Raúl Guti: "El Real Zaragoza está muy unido y sabe a lo que juega"
El pulmón de Torrero nutre la recuperación del conjunto aragonés. El joven todocampista abandera las ilusiones del renacido colectivo que gestiona Natxo González.
La salud es lo primero. ¿Qué tal está de su lesión?
Recuperándome. Ya estoy mejor.
¿Nota algún dolor en el gemelo?
Sí. En los gemelos y en los isquios. Espero estar lo antes posible al cien por cien, a tope.
Usted ya es un jugador importante: el entrenador le espera hasta el último día cuando está lesionado. Quién se lo iba a decir hace solo cuatro días ¿Se siente importante en el equipo?
Soy uno más, lo importante somos todos, somos un equipo. Eso sí, veo que la gente me apoya mucho, que está conmigo a tope. Para mí eso es un orgullo y te encuentras mejor. La confianza que me da el entrenador y la que me da la gente me hacen sentir mejor. Así es más sencillo para saltar al campo y hacer todo lo que puedo hacer.
Qué bonito el otro día ante el Lugo, cuando la afición cantaba su nombre al retirarse lesionado
Sí, fue bonito, sí. Son momentos que jamás olvidaré. Que coree tu nombre La Romareda... Desde pequeñito siempre he estado ilusionado por eso. Y al final, cuando se hace realidad, es cuando valoras las cosas, todo lo que has luchado. Es un orgullo que La Romareda coreara mi nombre.
Fue un partido que tuvo muchos momentos simbólicos. Hace 17 años, un vecino suyo de Torrero se presentó ante la afición haciendo un caño delante del palco presidencial. El caño a Reiziger enseñó todo lo que Cani mostraría después. Igual que usted con Iriome.
Yo era muy pequeñito, pero mucha gente me ha hablado de eso.
Conoce personalmente a los hermanos Cani, Rubén y Sergio.
En el Stadium Venecia. Mi padre trabaja allí. También lo conozco del año pasado, de estar trabajando día a día con él, con el primer equipo. He aprendido mucho de los consejos que me ha dado.
A Zapater también se le ve cercano a usted.
Para mí, Zapater es la referencia, el que aconseja siempre. Intento hacer lo que me dice, tanto dentro como fuera del campo.
Cuando escucha opiniones cuestionando a Zapater, ¿qué piensa?
Cada uno ve el fútbol de una manera. Cuando hablan mal de mí, me motivo más.
¡Pero si nadie habla mal de usted!
Si algún día leo algún comentario que dice que no doy la talla para el Zaragoza, me crezco para demostrarles que no es así.
¿Esperaba todo esto hace solo un año?
No. El fútbol es tan difícil que nunca me lo había imaginado.
Y si le digo que todo esto me lo anunció una persona hace más de tres años
¿Quién?
Ramón Lozano.
Claro, Ramón Lozano. Gracias a él estoy aquí, en el Real Zaragoza. Y se lo agradezco en el alma y se lo agradeceré siempre.
Tiene buen ojo, Ramón
La verdad es que sí (sonríe).
Hábleme de sus años primeros.
Comencé en el Gran Vía 83 de fútbol sala. No me gustaba el fútbol 11, no me llenaba.
No fastidie
Yo quería jugar en pabellón con mis amigos del colegio. Me gustaba muchísimo el fútbol sala. Jugábamos en La Salle Gran Vía y en el Salduba, en el parque. Jugaba de pívot. Era goleador. Lo mío eran los punterazos.
¿Le pegaba de puntera? Pero si toca la bola de cine
Sí, sí, de puntera. Esa era mi principal virtud, además de ser fuerte. Hasta que un año mi padre mi dijo de probar con el fútbol 11. Mi padre había jugado aquí en el Zaragoza, en juveniles, y en equipos de regional. Dije por qué no. Y fui a probar al Hernán Cortés con mi amigo Óscar Villanueva.
¿El jugador del Ríos Renovables?
Sí, ese mismo. Con él jugué todo en el fútbol sala hasta que cada uno tomó su camino. Estuve con él en la selección aragonesa, en Campeonatos de España. Al final, fiché por el Giner de fútbol, pues me caía cerca de casa. Allí había amigos de mi hermana. Me seguía gustando el fútbol sala, pero avanzaba en fútbol. Estuve allí en infantiles. En el último año cadete me fui al Stadium Casablanca. Entonces, Ramón Lozano apostó por mí. Dijo que yo era jugador para jugar en el Zaragoza. También me ayudó mucho Javier Romero, entrenador del primer equipo juvenil del Stadium Casablanca.
¡Romerito es un fenómeno!
Me hizo debutar con el equipo juvenil de División del Casablanca siendo yo todavía jugador de primer año.
O sea, ya jugaba contra jugadores dos años mayores que usted.
Eso es. Romero me hizo ver el fútbol de otra manera. Después vine a la Ciudad Deportiva. En un principio, me querían para el segundo equipo juvenil, para el de Liga Nacional. Pero Diego Martínez, otro entrenador muy importante en mi carrera, me vio y en solo una semana dijo que tenía que jugar en División de Honor.
Ya solo le quedaba la etapa del Aragón para tocar la élite.
En el Aragón he tenido rachas buenas y malas.
Acabó muy bien el año pasado en la promoción de ascenso contra el Calahorra
Sí, acabé bien. También he tenido momentos malos en la vida con el fútbol. Alguna vez he llegado a ir a casa llorando.
¿Por qué?
Nunca he sido el ojo derecho de ningún entrenador. Estoy aquí por mi esfuerzo. A veces, me veía en el banquillo, otras en la grada y te preguntas por qué, si en todos los entrenamientos dejo todo. Hay cosas que no entiendes, pero al final, siempre lo he dicho, después de tanto esfuerzo y tanta lucha, llega la recompensa.
En su debut con el primer equipo marcó gol contra el Tenerife.
Debuté con el número 28.
Ya ha bajado dos números este año: ahora lleva el 26.
Y antes llevé el 33 en Huelva, en el primer partido de liga en la etapa de Víctor Muñoz. Iba a debutar ese día, pero no pude porque ya estaban Whalley, Diego Rico, Vallejo y Muñoz, y no podían jugar más fichas del filial.
Porque hubiera sido alineación indebida. Entonces aún era menor de edad. Era agosto de 2014.
Sí, sí.
Después de meterle gol al Tenerife, ¿qué pensó cuando les hicieron ficha del primer equipo a Delmás, Lasure y hasta a Zalaya, y a usted no?
No pensé nada. La verdad es que me alegré mucho por ellos porque son unos futbolistas de bandera. Yo sabía que, si seguía trabajando y seguía esforzándome al máximo, me llegaría la oportunidad. Me alegré muchísimo por ellos porque se lo merecen.
La puerta se la volvió a abrir Natxo González.
Yo no tenía ni idea de que iba a hacer la pretemporada con el primer equipo. Vine a la pretemporada con el filial, con mi equipo. Estuve la primera semana con el filial hasta que me dicen que voy a Boltaña. Para mí eso era una nueva oportunidad para demostrarle que quiero jugar en el primer equipo.
¿Le dijo algo Natxo?
Vi que me daba confianza, que me decía los errores, que me apoyaba en todo.
¿Hablaba con usted, mostraba interés?
Sí, noté interés. Yo intenté corresponder.
Hubo una lesión de por medio.
Estuve un mes parado en septiembre por una rotura en el isquio. Cuando volví, lo hice con el filial y jugué ante el Olot y el Sabadell.
Y luego llega el día clave, con el Valencia en la Copa de Rey, su duelo con Parejo.
De ese día me acuerdo mucho. Se habló mucho de mí.
Habló usted sobre el campo, que es donde hay que hablar.
Me salió un buen partido. Natxo me dio confianza. Gracias en parte a él, básicamente por ponerme. Me sentí muy a gusto. Desde ese día cogí un plus de confianza.
¿Dónde se ve en el medio? ¿A un lado, al otro, de ancla?
Siempre me preguntan lo mismo...
Desde luego, qué poco original soy, oiga
Sí, sí, me preguntan siempre que dónde quiero jugar (sonríe). Y yo lo que quiero es jugar.
Ramón Lozano dice que lo único que hace usted mal es que no va de cabeza, que la cabeza la tiene usted para pensar, no para golpear la pelota
Me gusta estar en el once, eso es lo que quiero. Igual en la banda izquierda que la derecha, igual de mediocentro que de mediapunta.
El Zaragoza ha evolucionado. Se ha alejado del peligro.
Tuvimos una mala racha, pero yo siempre he confiado. Siempre he dicho que el Real Zaragoza está muy unido y sabe a lo que juega. Sabemos lo que quiere el entrenador, y eso es lo más importante.
Esto último que ha dicho es fundamental. Hay que subrayarlo.
Se está viendo. Lo estamos demostrando.
La fase de ascenso cada vez es más posible.
Yo siempre he mirado hacia adelante, hacia arriba, nunca he mirado hacia atrás. Lo más importante es seguir en esta racha y ganar partidos.
Acaba de renovar. ¿Se ve muchos más años en Zaragoza?
Siempre he dicho que quiero ser jugador del Real Zaragoza.
¿En Primera División?
Ese es el sueño.