Pombo: "El gol fue un alivio para mí, por mi situación no estaba cómodo"

El canterano, revulsivo y autor del tanto del triunfo ante el Rayo, se sabe redimido de un bache personal que lo hizo pasar de la titularidad a la grada en el último mes.

Jorge Pombo grita con rabia y emoción tras marcar el 3-2 ante el Rayo Vallecano.
Jorge Pombo grita con rabia y emoción tras marcar el 3-2 ante el Rayo Vallecano.
Aránzazu Navarro

Jorge Pombo ha vuelto. El interior aragonés atravesó un mes delicado, fuera de órbita en el ámbito mental y deportivo, tras pasar de ostentar un rol de titular al inicio de la temporada a ser descartado y mandado a la grada por Natxo González en las semanas que unieron octubre con noviembre. Son fases de sube y baja por las que Pombo ya pasó con anterioridad, tras debutar el año pasado con Milla (en Tarragona) o tras ser recuperado en su momento por el siguiente técnico, Raúl Agné.

Parece algo inherente a la personalidad del '8' zaragozano, que no logra un rendimiento regular ni una estabilidad emocional en sus primeros pasos como futbolista profesional pese a su indiscutible calidad y aportación al juego, algo que sí obtuvo en la recta final del torneo pasado, cuando Láinez, el tercer entrenador del curso, depositó en Pombo la bandera del revulsivo cuando de salvar la categoría se trataba en una situación desesperada.

Pombo, hasta ahora, va y viene dentro del equipo. Alterna gotas de su clase con circunstancias que le perjudican y lo sacan del carril, como aquella expulsión injustificada ante el Osasuna hace un mes o sus lagunas de juego inconsistente. Por eso, observar su renacer con un fútbol de notable peso espécifico en la media hora que Natxo le otorgó frente al Rayo Vallecano el pasado sábado, confirmado con un gol ganador y varias jugadas de desahogo ofensivo cuando el equipo estaba muy tocado tras el empate y la remontada (2-2) de los rayistas en la segunda parte, es una de las mejores noticias para el zaragocismo en general.

Jorge Pombo fue el portavoz del vestuario este lunes en el arranque de la semana previa al nuevo choque, que será el viernes en Almería. Y el zaragozano, con su habitual franqueza, valoró así su positivo cambio de coordenadas tras lo sucedido en La Romareda 72 horas atrás: "El gol de la victoria fue un alivio para mí por mi situación. No estaba del todo cómodo. Es importante este gol, también para el equipo, para romper esa racha de no ganar", reconoció.

"A todo el mundo le fastidia no jugar y no entrar en la convocatoria. Esas son decisiones de Natxo. Pero al final el trabajo tiene sus frutos. Yo estoy aquí para aportar al equipo y, por fortuna, pude hacerlo de manera importante frente al Rayo y ganamos", prosiguió en su análisis de lo acaecido con él, en particular, durante las últimas cuatro semanas de evidente descarrilamiento.

Pombo debería haber vuelto para quedarse. Para lograr una regularidad en el rendimiento partido a partido. Para ser una pieza muy útil para el entrenador y el equipo en términos globales. Su carácter, su olfato de gol, su fútbol técnico y de largo recorrido, son características que el Real Zaragoza de este año necesita tener cada fin de semana. Es un nuevo tramo de temporada en el que la figura de Pombo recobra su valor real en el grupo, después de días de dudas y devaluaciones que no pintaban bien.

Por eso, el centrocampista aragonés se muestra feliz y con el ánimo reparado. Y, por encima de sus avatares particulares, con la satisfacción de que el principal beneficiado de todo ello es el equipo, todo el Real Zaragoza. "Lo que ocurrió el sábado era lo que necesitaba el equipo y, sobre todo, lo que necesitaba la afición: una alegría así y sumar de tres en tres", concluyó Pombo clavando el diagnóstico.

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