Álvaro Cervera, técnico del lanzado Cádiz actual, estuvo en entredicho en octubre

La evolución de los gaditanos, un ejemplo a seguir por el Real Zaragoza. Los amarillos barajaron romper con todo hace 40 días tras una penosa racha, hoy revertida.

Álvaro Cervera, en segundo término tras Rubi, en el partido Huesca-Cádiz del 22 de octubre, la última derrota cadista que dejó al técnico amarillo muy tocado.
Álvaro Cervera, técnico del lanzado Cádiz actual, estuvo en entredicho en octubre
Rafael Gobantes

Álvaro Cervera, el entrenador del Cádiz CF que viene triunfando en la Tacita de Plata desde el ascenso de Segunda B hasta nuestros días (promoción de ascenso incluida el año pasado), volverá a sentarse este sábado en el banquillo visitante de La Romareda. Pero, tal y como venía la mano hace solo 6 jornadas, muchos llegaron a barajar la opción de que el técnico amarillo no hubiese llegado tan lejos en su tarea al frente del bloque cadista, pues la racha que enlazó entre septiembre y la entrada de noviembre fue extremadamente negativa y llenó de toxicidad el ambiente futbolístico de Cádiz al regreso de Huesca, donde cosecharon la que ha sido su última derrota, por 1-0, el 22 de octubre (aún patinaría una semana más tarde ante el Rayo).

El Cádiz, en aquellos dubitativos momentos, vagabundeaba por la zona baja de la clasificación en el mismo grupo de desorientados en el que se codeaba el Real Zaragoza. Llegó a ser 16º tras perder en El Alcoraz. De eso solo hace 40 días. Sin embargo, hoy, a 72 horas de visitar La Romareda, el equipo gaditano parece un ogro invencible, un equipo de otro planeta en Segunda División, pues viene de acumular cinco victorias en cadena en las últimas cinco jornadas y, además, con el aderezo temible de no haber encajado un solo gol en esta racha sobresaliente. Se ha convertido en el equipo de moda de la categoría. Con récords de ámbito internacional en sus registros de puntuación y rentabilidad defensiva. Un gigante que, hace nada, era un alfeñique.

Es decir, este magno Cádiz de hoy en día se movía como un cadáver andante a ojos de su afición y de todo el fútbol español hace menos de mes y medio. Y, por esas cosas del fútbol de la singular Segunda División española, ha pasado de la 16ª posición a la 3ª de ahora mismo (a solo 3 puntos del líder, el Huesca) mediante una dinámica positiva que describe la perfección. ¿Cómo lo ha hecho? ¿Cuál es la fórmula? Pues, en realidad, no hay ningún resorte paranormal en su conducta. Debe tratarse únicamente de trabajo, fe, confianza y calidad en los componentes de su plantilla. Porque, incluso, en el periodo reciente de resurrección en la tabla, este sorprendente Cádiz ha sufrido lesiones de piezas clave que ha debido suplir su entrenador con futbolistas menos habituales que, eso sí, han dado el do de pecho cuando les ha tocado asomar en el campo.

Observen estos datos. Tras empezar con el impulso positivo de su buen año pasado, ganando 1-2 en Córdoba y 0-1 en Lugo en sus dos primeros desplazamientos y 2-0 al Nástic en el Carranza (con un patinazo en casa entremedias, un 0-0 ante el Alcorcón), el Cádiz sufrió el referido colapso a partir del 16 de septiembre cuando cayó 1-0 en Oviedo. Desde ese momento, los andaluces perdieron la brújula. A saber: empate 0-0 en su campo ante el Numancia; estrepitosa goleada en Lorca, 3-0, rozando el ridículo; nuevo cataclismo en Carranza al caer 0-2 contra el Osasuna, aquel día en el que el portero rojillo, Sergio Herrera, paró hasta tres penaltis; después, otro insuficiente empate (0-0) en el campo del colista, el Sevilla Atlético; a continuación, un nuevo traspié lacerante al igualar 2-2 en campo gaditano ante la Leonesa tras perder una ventaja de dos goles iniciales; después, llegó el consabido 1-0 de Huesca que puso a Álvaro Cervera y sus muchachos a los pies de los caballos; y aún quedaba un séptimo tropiezo en serie, el 0-0 en campo cadista ante el Rayo Vallecano, el 29 de octubre.

Hagan números y verán cómo, en ese trecho negro del Cádiz, los de Cervera únicamente sumaron 4 de 21 puntos disputados, 4 puntos en 7 jornadas. Cifras de terremoto, inevitablemente. Nadie encontraba una explicación a semejante insolvencia. Temblaron los cimientos del proyecto. Literal.

Observen estas frases del propio Álvaro Cervera cuando, en las horas posteriores a volver de Huesca, en Cádiz hubo quien insinuó incluso su posible destitución. "No tenemos nada que ver con el año pasado, ni con el anterior. Hay que ver dónde estábamos no hace mucho. La temporada no tiene nada que ver ni tampoco los demás equipos. Cuando asciendes hay un plus, después puede haber jugadores que se acomodan de manera inconsciente y su rendimiento baja", denunció el técnico amarillo. "¿El ambiente en el vestuario? Hay tristeza porque porque no se gana, hay cierta intranquilidad", asumió. Y, también, tuvo que oirse que la plantilla no estaba activada por problemas internos con el club. "¿El conflicto institucional afecta en el vestuario? No detecto nada de eso. El equipo no funciona o deja de funcionar por un problema que es evidente que existe, pero no afecta", contestó Cervera, admitiendo chispazos.

En aquellos cercanos días de temblores en el seno del Cádiz, Álvaro Cervera manifestó públicamente esto: "Hay arreglar más de una cosa. El equipo no está bien. Se han olvidado muchas. No me gusta lo que veo". Denuncias contundentes provenientes del mismo jefe del vestuario. Un autodiagnóstico que, por su contundencia, probablemente ayudó a la actual reacción.

En estas condiciones tan al límite acudió el Cádiz a Almería, ya el 5 de noviembre. Si no ganaban allí, a Cervera el crédito se le hubiese agotado muy probablemente. Y el lío interno en el Carranza hubiera alcanzado cotas incandescentes por motivos obvios. Pues bien, de ese hito, en el campo de los Juegos Mediterráneos, parte el regreso a la vida de aquel muerto llamado Cádiz CF.

Ganaron 0-2 a los almerienses. Luego, 1-0 al Reus como locales. Repitieron fuera de casa con el 0-3 en Gijón. Y reverberaron ante su público con dos victorias seguidas, 1-0 contra el Valladolid y 2-0 frente al Albacete. Incontestable respingo en la clasificación, en la rentabilidad de su juego, en su cierre defensivo, en su eficacia goleadora. 9 goles a favor y 0 en contra. 15 de 15 puntos adicionados.

Sin duda, para el renqueante Real Zaragoza de Natxo González, ver con detenimiento esta película épica del Cádiz contemporáneo podría ayudar a creer un poco en sí mismos, a ganar en autoestima. Es un buen ejemplo a estudiar, un gran libro de cabecera para los zaragocistas. Y la historia de Álvaro Cervera es, asimismo, digna de análisis por sí misma. Para escribir un libro y, si acaba bien, para impartir un máster el próximo verano.

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