En el Mini Estadi, la baza de últimas: la más importante del guiñote

La promoción es el arrastre, al que conviene llegar con los mayores triunfos en la mano: el tercer puesto es el as de cara a la promoción, quizá el que dé la partida el último día.

Mini Estadi del FC Barcelona, donde el Real Zaragoza concluirá la liga el próximo sábado ante el filial azulgrana.
Mini Estadi del FC Barcelona, donde el Real Zaragoza concluirá la liga el próximo sábado ante el filial azulgrana.
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En medio de la alegría aún viva tras la consumación de un puesto en la promoción por parte del Real Zaragoza al ganar el domingo al Valladolid en la fiesta de La Romareda, cuando la semana ha nacido con despistes extemporáneos como el destalento que supone hablar de fichajes de Segunda cuando el 'leitmotiv' del zaragocismo es, desde hace días, el hecho de que se está optando a subir a Primera, viene a resultar que al equipo aragonés aún le falta un partido de la liga regular que acometer para redondear su clasificación final. Y es el sábado. En Barcelona. Contra el filial del Barça, que se ha ido a Segunda B pese a ser una de las plantillas más caras de la categoría.

Quedan, por lo tanto, solo cuatro días para semejante cita, que no debería ser considerada menor. Porque, sencillamente, no lo es. Al contrario, es muy relevante de cara al futuro inmediato del Real Zaragoza en la fase promocional hacia la Primera División. Así lo será si los zaragocistas logran ganar en el Mini Estadi azulgrana y les combina ese triunfo final con la derrota del Sporting de Gijón en Córdoba, duelo donde los andaluces se juegan la vida, el hecho de eludir el descenso al infierno fuera del fútbol profesional. Entonces, el Zaragoza acabará 3º y desbancará al rival asturiano, que caerá al 4º puesto. Asunto que tiene un valor excepcional en la logística de cara a la disputa de los partidos de la promoción, por el factor campo y, sobre todo, por la prevalencia, en caso de empate en la eliminatoria, de la clasificación liguera.

Los 3 puntos en Barcelona tienen tanto valor como los 68 que ya tiene en sus alforjas el Real Zaragoza a falta de solo 90 minutos para concluir el torneo. No son secundarios, pese a que la euforia generada por el pasaporte que otorgó a los zaragocistas el éxito ante el Valladolid para jugar con seguridad el 'play off' parece invitar a muchos a darse por satisfechos con la 4ª plaza, que ya es firme como mínimo en el balance blanquillo.

En una partida de guiñote, el juego estaría aún vivo. Y Barcelona es la baza de últimas. La más importante del juego. La previa al arrastre. Donde el descarte es un arte y, sobre todo, quedarse con cuantos más triunfos sea posible en la mano resulta crucial en la resolución del lance. De cómo se juegue de últimas depende, en gran medida, lo que viene al final. Y, como guinda, está el plus de llevarse las diez de últimas, la baza postrera, que tiene ese premio extra. Y poder ser 3º es todo esto para el Real Zaragoza actual.

Esas diez de últimas podrían ser el arrastre perfecto. Poder jugar la promoción con todos los triunfos posibles en la mano y perfectamente descartado. Con 'todos los factores campo' a favor, sin excepción, sabiendo que la vuelta siempre se jugará en La Romareda, tanto en la semifinal como en la final, sea quien sea el rival de turno. Y, especialmente, con todos los 'factores desempate' en el bolsillo del Real Zaragoza, que no solo subiría a Primera ganando sus eliminatorias, sino simplemente empatándolas (en la promoción no hay tandas de penaltis, en caso de igualada tras la prórroga gana el mejor clasificado en la liga regular).

Ante esta opción, abierta y en juego en la noche de este sábado próximo cuando se dispute la jornada 42ª y definitiva, ¿caben devaneos sobre alineaciones de suplentes, menos habituales, actitudes conservadoras y de reserva de cara al primer partido de la promoción o demás dislates que vienen brotando desde el domingo pasado tras derrotar al Valladolid?

Con un ejemplo en pasiva se entenderá mucho mejor el valor de estos 3 puntos en Barcelona. Imaginemos que el Zaragoza no los consigue y que, simultáneamente, el Sporting pierde en Córdoba, por lo que el sentimiento de resquemor por la oportunidad perdida se instauraría irremediablemente por no haber sido capaces de alcanzar la 3ª posición final. Y que, en el arrastre del guiñote de la promoción, la cosa deriva en una final Sporting-Real Zaragoza, o sea, 3º contra 4º. Y que, una vez ahí, en la baza culminante, con las diez de últimas del ascenso como premio supremo para ganar el coto, gijoneses y zaragocistas acaban su cruce a ida y vuelta empatados a todo... y lo que define el ascenso es la clasificación de la liga. No hay más que decir.

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