¿El partido más difícil de preparar para el Real Zaragoza?

Natxo González y la plantilla afrontan, con el rol de mejor equipo de la segunda vuelta, el duelo ante el Sevilla Atlético, colista y sin puntuar en ese tramo.

Clasificación de la segunda vuelta, con el Real Zaragoza líder parcial y el Sevilla Atlético último, sin sumar un solo punto en 10 partidos.
Clasificación parcial de la segunda vuelta, con el Real Zaragoza líder parcial y el Sevilla Atlético último, sin sumar un solo punto en 10 partidos.
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Llega el Sevilla Atlético a La Romareda para enfrentarse al Real Zaragoza el próximo domingo (16.00) en el duelo de la 32ª jornada de liga. Es el colista de Segunda División prácticamente todo el curso. Y, más aún, en este preciso momento, este choque es el más desigual que podría presentar el calendario de la categoría del plata. Porque este Sevilla B no ha logrado puntuar en los 10 partidos de la segunda vuelta que se llevan disputados desde el 13 de enero. Lleva cero puntos sobre 30 posibles. Y, por su parte, el cuadro zaragocista es el mejor, el líder de ese tramo puntual, con 25 puntos obtenidos sobre esos 30 puestos en juego en los dos últimos meses.

O sea, se trata de un 25-0 en el contador de solvencia entre aragoneses y andaluces. Un desequilibrio inusual, brutal, inconcebible en condiciones normales en esta competición, que se caracteriza mayormente por la igualdad y la competitividad entre todos los miembros del elenco, los 22. Algo excelente ha sucedido en el Real Zaragoza para que haya dado un brinco monumental en su eficacia en este tiempo reciente y, simultáneamente, algo catastrófico viene asolando al filial del Sevilla FC para que su rendimiento se haya derrumbado con tanto estrépito.

El Zaragoza ha marcado 17 goles en esta segunda fase del calendario y solo ha encajado 7. Y su rival de turno, el Sevilla Atlético, en las mismas fechas, apenas ha sabido anotar 3 dianas y, en su portería, ha recibido 19. Son números que abren una brecha abismal entre unos y otros. Que presentan un duelo rarísimo el próximo domingo en La Romareda. Unos están en la gloria, los otros en el infierno. Son dos mundos alejados en grado extremo de enero a esta parte.

Precisamente por todo esto, y a modo de medicina preventiva, cabe preguntar en genérico: ¿Es este el partido más difícil de preparar por parte del Real Zaragoza de cuantos ha afrontado en la fabulosa racha positiva del último mes y medio victorioso? Es probable que muchos de dentro del vestuario respondan afirmativamente.

Porque poner las bases y establecer las pautas para enfrentarse a equipos como el Osasuna -el último rival-, el Oviedo, el Numancia, el Lugo (los cuatro estaban en su momento en puestos de promoción de ascenso cuando el Zaragoza se topó recientemente con ellos) tiene para jugadores y técnicos un componente de dificultad y responsabilidad previo que hace imposible la relajación o el despiste. En las horas previas, en los días de antesala a choques de ese gran calibre, a muchos, en la mente y en los cálculos, no les aparecen más que los inconvenientes, los peligros, las afiladas aristas del contrincante, una sensación que ayuda por sí sola a la concentración y a la aplicación máxima en lo futbolístico para afrontar el reto con los cinco sentidos activados a tope. Los partidos con los de arriba vienen estimulados de fábrica.

Y otra cosa bien distinta suele pasar cuando el rival es de la cola, viene a verte desahuciado, presenta números de muerte inminente y todo alrededor del partido sugiere facilidades máximas para obtener, no solo el triunfo, sino incluso una goleada de calle. Cada temporada, en todas las categorías, surgen infinidad de sorpresas en las que el colista le da el susto y sorprende al líder. Eso solo es posible si éste último, el mejor, se duerme o no acomete la cita con la debida precaución. Algo así le pasó al dubitativo Real Zaragoza de la primera vuelta cuando visitó la Ciudad Deportiva sevillista, donde no logró ganar un partido en el que era claramente favorito (los filiales no habían ganado ni un solo partido entonces, ahora llevan solo 2 triunfos). Los de Natxo González empataron al final, 2-2, teniendo que remontar dos desventajas en un choque que resultó decepcionante por no responder a lo que ahora se sugiere.

No hay mucho más que aportar en los días que anteceden a este extraño partido Real Zaragoza-Sevilla Atlético de esta temporada en La Romareda. Los aragoneses lo afrontan con 49 puntos y en zona de promoción. Los andaluces, con solo 16 y hundidos sin remisión en el puesto 22º, el último de la tabla. Es decir, 33 puntos separan a ambas escuadras.

Para los zaragocistas, caer en cualquier trampa de las que, indudablemente, acarrea a su alrededor este partido sería un error de cálculo de difícil justificación. Porque es tan flagrante la distancia actual entre los dos protagonistas que no caben relajos ni evasiones mentales que puedan derivar en un fiasco. Natxo y sus ayudantes tienen ante sí lo que, genéricamente en el ámbito del fútbol, se ha denominado siempre un 'trabajo psicológico'. Esta es una gran semana para los de ese ramo.

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