Asalto a la tercera plaza

El Zaragoza busca en Barcelona un triunfo que le permita mejorar su clasificación antes del ‘play off’.

Los futbolistas del Real Zaragoza, durante uno de los rondos organizados por Natxo.
Los futbolistas del Real Zaragoza, durante uno de los rondos organizados por Natxo.
Raquel Labodía

Aunque los días de ensueño están aún por venir, al Real Zaragoza todavía le queda cumplimentar cierto papeleo en la liga regular. Este sábado, visita el Miniestadi, al descendido filial del Barça, con una tarea pendiente, algo más relevante, eso sí, que un trámite incómodo y forzoso: asaltar la tercera plaza final, un colofón de bronce a una temporada que le permita el viento de cola en la inminente promoción, con todo lo que conlleva. Desde el factor campo al factor desempate. Ser tercero equivale a jugar las vueltas de las dos eliminatorias de ascenso en La Romareda –un asunto eso sí que no es garantía de nada–, pero sobre todo a salir beneficiado y ganador de un posible empate, ya que no hay tandas de penaltis (sí prórroga). Para eso, el Zaragoza debe vencer al Barça B y aguardar una derrota del Sporting en Córdoba. Si es tercero, su estreno en la promoción de ascenso sería el miércoles, en destino aún por determinar (Cádiz, Valladolid, Pamplona, Soria u Oviedo), con la vuelta el sábado en La Romareda. En cambio, si no sube posición este sábado, jugaría fuera el miércoles y en su casa el domingo.

El partido de Barcelona, contra un adversario descendido, sin nada en juego, y con la serenidad que produce haber escrito ya la letra gorda del primer objetivo, aparece como una oportunidad ideal para que Natxo González remueva la alineación y vista a su equipo con la ropa del fondo de armario. Más que un alivio físico, esa rotación se enfocaría hacia el alivio emocional, un descanso mental que, en todo caso, no debería conducir al Zaragoza a distensiones o relajaciones competitivas: más que nunca, antes de un periodo ardiente de exigencia como una promoción de ascenso, el grupo, el equipo, debe mantener el tono competitivo. Por eso, el entrenador, aunque introducirá novedades, en especial en jugadores sobrecargados de minutos o apercibidos de sanción, procurará conservarle al Zaragoza una figura reconocible. En parte, lo tiene sencillo, pues si en algo ha destacado su escuadra en su formidable segunda vuelta (44 puntos que pueden ser hasta 47 si gana hoy) ha sido por ser algo más que una alineación fija de once futbolistas.

La sanción amenaza a cuatro jugadores, tres de los cuales, curiosamente, ocupan la misma zona del rombo de Natxo, los mediapuntas Febas, Buff y Papunashvili. El otro es Mikel González. Saturado de minutos llega gente como Eguaras, Zapater, Verdasca, Borja Iglesias o el propio portero Cristian Álvarez. Algunos de ellos recibirán descanso. Si parece segura la renovación total de la defensa, con Grippo ya disponible. Natxo, así, tiene a todos listos, aunque Guti está trabajando con el semáforo en ámbar por culpa de una pubalgia.

Enfrente, el Zaragoza tendrá hoy al Barcelona B, plantilla más cara de la categoría, poblada de grandes jugadores, jóvenes, prometedores y con talento, pero que no ha terminado de carburar. La prueba para el equipo de Natxo González estará también en la recuperación de su pegada y fiabilidad fuera de casa, justo en la antesala de entrar en las dos semanas que tanto tiempo todo el Zaragoza lleva esperando y soñando.

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