Borja Iglesias describió un paradójico final de entrenamiento en la matinal de este miércoles festivo en La Romareda. El delantero centro gallego, titular indiscutible hasta ahora en el Real Zaragoza, fue derivado al equipo suplente en el inicio del partidillo de ensayo con el que acabó Natxo González la jornada. Una situación llamativa, mucho más cuando es vox pópuli que Iglesias no está atravesando un buen momento de inspiración en el último mes y medio, ni en el ritmo de juego ni en su olfato goleador (no ha marcado en las últimas 6 jornadas).

Y, desde ese punto de partida tan sorprendente, Borja acabó anotando el único gol de la mañana, ya en el segundo tiempo de ese breve simulacro de once contra once, eso sí, una vez cambiados los petos con Toquero y reintegrado al bloque principal. Fue una diana muy aplaudida por el público que se concitó en las grada de La Romareda (el entrenamiento fue inusualmente a puerta abierta), en especial por la belleza de su formato: Iglesias controló a 20 metros y, tras posicionar el cuerpo, lanzó con la derecha para que la pelota se colase literalmente por la escuadra izquierda.

Pero, con anterioridad a este hecho, los comentarios entre los asistentes giraban en torno a la dupla de delanteros que había puesto en juego Natxo en la primera fase del ensayo: Vinícius y Toquero. En un dibujo nítido de 4-4-2, no hubo más sorpresas a la vista. Cristian Álvarez era el portero. Delmás, Grippo, Verdasca y Ángel Martínez los defensores. Zapater y Eguaras el doble pivote central. Y Papunashvilil y Febas los volantes escorados a bandas en la línea media.

Es decir, el mismo once que inició el duelo del pasado domingo en El Molinón para ganar 0-1 al Sporting de Gijón en un partido clave, con la salvedad de la falta de Borja Iglesias en punta, al que sustituía Toquero. El hecho de que los entrenamientos puedan verse dejan este tipo de debates abiertos a ojos de todo el mundo. Lo que siempre fue el fútbol hasta que lo metieron por otros caminos menos populares y más restringidos.