El legado de Natxo

El Reus, ahora dirigido por Garai, mantiene la austeridad implementada por su extécnico: marca y recibe pocos goles

Natxo González, en el inicio del entrenamiento.
Natxo González, en el inicio de un entrenamiento.
Toni Galán

Tanto con tan poco. Muy pocos clubes de Segunda División han sabido optimizar sus activos como el Reus. Igual en la tesorería que en el campo. En cuanto a la tela marinera, solo el Lorca cuenta con un techo salarial menor que el club rojinegro. En relación con las posibilidades del resto de los clubes censados en la Segunda División, todo es pequeñito en Reus. Su campo, el Estadi Municipal, el de menor capacidad de la competición. Su número de abonados (2.500) solo supera al del Lorca. Con estos registros, la única posibilidad de supervivencia pasa por la rentabilización al máximo de sus ingresos, de sus recursos... Y de sus goles, claro. Por eso en el pasado curso, cuando fue dirigido por el actual entrenador del Real Zaragoza, Natxo González, el Reus firmó un registro doble nunca repetido en el fútbol profesional: ser a la vez el equipo menos goleador y menos goleado en una liga. Un total de 31 goles marcó, recibiendo 29. Al final capturó 55 puntos, finalizando la temporada en una muy meritoria undécima posición en la tabla clasificatoria.

Estos datos sintetizan el legado de Natxo González, el estilo con el que consiguió estirar el sueño rojinegro en Segunda División, la categoría a la que brincó desde el grupo más exigente de la Segunda B, el Grupo III. Tras la marcha del técnico a Zaragoza acompañado de su inseparable segundo, Bernardo Tapia, asumió la dirección del equipo Aritz López Garai, el veterano y eficaz volante tapón sobre el campo. También abandonaron el club sus jugadores más destacados: los laterales Alberto Benito y Ángel Martínez, que viajaron junto a Natxo a La Romareda, y Folch, el cerebro en el centro del campo. Pese a estas mermas, el Reus no ha perdido su competitividad y mañana visitará Zaragoza disfrutando de una holgada clasificación, en la duodécima casilla del tablero.

Ha movido poco las fichas López Garai. El esquema de juego patentado por Natxo (1-4-2-3-1) lo ha matizado un tanto (1-4-3-3), aunque los hombres ofensivos situados en las bandas también se repliegan para tapar. Las cromos siguen siendo prácticamente los mismos. El portal lo cuida Edgar Badía, un chaval de la mejor cantera de Cataluña, que por supuesto es la del Espanyol (la cantera del Barça es de piedras de importación...). Edgar Badía ya fue el pasado curso porcentualmente el segundo portero menos goleado de la Segunda, con 29 goles encajados en 42 partidos. Raúl, portero del Levante, fue el primero porcentualmente, con 22 goles en 33 partidos, aunque para ello tuviera que ser sustituido por Oier en la última jornada liguera, en el partido que el Levante le iba ganando (1-0) al Huesca y al final perdió con los altoaragoneses (1-2).

En defensa, los centrales de Natxo siguen haciendo raya. Olmo tiene buena salida de balón, y Pichu Atienza zurra todo lo que dejan. Por los laterales, el Reus ha sabido cubrir el vacío dejado por Benito y Ángel. Por la derecha, el zaragozano Jorge Miramón atraviesa por un momento extraordinario. Miramón ya acabó como titular el pasado curso, trasladando a Benito a la izquierda. Ahora juega Migue en la banda izquierda. En el medio, el toque sutil de Carbonell, típico perfil de la cantera del Barça, mueve el equipo, bien respaldado por Gustavo Ledes. La energía de Borja Fernández aporta electricidad en la zona ancha. Arriba, lesionados Máyor y Querol, la referencia es Edgar Hernández, ex jugador del filial zaragocista, con David Haro y Vitor Silva caídos a las bandas. Esta año también son el equipo menos goleador (11 goles). También reciben pocos goles (13 en 15 partidos). Y continúan siendo competitivos. Es el legado de Natxo González.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión