¿Buena o mala suerte con los balones al palo?

El Real Zaragoza no tiene motivos para quejarse de esa faceta del juego hasta ahora. Los rivales remataron 8 veces a los postes, por 7 los blanquillos.

Zapater lanzó una falta al larguero en Oviedo justo antes de marcar otra similar por la misma escuadra.
Zapater lanzó una falta al larguero en Oviedo justo antes de marcar otra similar por la misma escuadra.
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¿Ha tenido buena o mala suerte el Real Zaragoza hasta ahora con los palos? Esta faceta del juego suele generar siempre un caso de memoria selectiva que deja en el primer plano del cerebro los balones enviados al poste por el equipo propio y suele olvidar con mayor facilidad los que han lanzado los rivales. Se guardan como detalles de lamento esas jugadas en las que el gol a favor no llegó por milímetros, por el mal fario de que el balón diese en el poste o el larguero y fuese rebotado hacia el campo en vez de entrar en la red. Y se establecen referencias sobre qué hubiera pasado si este o aquel lanzamiento hubiera sido gol en vez de quedarse estrellado en un palo del marco adversario.

Pues bien, en lo que va de temporada, casi su mitad, el Real Zaragoza no puede sentirse perjudicado en este cotejo, como tampoco beneficiado. Es cierto que pudo haber sumado más de un punto si los postes hubiesen sido más menudos o los lanzamientos a puerta de sus jugadores hubieran tenido un rumbo menos ajustado a las maderas (sustantivo utilizado por extensión histórica, ya que hace décadas que son de metal). Pero, de igual modo, hubo días en los que salió favorecido por la misma razón con los contrincantes como damnificados por esos milímetros que separaron un tanto de un golpeo en un poste.

El Real Zaragoza empezó con queja fundamentada, en la jornada 2ª, aquel día contra el Granada en La Romareda. Con el 1-1 definitivo ya en el marcador, Toquero estrelló en el poste derecho un remate a quemarropa en el minuto 77. Y Zapater, tres más tarde, lanzó al larguero una falta directa. La victoria pudo estar en cualquiera de esas dos acciones, pero del palo el balón salió hacia fuera en ambos casos.

Enseguida llegó la compensación. En Córdoba, en la jornada 2ª, con el 1-1 en el marcador y en el minuto 37, el ariete local Jona reventó la pelota contra el larguero a bocajarro. Pudo ser el 2-1 y, por el contrario, lo que llegaría al final fue el triunfo por 1-2 de los blanquillos.

En un mismo partido, el duelo de La Romareda ante el Alcorcón en la 4ª jornada que ganaron los madrileños por 0-1, los palos también repartieron dividendos en ambos sentidos. Primero, aún con el 0-0 en el tanteador en el minuto 19, fue el visitante Nono el que, en un mano a mano patrocinado por un error garrafal de Grippo, chutó al palo con Ratón batido. Luego, llegaría el 0-1. Y al final, el Zaragoza pudo igualar, en el 80, en una falta sacada sobre el larguero por Buff.

El siguiente episodio, también en el estadio zaragozano, fue favorable al Real Zaragoza y pudo salvar la continuidad de los de Natxo en la Copa del Rey. Fue en partido de la Segunda Ronda, contra el Lugo en el minuto 90, cuando los blanquillos ganaban 1-0 y estaban a punto de culminar su pase. El ariete lucense Cristian Herrera cabeceó al larguero un balón colgado al área local. Se evitó la prórroga, tal vez los penaltis y, por ello, las opciones de caer eliminados si los gallegos hubieran remontado.

En la 6ª jornada, el Nástic igualó 1-1 en Zaragoza con un gol postrero, en el 87, de Maikel Mesa. En ese tanto cabe computar un disparo al palo de los tarraconenses, pues el remate final a gol vino precedido de un cabezazo al larguero de Omar. Fue lo comido por lo servido, pero palo hubo.

En Oviedo, pocos días después, los postes también repartieron lamentos y alivios a partes iguales y en momentos que pudieron derivar el partido hacia sentidos bien dispares. Primero, en el minuto 2, aún con el 0-0 inicial, Zapater lanzó a la escuadra una falta directa lejana. No se adelantó el Zaragoza por décimas de milímetro. Después, cuando los ovetenses ya habían anotado el 1-0, Folch remató a quemarropa al poste tras un córner en el minuto 11. Pudo ser el 2-0 (que llegaría poco después). El equipo de Natxo se libró en ese tramo de un golpe definitivo y pudo después remontar hasta el 2-2 final. Los palos, esa noche, jugaron aleatoriamente.

El siguiente palo corrió favorable para los zaragocistas. Fue ante el Osasuna en La Romareda, partido que acabó 1-1. Pues bien, con 0-0 todavía, en el minuto 5, David Rodríguez, el delantero rojillo, remató al larguero. Los navarros pudieron haberse adelantado ahí, cosa que en pocos minutos haría el Zaragoza.

El contrapunto adverso no tardó en llegar y el palo fue un enemigo de los de Natxo en la Ciudad Deportiva del Sevilla. Ante el filial hispalense el marcador definitivo fue 2-2. Pero con 2-1 en contra del Zaragoza, en el minuto 76, Borja Iglesias se topó con el poste (tras leve toque del portero andaluz) en una clara opción de gol. Al poco, lograría la igualada final. Pero quedó el paladar amargo porque aquello pudo ser victoria.

El día del Reus, en la Romareda, fue Papunashvili el que, en el minuto 12, falló un remate a quemarropa chutando con violencia sobre el poste izquierdo con todo a favor. No obstante, según sucedieron las cosas, el hecho de que el balón no entrase ahorró un escándalo seguro, pues el linier se confundió y levantó la bandera señalando fuera de juego, que no era. El duelo acabaría 0-0.

El penúltimo partido con un poste, sui géneris en su resolución, fue el de la visita del Cádiz a Zaragoza. Ganaron los gaditanos 0-2 y el palo fue justo en la acción del primer tanto. Tras regatear al portero, el visitante Álvaro García remató a puerta vacía... y la pelota dio el el poste izquierdo para que fuese Jesús Valentín, en su desesperada carrera hacia atrás, quien acabara empujando en propia puerta el 0-1.

Por fin, en la reciente visita a Albacete, los postes también dieron miel y hiel a partes iguales para los dos adversarios, en un partido que terminó 0-0. Primero fue el zaragocista Grippo, en el minuto 23, el que lanzó al larguero una falta directa. Y justo antes del descanso, en el 43, el argentino de los albaceteños Espíndola marró un mano a mano ante Ratón rematando al poste a placer.

En total, 7 balones al palo ha rematado el Real Zaragoza en estas 20 jornadas, por 8 los rivales. En tres de esos partidos, de haber afinado mejor esos remates, los zaragocistas podían haber sumado media docena más de puntos, que bien les vendrían. Pero en cuatro choques distintos, el Zaragoza pudo haber sumado unos cuantos puntos menos de los que acumuló si los de enfrente hubieran evitado el poste para meter el balón en la malla. Y los días del Alcorcón, el Oviedo y el Albacete, la moneda se quedó de canto. Así que, en este equilibrio, no hay motivos de queja ni de agradecimiento.

LOS 7 REMATES AL PALO DEL R. ZARAGOZA

RZA-GRA- 1-1 (Toquero, 77'/ Zapater, 80')

RZA-ALC- 0-1 (Buff, 80')

OVI-RZA- 2-2 (Zapater, 2')

SEVAT-RZA- 2-2 (Borja Iglesias, 76')

RZA-REUS- 0-0 (Papunashvili, 12')

ALBA-RZA- 0-0 (Grippo, 23')

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LOS 8 REMATES AL PALO DE LOS RIVALES

CÓR-RZA- 1-2 (Jona, 37')

RZA-ALC- 0-1 (Nono, 19')

RZA-LUGO [Copa]- 1-0 (Cristian Herrera, 90')

RZA-NAST - 1-1 (Omar, 87')

OVI-RZA- 2-2 (Folch, 11')

RZA-OSA- 1-1 (David Rdgz., 5')

RZA-CÁD- 0-2 (Álvaro García, 52')

ALBA-RZA- 0-0 (Espíndola, 43')

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