Reus, el primer empate dentro de la racha creciente del Real Zaragoza

Hacía 3 meses que el zaragocismo no sentía la sensación de la igualada

Parte de la afición zaragocista en las gradas del estadio de Reus este viernes.
Reus, el primer empate dentro de la racha creciente del Real Zaragoza
Tjerek Van der Meulen

El 3 de febrero, tras el ácido 1-1 en Alcorcón -por su feo formato de juego y, pese a puntuar, por sus malas repercusiones en la clasificación- el Real Zaragoza tocó suelo en la tabla este año. Nunca estuvo peor en aquellos tiempos de dudas. Y es que, en la ya avanzada 25ª jornada, después de igualar su duelo en el sur de Madrid, el cuadro aragonés concluyó clasificado en la zona baja, 16º a solo 2 puntos de los puestos de descenso a Segunda B. Fue un día en el que se encendieron las alarmas porque, además, la afición reaccionó por primera -y, al final, única- vez señalando al entrenador, Natxo González, y a los jugadores en medio de un enfado monumental en la pequeña grada del campo de Santo Domingo.

Pero, curiosamente, fue ahí donde el Real Zaragoza halló, sin saberlo entonces, su punto de inflexión a 5 meses de malos pasos. Ya antes de viajar al campo alcorconense, los Natxo González habían salvado dos 'finales' en La Romareda al inicio de la segunda vuelta, ganando por sendos 1-0 a Tenerife y Córdoba. Pero la derrota por 2-1 en Granada, entre una y otra, había dado hilo de continuidad a la zozobra heredada de antes del parón navideño. Y, de paso, había impedido que el despertar zaragocista tuviera forma real antes de lo que sucedió después.

Pues bien, aquel 1-1 de Alcorcón es justamente el antecedente en forma de empate al gemelo 1-1 obtenido por el Real Zaragoza en las últimas horas en Reus. Entre ambos duelos, el resultado de igualada en el marcador no se ha dado nunca en los partidos dirimidos por los zaragocistas dentro de lo que, ya sí, se ha convertido en su firme reacción en la liga que lo ha transportado en 90 días desde las puertas del infierno a la sala de espera del cielo.

Han pasado 12 partidos desde el empate de Alcorcón y el de Reus. Y ahí, el zaragocismo perdió el sabor, el reflejo de lo que significa terminar igualando un choque liguero. Entremedias, se celebraron 9 victorias blanquillas y se rumiaron malamente 2 derrotas. El Real Zaragoza derrotó en ese trecho al Lugo (2-0), al Nástic en Tarragona (0-2), al Oviedo (2-1), al Numancia en Soria (1-2), al Lorca (3-1), al Osasuna en Pamplona (1-2), a la Leonesa en León (0-1), al Huesca (1-0) y al Almería (2-1). Y cayó por 0-1 ante el Sevilla Atlético en La Romareda y, el otro día, por 2-1 en Vallecas frente al Rayo.

Los paladares llevaban casi 3 meses con retrogustos redondos al final de cada partido del Zaragoza. Dulce la mayor parte de los días, amargo en un par de nueces coconas que han salido al paso desde principios de febrero. Por eso, quizá cueste recobrar la interpretación de los empates, sensación siempre imprecisa, dispar, de valoraciones diversas y subjetivas. A unos les sientan mejor, a otros peor. No es lo mismo igualar a cero, que hacerlo a uno después de ir por delante, o igualar a uno remontando la ventaja inicial del adversario...

Son las cosas de los empates. Tan llenos siempre de interpretaciones cuasi leguleyas entre las diferentes faunas y floras que pueblan el macrohábitat del fútbol global. Desde hace prácticamente 3 meses, cuando lo de Alcorcón, no tocaba este debate por Zaragoza. ¿Fue bueno el punto de Reus o se quedó escaso? ¿Sirve sumar un punto en un partido como el del campo del club tarraconense en la exigente recta final de esta liga o es insuficiente e inconveniente para las aspiraciones reales del Real Zaragoza en la zona alta de la tabla? A discutir toca.

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