El polémico Zozulya, amenaza en Albacete

El delantero, rechazado por los aficionados del Rayo por su presunta afinidad con grupos neonazis ucranianos, es el Pichichi manchego con siete goles y atraviesa un sobresaliente estado de forma. Esta es su historia.

Zozulya celebra un gol con la camiseta del Albacete.
Zozulya celebra un gol con la camiseta del Albacete.
Albacete Balompié

Román Zozulya es un nombre vinculado a la polémica. El ucraniano, hoy referencia ofensiva y máximo goleador del Albacete, próximo rival del Real Zaragoza, protagonizó el pasado mes de febrero uno de los fichajes más rocambolescos de los últimos años en el fútbol español. El delantero fue cedido desde el Betis al Rayo Vallecano en las últimas horas del mercado invernal en una operación que parecía una de tantas de finales de enero. Sin minutos en Primera con el Betis, los dos clubes y el jugador veían con buenos ojos su desembarco a préstamo en el barrio de Vallecas durante los siguientes seis meses.

La que no recibió de buen agrado su fichaje fue la afición del Rayo, que entendió su incorporación como un "desprecio absoluto por el equipo y los valores que representa". Los seguidores rayistas, encabezados por las Asociación de peñas y por los Bukaneros, rechazaban tajantemente el fichaje de Zozulya por su presunta afinidad con grupos neonazis y paramilitares ucranianos. "Vallekas no es lugar para nazis. Presa para ti tampoco. ¡Vete ya!". El futbolista ucraniano ha sido fotografiado en numerosas ocasiones junto a emblemas y símbolos de ultraderecha radical, así como con armas de fuego en prácticas militares con el ejército de Ucrania.

La controversia, además, se acrecentó en su llegada a Sevilla el anterior verano. Zozulya aterrizó con una camiseta con el escudo de Ucrania y unas palabras en su ucraniano que un periodista malinterpretó como vinculadas al grupo neonazi Pravy Sektor, partido político nacionalista ucraniano. De modo involuntario, su polémica ideología llegó a España con él. "Aterricé en el aeropuerto de Sevilla con una camiseta con el escudo de mi país y unos versos del poeta Taras Shevchenko, estudiado en todas las escuelas de la Unión Soviética. Este periodista publicó que traía una camiseta de un grupo paramilitar que se distingue del escudo de mi país porque lleva una espada de gran tamaño", se defendía después.

Zozulya reconoció que había "colaborado" con el ejército ucraniano para "proteger" a su país, y que hizo "una importante tarea en Ucrania colaborando en ayudar a los niños y a los más desfavorecidos" de su país. Incidía, además, que "nunca" ha estado "vinculado a ningún grupo neonazi ni paramilitar".

Las explicaciones fueron del todo insuficientes para la afición del Rayo, que presionó al jugador y a la directiva para frenar un fichaje ya consumado. Ante las presiones, virtuales y reales, el Betis, el Rayo y el entorno del jugador decidieron que Zozulya regresara momentáneamente a Sevilla. Ya no volvió. Ni siquiera se llegó a poner la camiseta franjirroja. Mientras, Javier Tebas anunciaba una querella criminal -que fue archivada a mediados de octubre- contra los Bukaneros por presuntas coacciones al Rayo y al propio jugador.

Rechazado en Suecia y propaganda de guerra

Vinculado contractualmente con el club madrileño, el futbolista no podía jugar con el Rayo -la situación era irreversible- ni con el Betis, ya que tenía firmado un acuerdo de cesión hasta el 30 de junio y el plazo para inscribir fichas estaba cerrado. El ucraniano recibió el permiso para ejercitarse con los andaluces mientras veía como permanecería inactivo hasta final de temporada. Valoró la posibilidad de salir al extranjero, pero, según su agente, dos clubes suecos también le vetaron instigados por sus aficionados. "Zozulya ha tenido diversas opciones de trabajo durante este tiempo, pero por desgracia la política se ha puesto por delante del fútbol. A causa de la falsas acusaciones, muchos clubes se han negado a fichar al jugador", explicaba Vladimir Kuzmenko, uno de sus agentes, al diario ruso Segodnyas.

"Por ejemplo, teníamos dos ofertas muy específicas de clubes de Suecia. Una de ellas estaba casi firmada, pero se echaron atrás cuando sus hinchas, que son izquierdistas, amenazaron con tomar medidas. Algo parecido a lo que pasó en Vallecas. Los aficionados del otro equipo sueco eran más del ala derecha, pero tampoco salió: se miraron unos a otros y dijeron 'no', por lo que pudiera pasar... Muchos ya no le ven como un jugador de fútbol profesional debido a las acusaciones", relataba el agente.

A finales de marzo, en una reunión entre los presidentes de Ucrania y España, Petro Poroshenko agradeció personalmente a Mariano Rajoy "el tener una posición clara en apoyo del jugador ucraniano". Poroshenko subrayó que la situación por la que pasaba Zozulya era "el resultado de la campaña de propaganda cuidadosamente planificada dentro de la guerra híbrida" de Rusia contra Ucrania.

La temporada terminó con Román Zozulya en Sevilla, buscando una salida junto a su familia más cercana. A sus 28 años y después de todo el verano meditando sobre su futuro, el ucraniano decidió dar un giro a su carrera rescindiendo el último día del mercado su contrato con el Betis. Goleador con buen cartel y campeón de liga en su país, subcampeón de la Europa League con el Dnipro e internacional con Ucrania en 32 ocasiones, el atacante sentía que debía reivindicarse. Y quiso hacerlo en España, en el Albacete, que anunció a principios de septiembre su contratación por un año. "Pese a tener suculentas ofertas de otros rincones del mundo ha querido enrolarse en el proyecto que le ha propuesto el Alba", explicó el club en el comunicado que divulgaba su fichaje.

La normalidad recibió al ucraniano en Albacete, necesitado de estabilidad y rutina en su fútbol. Desde su llegada, se ha convertido en la pieza básica sobre la que gravita el ataque manchego, especialmente desde la incorporación de Enrique Martín Monreal a principios de octubre, que reemplazó en el banquillo a José Manuel Aira, destituido tras el mal arranque de campeonato. "Es una bendición que Zozulya esté en el Albacete. Estamos encantados con él”, subrayaba su entrenador. “Estoy feliz aquí. Me veo jugando en Primera con el Albacete”, aseguraba el atacante hace unos días.

Zozulya ha jugado 13 partidos y ha marcado siete goles, a los que ha agregado un par de asistencias más. En sus últimas cuatro apariciones ha anotado cinco dianas. Desde que llegó es titular indiscutible y solo se ha perdido dos encuentros, uno por lesión ante el Cádiz y otro por pura lógica ante el Rayo. El cuerpo técnico alegó una “decisión técnica” para evitar su convocatoria para la visita a Vallecas. “Tiene que descansar”, añadían desde el club.

Ahora, en este punto exacto, aparece Roman Zozulya en la vida del Real Zaragoza, que deberá frenar este sábado a un delantero en un tremendo estado de forma. El polémico Zozulya es la gran amenaza del Albacete.  

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