¿Cuántos goles había marcado el Real Zaragoza desde fuera del área hasta el de Guti al Barça B?

Dejando al margen los dos a balón parado en sendas faltas de Zapater, solo el doblete de Borja Iglesias en Córdoba llegó mediante ese método.

Momento del golpeo de Borja Iglesias en los dos goles de Córdoba, en septiembre. Ambos, los únicos desde fuera del área en jugada hasta el pasado sábado.
¿Cuántos goles había marcado el Real Zaragoza desde fuera del área hasta el de Guti al Barça B?

Llamó la atención el pasado sábado el gol de Raúl Guti para el Real Zaragoza, que sirvió al equipo para salvar un punto finalmente. Fue así por su belleza plástica, pues se trató de un golazo desde unos 20 metros de distancia que entró con potencia un palmo por debajo de la escuadra izquierda del portero del Barcelona B. Y también lo fue por la rareza que supone en el actual Zaragoza anotar tantos desde la media o larga distancia con el balón en juego. No ha sido moneda común en la primera vuelta.

Porque, si se exceptúan los dos goles firmados por Zapater a balón parado, en sendas faltas directas a 30 metros (en Oviedo) y algo menos, quizá 20 o 22, en Huesca... ¿cuántos goles había marcado en la primera mitad del torneo el equipo zaragocista desde fuera del área?

La respuesta es dos. Solo dos. Y, además, en un mismo partido. Ocurrió el primer fin de semana de septiembre, aún en verano, todavía con la manga corta y el anochecer tardío, en el campo del Córdoba, en la 3ª jornada de liga. Ambos los anotó Borja Iglesias, sus primeras dianas que no provenían desde el punto de penalti. Fueron dos goles ganadores en la primera de las cinco victorias obtenidas en los 21 primeros encuentros de liga. Como les ha sugerido Natxo González, el entrenador del Real Zaragoza, a todos sus futbolistas aprovechando la preciosa diana de Raúl Guti el último día ante el Barça B, tal y como el propio Guti desveló en su rueda de prensa de este jueves: "El entrenador siempre lo dice: que deberíamos tirar más a puerta. Tiene toda la razón. Son lances del juego que pueden acabar en gol y, a los hechos me remito, es así. La verdad es que tendríamos que tirar más a puerta, y yo me incluyo", dijo el centrocampista canterano en su alocución.

Es un dato elocuente. Únicamente en dos ocaciones, y las dos en un mismo duelo, apenas separadas por 50 minutos una de otra, algún futbolista blanquillo fue capaz de marcar gol desde los extramuros del área rival. Borja Iglesias rubricó el primero de El Arcángel en el minuto 18, a la media vuelta, con la pelota justo al borde del área (unos 18 metros de la raya de gol, al estar algo escorado el tiro). Y el mismo ariete gallego fue el autor del segundo esa noche estival, en el 68, disparando colocado desde 20 metros, poco antes de pisar la corona del área blanquiverde. En estos dos únicos precedentes, Iglesias lanzó raso, muy colocado, a la base del poste, sin que el portero cordobesista Stefanovic pudiera llegar a la pelota. Fueron dos remates sorpresa, dos golpeos súbitos que contaron con el factor de la velocidad de reflejos del rematador por encima de la reacción del guardameta adversario.

Eso es lo que pide Natxo a sus chicos aprovechando el ejemplo que dejó Raúl Guti hace cinco días con su tanto al Barcelona B, en su caso, por sus características personales, basado en la fuerza de su chut, en un buen golpeo en carrera y en la colocación por alto, más próxima al ángulo superior de la portería que al suelo. Que tiren más a puerta desde lejos. Que no se corten. Que prueben fortuna con mayor asiduidad. Es un método que, durante el año, ha de dar un número interesante de goles y, por lo tanto, probablemente también de puntos.

Los tantos a media y larga distancia suelen servir como herramientas infalibles para desatascar defensas cerradas. No solo en el caso de entrar directamente. También sirven porque provocan rebotes, desvíos en la muralla de retaguardia del rival, en definitiva, segundas jugadas en las proximidades de la raya de gol. Es una fórmula que deberían aplicar con mayor profusión los hombres de la media punta, la segunda línea, también los centrocampistas. Es un modo fundamental para ayudar en la generación de goles a los delanteros, sobre cuya figura no debe recaer únicamente la gran responsabilidad de marcar durante los partidos.

Natxo lo ha pedido explícitamente con el gol de Guti al filial del Barcelona como ejemplo último de máxima utilidad. Al canterano ya no hará falta animarle más. Cuando se marcan goles así, la confianza crece y el descaro aparece por natura. A Guti, cuando la pelota le caiga en esos terrenos que permiten ensayar el cañonazo lejano, la cabeza no le va a echar ningún freno de mano y, seguramente, volverá a intentar repetir la diana. La cuestión es que esto les ocurra a los demás también. En la plantilla hay jugadores que, en sus credenciales, portan grabados goles de este perfil en tiempos pasados: Javi Ros, Eguaras (en La Romareda precisamente, con el Mirandés), Pombo, Papunashvili, Oyarzun, Buff, el propio Zapater... Se trata de otro aspecto del juego a mejorar, a afinar, a desarrollar, a aprovechar para poner al equipo en coordenadas bien distintas a las actuales.

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