Natxo estabiliza el once

El técnico ensaya sobre la misma alineación de las últimas jornadas, con Vinicius, Papu y Eguaras asentados. La entrada de Benito en el lateral izquierdo puede ser el único cambio contra el Cádiz.

Natxo González da indicaciones en el entrenamiento de ayer en La Romareda.
Natxo González da indicaciones en el entrenamiento de ayer en La Romareda.
ARÁNZAZU NAVARRO

Una constante en la temporada del Real Zaragoza ha sido el componente mudable de sus alineaciones, a las que Natxo González, dentro de su política de vestuario, rara vez ha otorgado continuidad. Hasta hace un par de semanas, eran habituales las agitaciones en el once. Con un mayor o menor calado, pero el técnico siempre modificaba o matizaba posiciones, funciones y nombres. El Zaragoza, en este sentido, ni en sus mejores momentos, se definió por un rostro fijo. Jugadores han entrado y salido sin que el equipo se apoyara en una ‘alineación tipo’.

Tampoco en las semanas en las que el juego del Zaragoza alcanzó su mejor expresión: Natxo entendió que había que ampliar la plantilla todo lo posible, de ahí, que se diluyeran los rangos entre titulares y suplentes, salvando casos muy concretos como, quizá solo, Zapater, Cristian y Borja Iglesias. Según Natxo, todos eran titulares: "La línea que separa entrar en el once y pasar a la grada es muy fina", ha advertido en alguna ocasión el entrenador. Esta política de rotaciones controladas ha impedido al Zaragoza consolidar su figura, especialmente, en sectores esenciales del equipo, como el centro del campo. A excepción de Zapater, en el cuadrilátero que normalmente ha diseñado Natxo en la sala de máquinas, los nombres han ido entrando y saliendo: Eguaras, Ros, Pombo, Guti, Buff, Febas… Un ajetreo llamativo en un equipo en fase de construcción, necesitado de asimilar conceptos y mecanismos.

Sin embargo, la dinámica del último mes y medio ha replanteado este escenario: Natxo González se ha decidido a estabilizar una alineación. Ya no son solo cinco o seis jugadores las piezas inamovibles, sino que ese cuerpo básico del equipo se ha ampliado. La entrada de Vinicius y Papunashvili en los planes principales de Natxo y la consolidación de Eguaras en el centro del campo han redefinido al Real Zaragoza. El partido de hace dos semanas contra el Reus representó el punto de inflexión en ese sentido.

Con la intención de afilar el juego con balón del equipo, Natxo introdujo el dinamismo ofensivo de Vinicius, la verticalidad de Papunashvili y el pase puntiagudo de Eguaras. Todos ellos repitieron en Gijón, contra el Sporting, cita en la que el técnico vitoriano solo realizó una modificación respecto al partido anterior, un cambio forzado debido a la lesión de Mikel González, relevado por Grippo. El resto de la estructura del Zaragoza permaneció igual en El Molinón.

Natxo González prevé asentar el equipo sobre esa base y frente al Cádiz la única pincelada que apunta a darle al once es la posible entrada de Alberto Benito en el lateral izquierdo, en detrimento de Ángel. En la sesión de entrenamiento de ayer en La Romareda (abierta al público), el técnico del Real Zaragoza esbozó esa declaración de intenciones. En el ensayo general, con un partidillo entre dos equipos y el 4-4-2 como sistema táctico, el entrenador conjuntó a Cristian en la portería, Delmás y Ángel en los flancos defensivos, Grippo y Verdasca como centrales, Eguaras y Zapater en el eje del centro del campo escoltados de Febas y Papunashvili, y Vinicius y Toquero arriba. A los pocos minutos, Borjas Iglesias –quien desde hace alguna semana arrastra molestias en la zona del psoas y la cadera– relevó al ariete vasco (con golazo incluido).

De este modo, todo parece enfocado hacia que Natxo González consolide contra el Cádiz la alineación de los últimos dos partidos, con la salvedad posible de Alberto Benito como lateral izquierdo. El defensa, ya recuperado, jugó en esa posición en El Molinón durante la segunda mitad, una demarcación en la que Natxo ya lo empleó en un puñado de partidos la temporada pasada en el Reus, precisamente, en lugar de Ángel Martínez. La defensa de las bandas se intuye un punto estratégico en el partido del próximo sábado contra el Cádiz. El rival del Zaragoza es poderoso, veloz y desequilibrante en los extremos. Álvaro García y Salvi, atacantes verticales, rápidos, habilidosos y con llegada, ejercen de palanca ofensiva del Cádiz y constituyen su principal amenaza. Natxo González tiene en este sector un foco de preocupación y análisis para contrarrestar al adversario, un conjunto especialmente peligroso en los contragolpes y acciones de transición.

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