La puerta de la final

El Real Zaragoza se mide esta tarde en La Romareda con el Numancia, en el segundo partido del ‘play off’. El equipo aragonés cuenta con cierta ventaja, después de empatar a un gol en Soria, en el choque de ida.

Los jugadores del Real Zaragoza, entrenándose este jueves.
Los jugadores del Real Zaragoza, entrenándose este jueves.
GUILLERMO MESTRE

Éste es para el Real Zaragoza el acceso último y definitivo a la final de la promoción de ascenso a Primera División: el partido de esta tarde, frente al Numancia, en el estadio de La Romareda, a partir de las 18.00 horas. Bien podría decirse que, en principio, no se trata de un paso en exceso estrecho, angosto, para el bloque aragonés, sino que se adivina una vía con ciertas holguras, sin que de ello quepa inferir que esté permitida alguna suerte de relajación, y, mucho menos, un modo frío o displicente.

Las ligeras ventajas que cabe apuntar en favor de la escuadra de Natxo González traen causa de dos razones fundamentales. La primera, el resultado obtenido por el Real Zaragoza el pasado miércoles, en el estadio de Los Pajaritos, en el primer duelo de esta eliminatoria de ‘play off’. La segunda razón debe buscarse en motivos que están fuera del terreno de juego: en el ambiente que envolverá el partido y en el calor que desprenderá la grada. Estas dos variables constituyen de alguna manera el marco general del encuentro.

Dentro de estos grandes límites, al Real Zaragoza le valen algunos mínimos, como pueden ser el empate a cero goles con el que arranca el partido o una igualada a un tanto tras el tiempo de prórroga, porque entonces se aplica como factor desequilibrante la clasificación obtenida en la fase regular del campeonato y no se lanzan penaltis.

Ni Natxo González ni sus jugadores se plantean la contienda, en todo caso, con ánimos especulativos o con los estilos que eran comunes en el viejo Calcio. Por su mente pasa la idea de ser fieles a sí mismos, a las ideas y planteamientos que los han traído a este punto de intensa ilusión colectiva y a la posibilidad real de regresar a la élite del fútbol de nuestro país, después de cinco temporadas consecutivas de travesía por el desierto de la Segunda. La única variante de peso en este sentido es que el tiempo corre a favor del Real Zaragoza.

Dicho de otro modo: el consumo de minutos sin que ocurran asuntos relevantes en la trama del partido sólo encuentran un beneficiario. Al Numancia, en consecuencia, no le queda más alternativa que asumir iniciativas, tomar riesgos o impulsar factores que de alguna forma modifiquen el ‘statu quo’ que quedó fijado el pasado miércoles, después de la celebración del encuentro de Los Pajaritos.

Por lo que respecta a las alineaciones probables en uno y otro equipo, raro será que se produzcan variaciones relevantes. En el Real Zaragoza quizá haya que apuntar el factible regreso de Alberto Benito al lateral derecho, en detrimento, en este caso, del joven canterano Julián Delmás.

En cuanto toca al denominado factor Romareda, es más que segura su aplicación y vigencia. La afición aragonesa llenará el estadio según corresponde a los momentos cruciales y determinantes de la historia del club. Empujará con todo, como lo viene haciendo desde semanas atrás, para que su inmensa fuerza se vea reflejada en el césped y ayude a la consecución de un resultado que permita seguir volando hacia Primera. Es en su estadio y al amparo de la fe de su afición donde el Real Zaragoza se ha hecho fuerte y ha labrado los méritos que lo han convertido en serio aspirante al gran objetivo de la temporada.

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