos los sentidos. Pero, a partir de aquí... ha ocurrido con el entrenador y puede ocurrir con cualquiera. Si vienen y pagan la cláusula de rescisión, se puede ir cualquiera", reconoció Lalo.

En definitiva, que el Real Zaragoza estaría encantado de que Cristian Álvarez continuara siendo su portero en lo sucesivo. Incluso estaría dispuesto a subir el tiro de su salario, de su ficha, renegociándola hasta donde le den las fuerzas financieras a sus presupuestos para la plantilla. Pero también es cierto que el mercado de porteros tiene al argentino en un puesto principal del escaparate para muchos equipos de rango superior, hoy en día, al zaragozano. Cristian Álvarez es un lamín que difícilmente se quedará sin pretendientes serios de aquí a agosto. Solo queda esperar acontecimientos. No está en buena posición el Real Zaragoza en este asunto, al menos en términos puramente deportivos. Otra cosa es que, si al final se marcha, la recompensa económica alivie en parte la abolladura futbolística que generará su adiós.

Por el momento, ya sabemos que "Cristian, en los últimos días, ha manifestado que esto era imposible de superar". O sea, que si siguiera aquí, mantener su altísimo nivel de solvencia será un reto de complicado cumplimiento. Al menos es un punto de partida para hacerse una idea de cómo están las cosas a esta hora.