Borja Iglesias y Febas, dos bielas del equipo que requieren reanimación

El delantero goleador y el centrocampista de ruptura ofensiva que lucen galones en el diseño de la actual plantilla han perdido relevancia en el juego peligrosamente.

Febas y Borja Iglesias, al inicio de la temporada tras su incorporación al Real Zaragoza.
Borja Iglesias y Febas, dos bielas del equipo que requieren reanimación
Daniel Marzo

Vistos con interés y detenimiento los partidos de la última depresión del Real Zaragoza, que ha podido tener su fin y rectificación a partir del triunfo del domingo pasado en Gijón, resulta evidente que el equipo necesita con urgencia la reanimación futbolística de Borja Iglesias y Aleix Febas. El delantero goleador de la plantilla (Iglesias) y el centrocampista de ruptura ofensiva (Febas), que son desde el inicio del proyecto de este año dos bielas principales en el motor del equipo de Natxo González, han perdido presencia en el juego y el colectivo se resiente inevitablemente.

Uno y otro hace días que dejaron de tener un contacto más continuo con la pelota durante los partidos, hecho que siempre se apreció en los primeros duelos de la temporada, cuando Natxo estaba en plena fase de ensamblaje del revolucionado plantel zaragocista durante el verano. Son muchos los minutos en los que Iglesias y Febas están como ausentes. En Gijón, el último día, se dio el ejemplo más cercano de este síntoma. En el anterior compromiso, en casa contra el Reus (0-0), ocurrió exactamente lo mismo.

En los primeros dos meses de liga, tanto Borja Iglesias como Febas encabezaron el apartado estadístico oficial de la liga que reseñaba los futbolistas que más faltas recibían de los rivales. Los dos. Ahora, Febas, por acumulación anterior, sigue en lo alto de ese escalafón, pero Borja Iglesias se ha caído a la cuarta plaza, rebasado por Nando (Lorca) y Álvaro Giménez (Alcorcón). El ariete zaragocista, además de acumular seis jornadas sin ver portería, sin celebrar un tanto propio, con escasos disparos a puerta, también ha perdido peso específico en la trama táctica de los partidos. Su bajón presencial en el juego del Real Zaragoza, curiosamente, va de la mano del de su colega Febas.

En el primer tramo de la competición, los dos se convirtieron en los debutantes más llamativos del cuadro zaragocista por su vistosidad. Iglesias, cedido por el Celta, impactó por su excelente juego de espaldas, por su capacidad para ganar balones a base de utilizar su cuerpo con singular destreza. También por la forma de ganar la retaguardia a las zagas (provocó aquellos primeros penaltis en cadena a favor del Zaragoza que hace días ya no asoman por ningún sitio) y por anunciar una facilidad para generarse él solo opciones de gol (el doblete de la 3ª jornada en Córdoba fue su eclosión en esa faceta) que auguraba un año fabuloso. No ha derivado el curso por ese camino y hace mes y medio que se extraña a Iglesias, pese a que su titularidad nunca ha peligrado y su presencia en el campo es fija cada día. Un efecto secundario que describe que algo no está bien es que Borja Iglesias no ha marcado un solo gol en jugada en La Romareda... y ya van cuatro meses de curso.

Lo de Febas tiene matices confluyentes con el artillero gallego, pero también otros bien dispares. El joven ilerdense, cedido también (en su caso por el RM Castilla), inició su puesta de largo como profesional con actuaciones sugerentes gracias a su rapidez en el manejo de la pelota, a su capacidad para desbordar líneas defensivas encarando verticalmente. Fue, por ello, cosido a faltas. Pero nunca desistió y su crecimiento fue exponencial a base de minutos... hasta que ha comenzado un claro declive de aportación en las últimas jornadas (con el oasis de la primera parte ante el Rayo Vallecano, gol suyo incluido) del que ha repercutido en el resto de colegas y del equipo en general. Hace días que no provoca las tarjetas amarillas en los adversarios que, de manera masiva, sí provocó en los primeros balbuceos de la campaña. Éste es un testigo, un chivato muy fiel de lo que sucede.

Lalo Arantegui, el director deportivo del Real Zaragoza, apostó fuertemente por estas dos cesiones a la hora de dibujar el boceto del once titular del nuevo equipo. Un gran desembolso económico, una intención seria de sustentar pilares maestros del bloque sobre ellos dos. En el principio de todo, lo mismo Iglesias que Febas, pese a su condición de novatos en el fútbol profesional (los dos proceden de la Segunda B), firmaron actuaciones prometedoras que casaban a la perfección con el crecimiento que se esperaba de ellos con el paso de las jornadas. Pero lo ocurrido en el último mes y medio va en dirección contraria.

Curiosamente, los dos protagonistas han ido de la mano en su bajonazo de aplicación durante los últimos partidos del Real Zaragoza. Y el mecanismo ofensivo de Natxo se agrieta visiblemente si Borja Iglesias anda perdido y Febas no asoma como debería hacerlo. El problema existe. Se ve venir hace unas jornadas y ante Reus y Sporting, las dos últimas, tomó cuerpo de lleno. Encontrar las causas y buscar una solución es tarea urgente para todos los afectados: los jugadores y el entrenador, como mínimo.

Además, por su manera de desenvolverse sobre el césped, tanto Iglesias como Febas son de ese tipo de jugador que, si no alcanza su nivel mínimo de solvencia en un partido, no solo no suma sino que puede llegar a restar. Las bielas son las que transmiten la fuerza de la combustión a la tracción, de la combustión al cigüeñal. Si Iglesias y Febas funcionan, otros jugadores que están con ellos también lo hacen por pura transmisión de esfuerzos. Por consiguiente, si estos dos jugadores claves en el plan de Lalo Arantegui no alcanzan un nivel mínimo aceptable durante el juego, a Natxo se le caen otras piezas que trabajan mecánicamente a su alrededor y el roto es mucho mayor de lo que parece. Esta es la importancia de este asunto.

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