El Real Zaragoza supera por 2-1 al Almería y retoma la senda de los triunfos

Papunashvili y Borja Iglesias marcaron los goles de la victoria en un partido espeso que se decidió en la segunda mitad. Los andaluces recortaron al final, ya sin tiempo.

Real Zaragoza - UD Almería
Real Zaragoza - UD Almería
Toni Galán

El Real Zaragoza volvió a la zona de promoción de ascenso a Primera División tras superar por 2-1 al Almería, equipo de la parte baja de la clasificación que pelea por la permanencia, en un partido espeso, más complicado de lo que podía esperarse viendo la diferencia de nivel de juego entre los aragoneses y el cuadro andaluz desde el pitido inicial. Papunashvili y Borja Iglesias dieron forma a la ventaja zaragozana ya en la segunda parte. El tanto que recortó la distancia en el marcador lo marcaron los almerienses en el último instante, ya sin tiempo para inquietar a los de Natxo González.

El primer tiempo fue un monólogo absoluto del Real Zaragoza. Apabullante superioridad en la posesión de la pelota, pero con enormes dificultades para hallar espacios útiles en ataque. Recién rebasado el primer minuto, cuando el duelo no había hecho sino comenzar, tuvo lugar una acción decisiva para el desarrollo del juego: le fue anulado un gol a Borja Iglesias, que cabeceó limpiamente un córner de Eguaras a la red, pero Papunashvili estropeó el tanto al intentar remachar en fuera de juego en el área de influencia del portero. El linier y el árbitro consideraron la posición anómala del georgiano y el 1-0 que se celebraba por todo lo alto por su prontitud e importancia en el mismo inicio del duelo.

Se acordó el zaragocismo de ese posible gol que se fue al limbo, pues de ahí al descanso no encontró manera el equipo de Natxo González de romper la maraña defensiva propuesta por Lucas Alcaraz en su nervioso Almería, que pelea por la permanencia con el agua al cuello. Ni una sola jugada de ataque ligaron en condiciones los andaluces, pertrechados todo el tiempo atrás, jugando claramente al 0-0 y a esperar que algún rojiblanco encontrase la aguja en el pajar de La Romareda. El fútbol zaragocista fue muy cadencioso, viéndose dominador por completo del timón, intentando a base de toques y circulaciones de lado a lado desnudar a la zaga almeriense en algún momento de inspiración. Pero ese punto no llegó nunca.

Papunashvili, efervescente en el puesto de mediapunta, gozó de la primera jugada con márchamo de gol en el minuto 15 pero, forzado tras una pared última en el área con Benito, remató sobre el cuerpo de René. Hasta el 27 no llegaría otro amago de éxito blanquillo, en una falta en la frontal del área ensayada que Eguaras picó suavemente sobre la barrera para que Borja Iglesias intentase una volea en semichilena que le salió floja, mordida, a las manos de René. El campo estaba volcado sobre el área visitante, pero faltaban ideas en el momento de la verdad en los Papunashvili, Iglesias y, sobre todo, un alicaído Pombo. Los laterales, Benito y Lasure, ejercían de extremos todo el tiempo por la falta de presión de sus marcas, el exzaragocista Álamo y Fidel, pero no encontraron nunca vías de penetración certeras.

El único disparo a puerta del Almería lo hizo Tino Costa, desde fuera del área, en el minuto 34, bien parado por el aburrido Cristian Álvarez. Pura anécdota en el permanente ademán de ataque zaragocista que fue esa primera mitad. Pombo pudo despertar del letargo en el 37, cuando Papunashvili robó un balón a Morcillo y lo dejó solo para que entrara en el área mano a mano. El canterano decidió mal, remató flojo a la posición del portero, obviando la compañía de Borja Iglesias y el propio Papu en la contra que tenía pintas de gol. Las ocasiones llegaban por goteo, muy espaciadas, sin que se diera una fase concreta de agobio fuerte sobre el marco almeriense. Antes del descanso aún llegaría otra, la última, en una jugada personal de Papunashvili que entró en el área, remató raso con intención y la pelota, tras rozar en un zaguero rojiblanco, se marchó a saque de esquina junto al palo derecho.

La sensación en el intermedio fue extraña. Era evidente que el Real Zaragoza se mostraba enormemente mejor que el Almería, era el dueño del ritmo de juego, pero a la vez se notaba la escasez de clarividencia en los últimos pases para generar la ruptura del marcador. La mitad del partido se había ido ya por el sumidero sin alcanzar ninguna ventaja real de tanta jerarquía en el fútbol desplegado por unos y otros. Y el segundo periodo empezó sin cambios nominales, a la espera de que todo rompiera a hervir por pura naturaleza de las cosas.

Los andaluces comenzaron avisando enseguida de que, quizá, ya no iban a estar todo el tiempo metidos en su cueva. En el minuto 49, Hicham cabeceó un centro de Álamo y Cristian Álvarez paró el primer balón con cicuta que llegaba a su portería. El Zaragoza pareció acelerado en sus primeras aproximaciones a René. Pombo se cayó solo en el área en una jugada interesante. Guti remató alto desde la frontal una dejada favorable. El mismo Guti no dio dirección al balón en un centro raso de Benito que podía haber sido útil poco después. Intentonas con corazón que seguían sin tener el poso necesario, hasta que, en el 56, sí surgió la confluencia astral necesaria para que los de Natxo dieran forma del gol a su poderío en el juego.

Papunashvili hizo el 1-0 en una jugada iniciada con un pase al hueco de Eguaras a Benito, que el lateral culminó con un pase atrás en el área para que el georgiano, tras controlar el balón ante la pasividad sorprendente de la zaga visitante, fusilara con un golpeo duro de zurda, a quemarropa, a René. La tarea principal, la más complicada, que era abrir la lata del Almería, la había logrado el Zaragoza enseguida, sin vivir las prisas del reloj. Una buena cosa, tal y como venía dibujándose la tarde. Natxo aprovechó la euforia del gol para meter en el campo a Toquero en vez del desdibujado, un día más, Pombo. Y, poco después, también retiró al autor del tanto, Papu, cansado por hiperactividad, para darle los últimos 25 minutos a Febas, jugador a recuperar.

El Almería, por fuerza, tuvo que reaccionar. Soleri, ariete recién salido al campo, llegó tarde a un centro que provocó dudas en el área aragonesa. Segundos antes de ser sustituido, Álamo metió una rosca templada desde la derecha que se paseó por delante del marco de Cristian Álvarez sin encontrar rematador. Un par de córners seguidos sobre la meta zaragocista acabaron por advertir de que la victoria no estaba, ni mucho menos, garantizada para los de Natxo. El Almería no había hecho nada durante más de una hora, simplemente defender el 0-0 inicial y aburrir al personal. Y no le quedaba otra que inventarse una reacción desde la nada.

Con el joven Óscar como refresco, los andaluces dieron varios pasos adelante. Y ello obligó al Zaragoza a posicionarse también más atrás. Los blanquillos bajaron el pistón de su fuelle y entraron en el terreno de la especulación. Un riesgo, con el escaso 1-0 favorable, por más que el rival de turno diera síntomas de escasez todo el tiempo. Alcaraz metió al delantero Caballero a la desesperada en vez del lateral Motta y el partido se enturbió en los últimos minutos. Muchas faltas. Asomaron las tarjetas, las faltas derivadas de los errores y los nervios.

Para alivio del zaragocismo, del equipo y de la afición, a falta de 5 minutos Borja Iglesias se sacó de su mágica chistera el 2-0 y llevó la calma a cada rincón del alma blanquilla. Recibió, peinado por Toquero, un balón largo al desmarque en profundidad, peleando la posición con el central Joaquín. Lo dejó desmembrado con el cuerpo, tuvo fortuna en el rebote y se quedó solo ante René, al que superó con un potente remate por alto en el área pequeña, cruzado a la escuadra contraria. Un golazo del gallego, de su patente, que ató bien atado el necesario triunfo del Real Zaragoza para regresar así a la zona de promoción de ascenso, como era el propósito fundamental de la tarde.

De ahí al final, en los escasos minutos que restaban, aún darían de sí para que el Almería decorase el marcador con un gol postrero de Caballero, en un obús raso que superó a Cristian Álvarez en el último ataque del partido. Un tanto para la estadística y, desde el prisma zaragocista, para abollar el ‘golaverage’ general que, quién sabe, quizá pueda ser factor a tener en cuenta el 3 de junio cuando la liga regular concluya. Lo sustancial, lo principal, que era la suma de los 3 puntos, se hizo realidad en una jornada importante. El Zaragoza se quitó la espina de la reciente derrota en Vallecas y vuelve a la senda de los triunfos, la única válida para rematar el curso con la ansiada pelea por subir a Primera División. Misión cumplida, que en la recta final del torneo, es lo único que sirve, al margen del método y la estética que se aplique para vencer a los adversarios que se cruzan por el camino en las fechas mollares.

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Benito, Mikel Álvarez, Verdasca, Lasure; Eguaras, Zapater, Raúl Guti, Papunashvili (Febas, 66); Pombo (Toquero, 57) y Borja Iglesias.

UD Almería: René; Motta (Caballero, 79), Morcillo, Joaquín, Estupiñán; Alcaraz, Verza; Álamo (Óscar, 70), Tino Costa, Fidel (Soleri, 60); y Hicham.

Árbitro: Ocón Arráiz (Comité Riojano). Amonestó a Motta (69), Febas (79), Joaquín (80) y Zapater (83).

Goles: 1-0, min. 56: Papunashvili. 2-0, min. 85: Borja Iglesias. 2-1, min. 93: Caballero.

Incidencias: Tarde primaveral en Zaragoza, con 21 grados, sol y algo de viento. En césped de La Romareda presentó unas aceptables condiciones. En las gradas, alrededor de 21.000 espectadores.

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