Buen punto y mal juego del Real Zaragoza en Alcorcón

Los de Natxo obtuvieron renta en un partido feo en el que se adelantaron pronto por medio de Zapater, pero en el que los locales fueron más activos en una tarde gris en general.

Alcorcón VS Real Zaragoza
Alcorcón VS Real Zaragoza
Pablo García

El Real Zaragoza extrajo de Alcorcón un punto para su balance en la liga tras igualar a un tanto ante el equipo local en un mal partido de fútbol. Los aragoneses se adelantaron en el marcador en los primeros lances del choque, pero no pudieron aguantar la ventaja y antes del descanso ya había llegado el empate. Visto el global de lo ocurrido, la sensación que deja este marcador final es positiva, pues la calidad del juego de los zaragocistas estuvo por debajo del rèdito obtenido finalmente.

Salió el equipo de Natxo muy enchufado al campo. Tanto que, en el arranque del duelo, dio la sensación de ser el amo y señor del juego. Los 5 minutos iniciales transcurrieron en el terreno de los madrileños, con un primer aviso de Zapater en el minuto 2 en el rechazo de un córner, que acabó con un disparo del ejeano en la frontal que se estrelló en el cuerpo de un defensor cuando iba a portería. En la siguiente acción, similar, Zapater marcó el 0-1 con un golpeo perfecto, de rosca, colocando en cuerpo para que la pelota fuese pegada al poste izquierdo de Casto, entrando en la red ante el júbilo de la hinchada aragonesa. Aquello parecía un coser y cantar para los blanquillos… pero solo duró eso, 5 minutos.

A partir de ahí, fue el Alcorcón el que tomó las riendas de la trama del juego y el Zaragoza fue desapareciendo progresivamente del escenario principal. Jonathan Pereira, que acabaría volviendo loca a la zaga blanquilla, respondió enseguida, en el minuto 7, con un disparo en el área que rechazó Cristián Álvarez junto al primer poste, evitando la igualada en una ágil estirada. Fue el aviso de lo que venía. Los amarillos empezaron a tocar, a combinar a través de Errasti y Borja Domínguez, los dos pivotes, con el inestimable apoyo de Laure, el lateral diestro (sin seguimiento de Pombo), y las ocasiones ante el marco zaragocista fueron cayendo por goteo. De nuevo Jonathan Pereira gozó de una clarísima opción para el empate, en el 11, al rematar fuera, a puerta vacía, tras una parada extrema de Álvarez a disparo de Peña, mal marcado por los centrales en el corazón del área. Fallaba la zaga blanquilla por el centro, con un Verdasca ido por completo de la onda del partido.

Cuando los de Natxo cortaban la pelota con expectativas de contragolpe, siempre fallaba el primer o el segundo pase. Ni Ros, ni Eguaras, ni Zapater, ni mucho menos Febas, fueron capaces de lanzar balones potables a los desaparecidos Pombo e Iglesias, dos islas inconexas. Así, tras innumerables llegadas al área de Cristian Álvarez, el Alcorcón acabó equilibrando el duelo con un tanto, por supuesto, de su pequeño y ratonero ariete Pereira. Todo fruto de un pésimo despeje, en globo, de Verdasca en el minuto 31. Jonathan empalmó con la diestra a media altura para fusilar desde cerca al portero argentino y ahí se acabó la aspiración de los de Natxo de llegar en ventaja al descanso. No es el Zaragoza un equipo hecho para aguantar todo un partido un 0-1 inicial, como ya subrayó explícitamente el propio entrenador hace 15 días en Granada, donde sufrió algo parecido.

Casto, el portero local, fue un espectador más a partir del minuto 5 reseñado. Incluso salió del área para jugar como un líbero en muchas de las circulaciones del Alcorcón. El Real Zaragoza, en ataque, fue nulo por completo. La pelota fue del Alcorcón siempre. Pero siempre, siempre. Y así es imposible generar ocasiones y vivir un partido con posibilidades de ganarlo, obviamente. Lo mejor del primer tiempo, tras ese fulgurante y engañoso buen inicio de los zaragocistas, fue que el cuadro madrileño no volteó por completo el tanteador. El 1-1 dejaba todo abierto para poder rectificar en la caseta.

Natxo movió ficha en el intermedio, vistas las enormes carencias ofensivas de los suyos. Dejó en la ducha al atribulado Febas y metió como enlace a Alfaro. Sí, por el centro, no por su hábitat natural de la banda. Era cuestión de probar un nuevo mecanismo. El Alcorcón, confiado en su buena imagen del primer periodo, siguió igual,con Julio Velázquez, su entrenador, siendo un jugador más en el campo sin parar de hablar en la banda, para calvario del cuarto árbitro.

Volvió a salir mejor el Zaragoza, que generó una ocasión clara a través de un disparo de Eguaras desde la corona del área, solo y a placer, que se le marchó por encima del larguero por mucho. Con más poso, el navarro pudo haber anotado el 1-2. Era una pelota muy similar a la que recogió Zapater en el 0-1. Pero la rasmia de los locales fue decantando poco a poco el partido de nuevo hacia el área zaragozana. Cuestión de estilo. Y el equipo de Natxo se fue aculando instintivamente alrededor de su portero, sin salir apenas del campo propio. La presión arriba del todo de los amarillos era tremenda. Nada que ver con la calma con la que se tomaron todas las acciones los aragoneses. El segundo gol lo buscaba claramente el Alcorcón. Del Zaragoza, en labores atacantes, no había noticias de nuevo.

A partir del cuarto de hora de la reanudación, el juego se alborotó un tanto, pues los locales empezaron a dar síntomas de prisas con numerosas imprecisiones en la zona creativa. Los zaragocistas respiraron atrás, pero siguieron sin hallar la inspiración cuando de llegar al otro lado se trataba. La apuesta de Alfaro no dio resultado como mediapunta. El andaluz se pasó minutos y minutos sin ver el balón.

Velázquez buscó redimir a los suyos del cansancio y la pérdida de iniciativa introduciendo en juego a Sangalli y Asdrúbal. Replicó Natxo dando 15 minutos, los últimos, a Papunashvili en vez del apagado Pombo. Eran las últimas estrategias desde los banquillos para intentar decantar un partido feo a más no poder en un segundo tiempo espeso, pastoso y sin brillos por ningún lado. Se trataba de gestar una jugada con cierto veneno y aprovecharla. El Alcorcón se había metido en la recta final del envite sin provocar ni un solo nervio a Cristian Álvarez y el Zaragoza no conocía a Casto más que de los cromos. Todo estaba abierto a la iluminación divina de alguna individualidad, del color que fuese.

Nada cambió en este tiempo. Las ideas fueron obtusas en los dos bandos. El partido agonizó con varios centros desesperados de los locales al área zaragocista, sin final feliz para ellos, y con los de Natxo metidos en la cueva sujetando el punto con uñas, dientes y lo que fuera menester, incluidas las tarjetas a Zapater (acarrea suspensión) y Verdasca. A los seis centenares largos de seguidores aragoneses que hubo en las gradas de Santo Domingo no les gustó la propuesta y, con el cambio último de Zapater por Oyarzun, profirieron gritos en contra del banquillo.

La agonía zaragocista llegó hasta el final, pues los alcorconenses se encontraron con sus dos únicas aproximaciones al gol en el minuto 91 y en el 92, o sea, en el tiempo de aumento. Primero fue Sangalli el que ensayó un chut raso, duro, desde la frontal del área que sacó abajo como pudo un acertado Cristian Álvarez. Y, seguidamente, otro despeje deficiente de Verdasca en el área pequeña golpeó la cabeza de Asdrúbal y el balón se marchó a apenas un metro del palo derecho de la portería aragonesa, lo mismo que podía haber ido dentro en tal rebote.

El pitido final sentó bien a los jugadores y al técnico blanquillo, pues la disposición del segundo tiempo pareció estar encaminada a conservar este 1-1 que ya se daba en el descanso. No tan satisfechos quedaron los aficionados desplazados desde Aragón, que dejaron patente al equipo que lo visto en Alcorcón generó su rechazo frontal.

El cuadro de Natxo suma así otro punto en su lenta adición de rentas en busca de unas posiciones más cómodas en la clasificación, pero no logra hilvanar las ansiadas victorias en cadena que buscan sin éxito hace semanas, meses.

Ficha Técnica

AD Alcorcón: Casto; Laure, Burgos, David Fernández, Bellvís; Errasti, Borja Domínguez (Asdrúbal, 74); Kadir (Sangalli, 66), Mateo, Peña; y Jonathan Pereira (Álvaro Giménez, 86).

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Benito, Perone, Verdasca, Lasure; Eguaras, Javi Ros, Zapater (Oyarzun, 88), Febas (Alfaro, 46); Pombo (Papunashvili, 74) y Borja Iglesias.

Árbitro: Areces Franco (Comité Asturiano). Amonestó a Perone (18), Zapater (79) y Verdasca (84).

Goles: 0-1, min.4: Zapater. 1-1, min. 31: Jonathan Pereira.

Incidencias: Tarde fría al sur de Madrid, con 8 grados y un viento gélido y molesto. El césped del campo de Santo Domingo presentó un aspecto irregular. La iluminación, bastante deficiente. En las pequeñas gradas del recinto hubo alrededor de 3.000 espectadores, entre ellos, más de 600 seguidores aragoneses.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión