Míster Tacón, de tres meses en el desván a indispensable

Oliver Buff jugó en Huesca como titular el 6 de noviembre y desapareció durante 12 partidos de los planes de Natxo González. El 11 de febrero, ante el Lugo, volvió a la vida.

Buff, sonriente, en un lance del entrenamiento.
Buff, sonriente, en un lance del entrenamiento.
Toni Galán

Oliver Buff encarna en su persona, a título individual, la metamorfosis general vivida por el Real Zaragoza como equipo en su paso de la cola de la clasificación al grupo de cabeza que pelea el ascenso. El suizo, que llegó a Zaragoza en verano con vitola de titular y así inició la temporada, se cayó de los planes principales de Natxo González el 6 de noviembre, tras el 3-1 sufrido en Huesca en una noche negra para todos los protagonistas. Apenas asomó un par de veces, en minutos residuales, desde ese punto hasta mitad de febrero. Incluso hubo jornadas que fue uno de los descartados por el entrenador, quedándose en la grada, sin convocar.

Su renacimiento tuvo lugar el día del Lugo, el 11 de febrero en La Romareda, con 25 minutos primorosos que, gol de falta incluido, lo devolvieron al catálogo de uso de Natxo hasta hoy mismo. ¿Qué pasó con Buff para que sufriera ese sorprendente apagón de un largo trienio entre las piezas útiles del técnico del Real Zaragoza? El jugador helvético responde lacónicamente y con tono amable a una de las cuestiones más llamativas de lo que va de liga:  “No sé que pasó en ese tiempo… pasó que dormí mejor (risas). No lo sé. Nada”, dijo en rueda de prensa este jueves.

Ya con más argumentos, Buff expuso su modo de ver las cosas al respecto. “Yo creo que, para un jugador, es más fácil cuando el equipo funciona como un reloj. Si el equipo está jugando mejor, es también más fácil hacerlo para mí. El principio de temporada fue un momento muy difícil para todos. Ahora que todo funciona, es más fácil para mí jugar bien”, razonó el '15' blanquillo. Hablando de relojes, nadie mejor que un suizo para utilizar el símil.

Buff no solo volvió a la vida en aquel rato frente al Lugo, cuando Natxo decidió que, tres meses después de destarifarlo, era el momento de que el ex del Zurich demostrase que era capaz de engranar de nuevo con el equipo y no quedarse abocado a un descarrilamiento fatal en la recta final del campeonato. Es que, por su buen hacer, se ganó plaza entre los titulares, entre los elementos clave del equipo en la mejor racha de resultados y puntos de los últimos lustros en la historia del Real Zaragoza.

Míster Tacón, con su peculiar manera de atravesar las líneas defensivas de los rivales a base de golpes de espuela, de espaldas a las porterías rivales, a la primera, ha sido capaz de patrocinar ya tres goles vitales para el equipo con ese mecanismo genial. Lo inventó frente al Oviedo, para que Borja Iglesias hiciera el 1-0 bien avanzado el partido, que andaba muy atascado por entonces. Lo repitió en Soria, para que Pombo firmase el 0-1 en una tarde ganadora de altos quilates. Y demostró que lo suyo es puro arte -y nada de casualidad- al insistir en la fórmula el pasado sábado en Pamplona, filtrando la pelota hacia Toquero para que este, en un gran pase final, dejara a Borja Iglesias ante el portero de los navarros y rematase el triunfo con el 0-2 decisivo.

Se le preguntó a Buff si ese pase ladeado de tacón, preciso e intencionado, es algo que se ensaya o que está surgiendo por naturaleza espontánea entre los jugadores de la vanguardia zaragocista en los últimos partidos. “Es difícil de explicar. Voy a seguir haciéndolo", se limitó a contestar con sonrisa pícara. Y Buff espera que su juego 'de espaldas al aro', asemejando su modus operandi al de los mejores pivots bajos del baloncesto, continúe siendo de alta rentabilidad para el Real Zaragoza en lo sucesivo. "Espero que sea así", asumió.





 

 

 

 

 

 

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