¿Es Michael Laudrup?... No, es Alberto Zapater

El pase de gol del capitán en el minuto 78, que significó el 1-2 ganador en Soria marcado por Pombo, fue un lujo con el exterior del pie, a la primera, que habla por sí solo.

Momento exacto, en imagen general y primer plano, en el que Zapater ejecuta el pase de gol en el 1-2 del Real Zaragoza en Soria, que anotó Pombo en el minuto 78.
Momento exacto, en imagen general y primer plano, en el que Zapater ejecuta el pase de gol en el 1-2 del Real Zaragoza en Soria, que anotó Pombo en el minuto 78.
Capturas de Gol TV

...Coge la pelota Lasure, se la pasa a Febas; el leridano desborda con un giro de cadera al marcador numantino, se apoya en el centro del ataque en Zapater, ubicado en el vértice del rombo del medio campo zaragocista... y el capitán, según le llega el balón de Febas, ya ha visto lo que tiene que hacer sin más demora. A la primera, ante el inicio de desmarque de Pombo a la izquierda (con Borja Iglesias también abriendo otra línea de pase a la derecha por delante de su central), el ejeano golpea con el exterior del pie derecho con sutileza para filtrar el balón al área, medido, a la espalda de la defensa y sin que el portero Munir pueda salir al mano a mano de Pombo, que recibe en absoluta ventaja para definir, por alto y a bocajarro, un gol de bandera.

El toque de Alberto Zapater fue un lujo. De esos que entran pocos en docena, mucho más en Segunda División. Con el cuerpo ladeado hacia la banda, perpendicular a la portería. Buscando el efecto con el empeine y la parte de los dedos cuarto y quinto del pie derecho. Un estilo, un método de asistencia que recordó al danés Michael Laudrup, uno de los grandes de los 80 y los 90 en la Juventus, el Real Madrid, el Barcelona y el Ajax de Amsterdam, aquel que daba pases de gol mirando al tendido, un torero rubio y vikingo vestido de futbolista de seda que se pudo disfrutar en España en sus mejores años.

No hay más que decir. Sobran las palabras, como en las viejas viñetas de los tebeos. Este tipo de acciones se disfrutan más viéndolas que leyéndolas. Una y otra vez. Una y mil veces.

Ahí queda para la posteridad otra efemérides más del multiusos Alberto Zapater. El futbolista completo. Lo tiene todo. Hasta, increíblemente, detractores y anticipadores del subsidio de jubilación. El departamento de Historia de la Universidad de Zaragoza debe andar rastreando el árbol genealógico del cincovillés por si, en algún punto, hay una rama que lo vincula con Rodrigo Díaz de Vivar. O sea, El Cid. Aquel que ganaba batallas después de muerto y que estuvo un tiempo por estos lares al servicio de la taifa de Zaragoza.

Quizá Rodrigo, natural de Burgos y, dicen en la zona, con parentela soriana por Navaleno, San Leonardo de Yagüe y Cabrejas del Pinar (la zona lindera de Soria con la provincia burgalesa) inspirase a Zapater en Los Pajaritos por la llamada del espíritu. Es una posibilidad. Como lo es que, en adelante, el once del Real Zaragoza siga siendo Zapater y 10 más por motivos puramente racionales. Y que, quien quiera matar al de Ejea, tenga que asegurarse con una acción de gracia porque, de lo contrario, se volverá a levantar. Si, después de lo de Rusia, Alberto es el que se está viendo tras su resurrección -literal- del año pasado, hace falta ser osado para querer abatirlo con un tirachinas.

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