Un viejo debate

La figura del entrenador vuelve a situarse en el epicentro de las discusiones del Real Zaragoza, una constante en las últimas cinco temporadas en Segunda División.

Natxo González, durente un enrtrenamiento.
Natxo se convierte en el debate
Aránzazu Navarro

Puntuales como casi siempre en la última década, los vientos de otoño y los fríos de invierno han zarandeado la figura del entrenador de turno del Real Zaragoza. Esta vez, el fútbol ha incrustado en el centro del debate a Natxo González, con la credibilidad afectada ante el irregular e insuficiente paso de su equipo. No se sabe si es una simple coincidencia o un fenómeno razonado, pero Natxo no es el primer entrenador del Real Zaragoza al que, desde 2009, se le desata una crisis de crédito en estas alturas del calendario, entre finales de octubre y el parón de Navidad.

Varios de sus predecesores cayeron en ese mismo precipicio de inestabilidad, malos resultados y dudas clasificatorias: desde Marcelino García Toral, a José Aurelio Gay, Javier Aguirre, Víctor Muñoz, Ranko Popovic o Luis Milla. A todos ellos les sobrevino el despido en la misma horquilla de la temporada, justo en el punto en el que ahora Natxo González se enfrenta a las primeras dudas y discusiones sobre su papel y futuro en el Real Zaragoza.

Es el último técnico en entredicho del actual ciclo en Segunda División. Un periodo de cinco temporadas descrito por la trayectoria de ocho entrenadores y cinco cambios en el banquillo en plena campaña, casi siempre en torno a su ecuador. Los datos hablan de convulsión y fragilidad en un puesto clave en cualquier proyecto deportivo. Al calor de esos números, los relevos rara vez surtieron un efecto deportivo a medio y largo plazo. Como mucho, en el Zaragoza de los últimos cinco años, el giro en el banquillo garantizó reacciones efímeras o de supervivencia –casos de Muñoz, Agné o Láinez–. Ninguno de esos entrenadores conseguiría asentar rendimientos sólidos y sostenidos durante varios meses, ni cumplir las expectativas establecidas en la SAD.

Únicamente el cambio de Víctor Muñoz por Ranko Popovic en la temporada 2014-2015 trajo una respuesta a la altura de los objetivos previstos. A duras penas –con un agónico empate en la última jornada en Leganés–, el técnico serbio condujo al Real Zaragoza a las posiciones de promoción y lo dejó a las puertas de Primera División, a solo siete minutos del ascenso en Las Palmas. Popovic ha sido el preparador con más estabilidad en el actual Zaragoza de Segunda: 1 años y 24 días, a caballo de dos temporadas. La vida deportiva promedio de un entrenador en La Romareda en las últimas cinco temporadas es de 6 meses y 3 semanas (202 días). Por debajo de esa esperanza de vida deportiva, se situaron los antecesores de Natxo González: Carreras (5 meses y 7 días), Milla (4 meses y 7 días), Agné (4 meses y 22 días) o el transitorio Láinez (2 meses y 15 días). Antes de ellos, pasaron por el banquillo Paco Herrera (8 meses y 27 días) y Víctor Muñoz (8 meses y 6 días).

Una reducción de tiempo de estancia al frente del Real Zaragoza paralelo, además, a la pérdida de capacidad presupuestaria en la configuración de la plantilla, si se pone en relación esos márgenes con el resto de la categoría (este año, el Zaragoza es el 14º techo salarial). Si Popovic ha sido el entrenador más longevo en el vigente ciclo en Segunda, Lluís Carreras atesora los mejores registros de rendimiento. Con él, el Real Zaragoza promedió 1,54 puntos por partido, sumando el 51% de los puntos en juego. La trayectoria de Carreras quedó emborronada y sentenciada por la hecatombe de Palamós, perdiendo una plaza en la promoción que parecía segura, pero es el único técnico de los últimos cinco años que encaró las últimas cinco jornadas con opciones reales de ascender de manera directa.

Carreras es el único entrenador de este periodo en Segunda que supera el 50% de los puntos sumados, no muy lejos de la horquilla 55%-65%, números en los que suelen ubicarse los equipos de ascenso directo. A Carreras, le sigue Popovic (49%/1,47 puntos por partido). El resto de entrenadores en las últimas cinco temporadas se ha movido en promedios muy similares, nunca por encima de la media de puntos por partido del Zaragoza de este periodo: 1,30 puntos, una suma del 43%. A ese porcentaje, llegaron Paco Herrera (1,30 puntos) y Víctor Muñoz (1,30 puntos). Ambos se solaparon en las temporadas 13-14 y 14-15. Paco Herrera no terminó de elevar al equipo a las posiciones de ascenso directo con la plantilla más cara, reforzada aún con la ayuda al descenso avalada por la Liga, en un año marcado por las decisiones de García Pitarch que alteraron la salud del vestuario justo cuando el Zaragoza mejor pulso presentaba. Víctor Muñoz sustituyó a Herrera, pero el cambio apenas dio para que el equipo frenara su caída. El técnico aragonés siguió al año siguiente, tras el cambio en la propiedad, pero la escasa dinámica del Zaragoza propicia su relevo por Popovic.

Por su parte, el curso pasado, César Láinez firmó un 41% de los puntos (1,25), mejorando así a sus predecesores, Luis Milla, con un 39% (1,18 puntos) y Raúl Agné, con un 38% (1,16 puntos). Láinez fue la arriesgada apuesta de Lalo Arantegui para asegurar la categoría. El técnico del filial, con carácter provisional, logró ese objetivo de urgencia, gracias a la mejora competitiva del equipo y las victorias clave contra Mallorca, Elche y Mirandés en un tramo decisivo del calendario, pues esos tres rivales acabaron descendiendo.

Mientras, Natxo González, en la actual temporada, está en unas cifras semejantes a Láinez, Milla o Agné: 38% de los puntos sumados y 1,15 de promedio por partido. Y esos son los números exactos que le han convertido en el epicentro de los debates acerca del banquillo del Real Zaragoza.

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