El Real Zaragoza lleva manifestando en varios partidos una misma curva de rendimiento: primeros tiempos de alta nota, de rentabilidad en la mayor parte de los casos en el marcador, pero una depresión manifiesta en las segundas partes que lo llevan a sufrir en demasía e, incluso, a perder sus ventajas iniciales. El duelo ante el Sporting de Gijón fue el reciente y más claro ejemplo de esa conducta. Pero pasó antes en Reus, o en La Romareda frente al Almería, o en Vallecas. Es algo tan obvio que el entrenador, Natxo González, se puso manos a la obra el pasado lunes para intentar reconducir este vicio a partir del próximo choque, el de Cádiz en apenas 48 horas.

"Sí. Suele ocurrir cuando vamos por delante en el marcador. Nos pasó en Reus, el otro día contra el Sporting, que es un equipazo que está dos escalones por encima de nosotros... es una de las cosas que tenemos que mejorar. Lo de las segundas partes ha sido el asunto clave del análisis de la semana", reconoció el técnico vitoriano en la rueda de prensa de este sábado, previa a la cita en el Carranza.

"No podemos perder el control del partido como lo perdimos el otro día. Si tenemos el marcador a favor, es normal que el rival se venga arriba y te pueda dominar en muchos momentos. Pero no podemos perder el control absoluto, como lo hicimos. Nos hemos centrado en eso estos días", redundó para remarcar la importancia que tiene este aspecto mental en el futuro inmediato del Real Zaragoza, cuando la liga va a definirse.

"Hemos de dar respuesta a esto. Si queremos conseguir objetivos bonitos, debemos dar mejor respuesta a esos momentos. Está muy bien ponerse por delante, pero hay que saber dar respuesta. Y en muchos momentos no lo estamos haciendo", prosiguió Natxo en su sincero análisis de situación. Una reiteración de episodios que, de no hallar solución inmediata a partir de Cádiz, podría ocasionar problemas indeseados al equipo zaragocista en las últimas 4 jornadas ligueras.

Natxo González, como máximo responsable del vestuario, está sufriendo sobremanera desde la banda (o en el palco, cuando ocurrió en Reus y estaba expulsado) cuando este efecto de concentración y rendimiento depresivo se apodera del grupo tras los intermedios. Por decantación, ese padecimiento también llega a las gradas, a la afición, a todo el mundo que siente el Real Zaragoza y ansía culminar esta dura temporada con éxito. Por eso, en el colofón de su diagnóstico, hizo alusión al corazón, a las taquicardias, a las cardiopatías que este inconveniente está generando semana a semana desde hace un mes. De hecho, el último partido que ofreció un Zaragoza constante, con resolución positiva en los minutos finales, fue el derbi en La Romareda ante el Huesca.

"Estamos teniendo corazón, sacrificio. Y emplear el corazón está bien... pero hay que cuidarlo. Todo ese corazón que pusimos el otro día contra el Sporting nos ha pasado factura esta semana, con el desgaste que tuvimos", indicó con picardía, aludiendo a las múltiples molestias musculares que han arrastrado varios jugadores importantes del equipo en los últimos días de trabajo.

"El corazón hay que dejarlo fresco, fresco. Para cuando lleguen momentos en los que sea decisivo. Lo vamos a necesitar fresco y al cien por cien de su capacidad", expuso con intención para que sus muchachos lo apliquen ya este lunes en el estadio Carranza (21.00) ante el Cádiz. El objetivo principal, al margen de sumar los 3 puntos, es por lo tanto alcanzar el epílogo del partido en campo andaluz con el control del juego en poder zaragocista. Sin histerias ni sudores fríos interminables.