Figueroa y el Real Zaragoza hacen las paces en Vallecas

El árbitro andaluz, recusado por el club en septiembre tras varios episodios polémicos, volvió a pitar al equipo aragonés en Madrid con una buen actuación y un cordial talante.

Figueroa Vázquez, este domingo en Vallecas, se dispone a amonestar al rayista Trejo por fingir un penalti en la primera parte.
Figueroa y el Real Zaragoza hacen las paces en Vallecas
Enrique Cidoncha

En la vida, todo tiene remedio... menos la muerte. Jorge Figueroa Vázquez, árbitro del duelo de Vallecas, y el Real Zaragoza hicieron las paces este domingo en el estadio madrileño tras mucho tiempo de recelos, perjuicios, encontronazos impropios de la relación entre el estamento arbitral y un club profesional y varios partidos donde el colegiado andaluz perjudicó seriamente a los zaragocistas.

Desde septiembre, Figueroa no aparecía en un partido del Zaragoza, que lo recusó a través de un escrito de protesta enviado en septiembre al Comité Técnico de Árbitros tras el horrible arbitraje del sevillano en el choque ante el Nástic en La Romareda, donde la redacción del acta y el talante del juez con los futbolistas blanquillos fueron objeto de censura abierta por parte de la entidad aragonesa. Por este antecedente, que había apartado de la vida zaragocista a Figueroa durante 7 meses, el Real Zaragoza mostró su resquemor cuando se supo que el comité de designación había decidido de nuevo destinar a Figueroa a una cita liguera de los blanquillos, mucho más tratándose de la crucial en la pelea por el ascenso de Vallecas ante el Rayo.

El club zaragozano, a través de su presidente, Christian Lapetra, además de manifestar su sorpresa al inicio de semana ante los responsables de la Federación, subrayó que el Real Zaragoza iba a poner todo de su parte para que el reencuentro con Figueroa transcurriese dentro de los cauces de la máxima normalidad, de la corrección y de la ayuda por parte de los futbolistas a la labor del árbitro. Esa fue una premisa marcada a fuego en la previa del Rayo Vallecano-Real Zaragoza de este domingo en Madrid dentro del vestuario aragonés.

Y a esa voluntad de conducta impecable se sumó también Jorge Figueroa Vázquez en el desarrollo del partido. Su manera de afrontar un duelo de tanta importancia estuvo llena de sobriedad, de rigor y de personalidad firme desde el primer minuto hasta el pitido final. No hubo un solo roce oral con nadie. El árbitro no cayó en cuestiones dialécticas que, en los líos del pasado, acabaron desembocando en chispazos graves en todos los sentidos, con expulsiones incomprensibles, goles anulados contra el reglamento o criterios de faltas rayanos con lo estrambótico, culminadas con conflictos derivados de ello con dirigentes (Cuartero) o futbolistas, ya concluidos los partidos.

Esta vez, Figueroa fue a lo suyo y lo hizo bien. Ganó el Rayo porque fue mejor que el Real Zaragoza. Nada que achacar al árbitro, que al final del encuentro fue saludado, felicitado incluso, con absoluta normalidad y cordialidad por toda la expedición zaragocista, conducta que encontró la misma iniciativa y respuesta por parte del juez sevillano. Después de muchos tiempos de tormentas, Vallecas fue el lugar donde volvió la calma y el sentido común en la relación entre Figueroa Vázquez y el Real Zaragoza.

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