Lalo y Barba, con Natxo González en plena fase de repunte del equipo

El director deportivo y el secretario técnico dialogaron con el entrenador en el campo de entrenamientos, igual que hace dos meses cuando todo pintaba fatal para el Real Zaragoza.

Lalo Arantegui, José Mari Barba y Natxo González, en plena charla al inicio del entrenamiento de este lunes en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza.
Lalo Arantegui, José Mari Barba y Natxo González, en plena charla al inicio del entrenamiento de este lunes en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza.
Guillermo Mestre

La mañana de este lunes dejó una foto que, hasta ahora, en los primeros 6 meses de temporada, solo se había visto en días difíciles para el Real Zaragoza, cuando los resultados eran negativos y las dudas envolvían al equipo y a los responsables del ámbito deportivo paso a paso: Lalo Arantegui, José Mari Barba y Natxo González, director deportivo, secretario técnico y entrenador, respectivamente, juntos en conversación sobre el césped del campo de entrenamientos de la Ciudad Deportiva. Pero esta vez todo era bien distinto. Justo en las antípodas ambientales y laborales de lo que rigió hasta apenas mes y medio o dos meses. En esta ocasión, la charla era distendida, con gestos desenfadados, con rostros tranquilosy felices.

Es la desembocadura de la reacción espectacular que está experimentando el equipo blanquillo en el último mes, con algunos puntos de menos brillo (derrota en Granada, empate en un horrible partido en Alcorcón, incluso cabe incluir el tropiezo del primer partido del año, final de la primera vuelta, cuando el Barcelona B empató 1-1 en La Romareda), pero con un balance global de racha que hace del Real Zaragoza el mejor equipo de 2018 en la Segunda División. Y, como aderezo a esta dinámica de repunte, el hecho de haber enganchado tres triunfos seguidos, una tacada de 9 de 9 puntos en 15 días, ha llevado a los blanquillos a un statu quo en la clasificación que, obligatoriamente, invita a replantear los objetivos que hace solo 30 días se podían manejar en todos los sectores del zaragocismo.

Lalo y Barba tuvieron que echar el capote de defensa a Natxo ante el Consejo de Administración durante el parón navideño, al que se llegó con el paladar amargo que dejaron los 3 últimos partidos de diciembre, 0-2 en casa ante el Cádiz, el 0-0 escaso y ramplón de Albacete y la fea derrota por 3-2 en Valladolid, día en el que el marcador era de 3-0 pasada la media hora de juego en un rato de juego terrible del equipo. Entonces, este tipo de conversaciones a ojos vistos de los medios de comunicación tenían otro significado bien diferente al actual.

Incluso después de volver de Alcorcón, hace solo 23 días, a solo 2 puntos de los puestos de descenso a Segunda B, la semana previa al partido ante el Lugo volvió a ser de cristales rotos, de cuchillos afilados. Era el vicio que había adquirido el curso desde que, en octubre, la marcha y la calidad del fútbol exhibido por los muchachos de Natxo no progresó y, al contrario, mostró muchos detalles de regresión cada fin de semana. Ahí, Lalo y Barba también tuvieron que pasearse más de lo que les hubiera gustado por los pasillos de la Ciudad Deportiva en mañanas tensas.

Por eso, en estos momentos de revitalización de las vibraciones favorables dentro de la burbuja deportiva del club, es de ley subrayar este encuentro mañanero entre las tres piezas (cuatro, con el director general, Luis Carlos Cuartero) que más directamente ejercen su influencia desde el verano en la caseta del Real Zaragoza. Un claro ejemplo de la condición de voluble, caprichoso e insondable que tiene el mundo del fútbol profesional.

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