Zaragoza y Numancia empatan a uno y dejan todo pendiente para el partido de vuelta

Zapater adelantó a los aragoneses y Guillermo empató enseguida para los sorianos, todo ello en los 5 minutos iniciales. El árbitro escamoteó un claro penalti sobre Papunashvili.

El partido Numancia-Real Zaragoza, en imágenes
El partido Numancia-Real Zaragoza, en imágenes
José Miguel Marco

Dos goles tempraneros, de Zapater y Guillermo, acabaron dando forma a un largo partido entre Numancia y Real Zaragoza en la ida de las semifinales de la promoción de ascenso a Primera División. Fueron la sustancia en el marcador, pero lo más decisivo para que éste no se moviese más fue un claro penalti cometido por el defensor numantino Carlos Gutiérrez sobre Papunashvili antes del descanso que el árbitro, el vasco Gorostegui Fernández, no consideró oportuno señalar pese a su nitidez e, incluso, interpretó erróneamente que el georgiano fingió en esa jugada crucial para el desarrollo del choque.

El partido comenzó efervescente a más no poder. Como una botella de cava agitada a la que le salta el corcho de improviso. En el minuto 4, Zapater hizo el 0-1, un golazo de falta directa por la escuadra, marca de la casa, que ponía al Real Zaragoza por delante en un abrir y cerrar de ojos. Pero apenas un minuto después, sin haber asimilado nadie esta relevante circunstancia del gol aragonés, Guillermo lograba el 1-1 en un afortunado rechazo del palo a disparo de Medina, que le ganó la espalda a Lasure y Verdasca en un balón que nunca debió haber llegado tan profundo nada más sacarse de centro. Fue el inicio eléctrico que define la habitual locura y descontrol de los partidos de promoción de ascenso.

Pero, a partir de ahí, tras ese fulgurante ir y venir de ambos equipos, pareció como si se firmase una tregua tácita. El cuadro zaragocista apostó por el fútbol control. Por tener la pelota más que buscar las diagonales o los pases hacia el área. Y el Numancia se sentía cómodo pertrechado atrás y saliendo como gacelas cuando lograban robar la pelota a los blanquillos tras decenas de controles en zona de nadie. Así se alcanzó el minuto 20, sin que las áreas fuesen pisadas con criterio. Se percibía tensión en muchos jugadores, de ambos bandos. Nervios propios de la cita. El gusanillo en el estómago que atenaza los movimientos normales de cada día ordinario.

En el 21, ese calma tensa la rompió el Numancia, con un pase de Pere Milla al área pequeña que el ratonero Medina no llegó a rematar a bocajarro por centímetros. Replicó enseguida el Zaragoza, para dar muestras de que también tenía cuchillos afilados en vanguardia. Fue Papunashvili el que acabó una contra lanzada por Eguaras sobre Borja Iglesias, pero el remate de rosca del georgiano se marchó alto por poco en el minuto 26.

Los dos equipos intentaban manejar los tiempos, llevar el timón a su albedrío, pero sin llegar a rematar ninguna de sus iniciativas. El Zaragoza abusaba del pase largo sobre un activo Borja Iglesias, que volvió loco a Carlos Gutiérrez, amonestado desde pronto. Pombo filtraba de espaldas buenas pelotas, pero faltaba afinación en el momento culminante. Eguaras estaba guadianesco; y Zapater y Ros subían balones más con corazón que con eficacia. El Numancia probó de nuevo a Cristian Álvarez de forma esporádica, en el 35, con una falta muy lejana que lanzó Íñigo Pérez (al menos 30 metros de distancia) que atrapó bien el argentino con el peligro que tuvo siempre el suelo mojado por la fuerte lluvia caída desde una hora y media antes del partido.

Y en el 40 llegó la jugada clave, quizá de todo este cruce entre el Numancia y el Real Zaragoza. Vayan ustedes a saber. Un penalti como una catedral sobre Papunashvili, zancadilleado claramente por Carlos Gutiérrez en una incursión con márchamo de gol en el área del internacional por Georgia. Era, además, la segunda amarilla para el central local. Pero Gorostegui Fernández, blandito e impersonal en un partido tan rusiente, dijo verlo al revés. Amonestó a Papu por supuesto piscinazo y sancionó lo que él consideró fingimiento. Craso error al que nadie entre los protagonistas del Zaragoza daba crédito en ese instante. Ya dos minutos antes no había querido ver un agarrón continuado de Markel Etxebarría a Grippo a la salida de un córner, que también era penalti.

Y así se llegó al descanso. Con más temores y precauciones que gestos de valentía en ambas escuadras. Y con un marcador que, pudiendo ser mucho mejor para el Zaragoza, tanto por haberse adelantado enseguida como por esa última y polémica acción del penalti no señalado, no era del todo malo en un sistema de competición de eliminatoria.

En el segundo tiempo, la primera ocasión de gol, triple en la misma jugada, la generó el Zaragoza en el minuto 49. Tras una penetración de Lasure, Papunashvili remató en el área provocando el rechazo de Aitor Fernández; Borja Iglesias no logró empalmar ni controlar en el punto de penalti con todo a favor; y Javi Ros, llegando de escoba al segundo palo, disparó sobre el cuerpo del portero local que envió el balón a córner. Para no perder la costumbre del duelo, el Numancia reaccionó enseguida y fue Medina, en el 51, quien culminó con un chut fuera en el área un pase atrás de Mateu en el área aragonesa. De nuevo, el formato del partido era de causa-efecto, de acción-reacción.

Natxo movió ficha a falta de media hora, introduciendo en juego a Febas en vez de Ros, en busca de mayor fluidez con el balón. Los efectos inmediatos fueron un intento de chilena fallido de Borja Iglesias en el 66 y un remate flojo de Pombo en el área que paró bien Aitor Fernández. El Numancia, que iba de capa caída, fue revitalizado por Arrasate con el ariete Higinio, que ocupó el puesto del goleador Guillermo. También saltó al campo Buff en vez de Papunashvili, amonestado y revolucionado, que corría serio peligro disciplinario vista la actitud casera de Gorostegui en diversas acciones discutibles. Y así se alcanzó el último cuarto de hora, con un ambiente de creciente nerviosismo en las gradas que se trasladó al césped.

El partido se alborotó, reinaron las faltas. Nadie fue capaz de domar la pelota. El técnico local provocó el revulsivo de la afición numantina con el tercer cambio, pues metió en danza a Julio Álvarez, el veterano mediapunta que no había jugado nada durante toda la temporada por culpa de una grave lesión. Buscaba una falta al borde del área y, de paso, enervar los ánimos de la afición soriana en pos del gol del triunfo. Lo primero no ocurrió y lo segundo, pese a que sí animó a Los Pajaritos de entrada, no surtió efecto positivo alguno para los rojillos. El Zaragoza, bien colocado atrás y con un Febas hiperactivo en sus minutos de refresco, importante tanto al corte como en las salidas al contragolpe, alcanzó el final del duelo con cierta comodidad.

La resolución de la eliminatoria queda pendiente, por lo tanto, de lo que suceda el sábado en La Romareda en el partido de vuelta. El empate, ese 1-1 donde el gol de Zapater es oro molido por su valor a domicilio, da una pequeña ventaja a los zaragocistas. Pero nada decisivo. Esto tendrá que resolverse en terreno aragonés en 72 horas.

Ficha Técnica

CD Numancia: Aitor Fernández; Markel Echeberría, Escassi, Carlos Gutiérrez, Saúl; Íñigo Pérez, Diamanka; Medina (Nieto, 73), Pere Milla (Julio Álvarez, 82) Marc Mateu; y Guillermo (Higinio. 70).

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás, Grippo, Verdasca, Lasure; Eguaras, Javi Ros (Febas, 61), Zapater, Papunashvili (Buff, 70); Pombo (Toquero, 86)y Borja Iglesias.

Árbitro: Gorostegui Fernández (Comité Vasco). Amonestó a Carlos Gutiérrez (27), Papunashvili (40), Pombo (34) y Zapater (80).

Goles: 0-1, min. 4: Zapater. 1-1, min. 5: Guillermo.

Incidencias: Noche lluviosa y fresca en Soria, con 13 grados. El césped de Los Pajaritos presentó un excelente estado. En los graderíos hubo un lleno casi total pero, con todas las localidades vendidas sobre un aforo total de 9.000 espectadores, no todas se ocuparon. Más de 500 zaragocistas asistieron al partido.

Vea aquí el minuto a minuto del partido Numancia-Real Zaragoza.


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