"No somos un equipo para estar a 3 puntos de la cola"

De la autocrítica, del psicoanálisis interno que lleva ejecutando la plantilla y el cuerpo técnico del Real Zaragoza en la última semana -al regreso de las vacaciones de Navidad-, todos han extraído consecuencias y diagnósticos claros respecto de lo que hay que reparar a partir de este sábado, cuando con la visita del Barcelona B a La Romareda, se vuelve a poner en marcha la competición y se encara el segundo tramo del torneo liguero. Entre esas cuestiones, según indicó Simone Grippo este jueves en la Ciudad Deportiva, en su papel de portavoz del vestuario, figura la certeza de que la calidad del actual Zaragoza está por encima de lo que marca su actual clasificación: 15º, en el paquete que precede a los cuatro equipos que ocupan la zona de descenso a Segunda B, que queda a solo 3 puntos de distancia de la ubicación de los blanquillos (y que precisamente marca el rival de dentro de unas pocas horas, el filial barcelonista).

"Yo creo que no somos un equipo para estar a 3 puntos de la cola. Pienso que este equipo tendría que estar más arriba. Pero los puntos dicen algo diferente y nos toca cambiar esta situación", señaló el central suizo en su comparecencia pública.

Nadie esperaba, mientras se construía este nuevo proyecto zaragocista durante el pasado verano, vivir en estas fechas del ecuador de la liga en su lugar tan feo, tan incómodo. Las aspiraciones eran mayores y las ilusiones, superiores. El plan del área deportiva, con Lalo Arantegui y José Mari Barba (supervisados por el director general, Luis Carlos Cuartero), recogía unas coordenadas de navegación de agosto a diciembre bien diferentes a las que ha dibujado la órbita del grupo que entrena Natxo González. Pero, en este parón navideño, todos ellos han considerado que todavía queda tiempo para la reacción positiva. Que, pese a que el remedio requiere un alto grado de eficacia de aquí a junio, este plantel es capaz de darlo por naturaleza propia.

Grippo hizo hincapié en esa tesis. El defensor helvético emitió un mensaje que declama la necesidad de pasar de las palabras y las sensaciones a la acción y los resultados tangibles. "Somos 18 jugadores nuevos, un equipo nuevo. Pero ahora, después de 6 meses juntos, es hora de cambiar ya un poco esto. Tenemos que mostrar somos, de verdad, un equipo. Y que no debemos estar tan abajo en la clasificación. Para esto llevamos trabajando fuerte entre Navidad y Año Nuevo", apuntó con frases sueltas en un idioma español que maneja cada vez con mayor fluidez.

Durante la primera vuelta, la que a base de decepciones y trompicones ha desembocado con el Real Zaragoza en esa preocupante 15ª posición, en muchos momentos se ha sugerido desde dentro del vestuario no vivir pendientes de la clasificación. Era el indicio de que algo no iba por el buen camino y, por ende, se prefería atender a cuestiones más someras y menos profundas para evitar nerviosismos e intentar favorecer unas dinámicas que nunca llegaron. Llegados a este punto de enero, donde solo sirve una reactivación rotunda del equipo y la llegada de victorias con una cadencia notable que alivien y difuminen la mala primera mitad de la campaña, esa sugerencia de dejar la clasificación en segundo plano del foco de atención parece ya menos razonable.

Grippo lo explicó así de sencillamente: "¿Mirar la clasificación? Cada uno ha de saber que hacer, si quiere mirarla o no quiere mirarla. Lo que está claro es que necesitamos puntos", resumió el central con claridad.

Y, como no hay tiempo que perder ni demoras que la propia clasificación admita por pura matemática, la plantilla del Real Zaragoza es consciente de que sus rectificaciones han de hacerse efectivas desde ya mismo. "Yo creo que el sábado vamos a mostrar que hemos cambiado", dejó como reto en el aire el defensa suizo.