El ejemplo del Sevilla Atlético tendría que ser uno, único y no repetirse más

El Almería llega a Zaragoza tras 7 jornadas sin ganar, metido en el lío del descenso. El reciente chasco ante el colista, que ganó 0-1 en La Romareda sin haber puntuado en la segunda vuelta, aviso a tener en cuenta.

Le conviene al Real Zaragoza revisar en profundidad el reciente accidente que sufrió en La Romareda ante el Sevilla Atlético, el colista de la categoría desde el inicio de la liga y desahuciado desde hace largo tiempo. Los filiales sevillistas ganaron 0-1, contra todo pronóstico, ante una Romareda que no dio crédito a semejante tiro en el pie que se dio el equipo de Natxo González en un día cuadriculado, repleto de errores, de excesos de confianza y de falta de reacción ante la imprevista adversidad. Era el 25 de marzo. Apenas han transcurrido 24 días y la memoria lo tiene todo muy a mano.

De entrada, es un buen ejercicio meter el próximo duelo, el del sábado ante el Almería, en el mismo saco. Tiene una serie de condicionantes semejantes al de los sevillanos. Los muchachos del Almería, sin describir una trayectoria tan caótica como la del Sevilla B, están también todo el año ahí abajo, en el barro de la pelea por eludir el descenso. De hecho, puesto arriba puesto abajo, fueron colegas de viaje de los zaragocistas durante la primera vuelta y el inicio de la segunda, hasta que tuvo lugar el despegue exitoso de los de Natxo a inicios de febrero. Ahora mismo, los rojiblancos ocupan la 17ª posición, a solo 2 puntos de la raya del descenso.

Y, si el Sevilla Atlético llegó a La Romareda presentando unas credenciales que indicaban que no habían puntuado ni una sola vez en la segunda vuelta antes de presentarse en La Romareda (0 puntos de 30 era su récord previo), este Almería que se cruzará en el camino de los blanquillos el sábado (16.00) indica en su pasaporte que acumula 7 jornadas en cadena sin ganar. Han logrado solo 3 de los últimos 21 puntos disputados. Andan, por lo tanto, de cráneo. Con la sensación de vértigo generalizado en su tropa. Con un miedo atroz a caer al montacargas que baja a Segunda B.

El pasado fin de semana empataron en su campo, 1-1 frente al Albacete. En el anterior, lo hicieron 0-0 en Cádiz. Venían de perder 1-3 en casa ante el Sporting de Gijón. Y antes, 1-0 en Reus y 2-1 en Valladolid, en sendos desplazamientos consecutivos. Ya habían claudicado con anterioridad por 0-1 frente al Rayo Vallecano. Y, curiosamente, su mala racha la habían iniciado con un meritorio empate, 2-2, en Huesca.

Su último éxito data del 24 de febrero, cuando derrotaron por 2-1 a la Cultural Leonesa. Fuera de casa, son los quintos peores de la temporada, un equipo de estructura blanda que ha perdido en 10 de sus 17 viajes.

Ante esto, el Real Zaragoza del presente bien hará en acordarse con detalle de todo lo que le ocurrió en los prolegómenos y durante el desarrollo de aquel petardazo frente al Sevilla Atlético. Porque un bofetón de esa envergadura se puede entender una vez en una temporada de 10 meses. Pero, jugándose todo lo que se juega, difícilmente se asimilaría un segundo tropiezo del mismo pelaje. De la experiencia, los seguidores del conocimiento empírico siempre aprendieron. Una gran escuela de la vida. No confundir a Kant con otra 'kantada'.

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