Un problema en La Romareda

Descontando los penaltis, el Zaragoza solo ha marcado tres goles en su estadio en seis jornadas disputadas. Al equipo le cuesta generar ocasiones y hacer efectivo su dominio cuando juega de local

Toquero trata de superar al lateral Víctor durante el Zaragoza-Cultural Leonesa de este viernes.
Toquero trata de superar al lateral Víctor durante el Zaragoza-Cultural Leonesa de este viernes.
Toni Galán

Cundió la decepción en La Romareda porque su equipo ofrece, propone, promete… pero no termina de pegar. Dos nuevos puntos se le marcharon al Real Zaragoza de su estadio y se le fueron como en anteriores citas, dominando con mucha poesía, pero poco verso, colapsado a la hora de concretar sus aseado uso de la pelota. Ni siquiera le sirvió ayer, esta vez contra la Cultural Leonesa, manifestar una clara superioridad en la segunda mitad. La línea de cinco levantada por Raúl de la Barrera resultó tan infranqueable como la que Julio Velázquez instaló con el Alcorcón en el mismo lugar. Ni ayer ni entonces Natxo González encontró salidas a ese callejón: el Zaragoza moría y moría en la zona de tres cuartos, impreciso, obtuso y denso.

El juego del Zaragoza aún presenta aristas que relucen especialmente en La Romareda, donde gobierna la posesión con soltura, pero apenas la cristaliza en ocasiones. Al Zaragoza, en casa, le cuesta mucho intimidar, generar situaciones de gol. Esto explica, en gran medida, que, por ejemplo, su delantero, Borja Iglesias, solo haya marcado goles de penalti como local. Y esto explica, como consecuencia lógica, que el Zaragoza solo haya ganado un partido en La Romareda. Fue el día que le marcó gol al Numancia en la primera jugada del partido y aquello le abrió los caminos hacia una victoria más abultada, un 3-0 que permanece en la estadística como único triunfo. El problema mayor ahora del Zaragoza es que no gana los partidos en los que juega para ganar -en casa principalmente- porque le falta punta a su lanza, filo a su espada, contundencia a su martillo: sufre para crear peligro real.

Los números del Zaragoza en La Romareda son grises, muy insuficientes. Se han esfumado ya de su hogar 11 puntos de 18 posibles. La fuga es muy preocupante para un equipo que pretende opositar a la zona alta de la tabla. Esta ausencia de contundencia en su estadio, donde salvo el Numancia, todo el mundo ha llenado el bolsillo, impide el despegue del conjunto de Natxo González, es un lastre inquietante y que exige una corrección. El Zaragoza ha tropezado cinco veces ya en su campo. El Alcorcón causó la única derrota, pero el reparto de puntos se ha impuesto en La Romareda como signo habitual. Contra el Granada se empató un partido en el que argumentó para vencer. Frente al Nástic, se igualó una cita muy condicionada por la expulsión equivocada de Borja Iglesias. Contra Osasuna, al Zaragoza tampoco le dio para ganar pese a sus buenas maneras competitivas. Y, anoche, contra la Cultural, al equipo aragonés le faltaron ideas y acierto para convertir su dominio en algo efectivo, en peligro, en ocasiones, en goles.

En Liga, el Zaragoza solo ha marcado seis tantos en casa: uno al Granada (de penalti), otro al Nástic, otro a Osasuna (de penalti) y tres al Numancia (con uno más de penalti). Es decir, descontando los firmados desde los 11 metros, en La Romareda, el Zaragoza solo ha anotado tres goles en 6 partidos. Son números de un problema.

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