Una tapia que define el purgatorio de la Segunda División

El exterior del Viejo Nervión recuerda más a uno de los muchos campos municipales en los que se desarrolla la Tercera División aragonesa que a un estadio de la Liga 1|2|3.

Exterior del Viejo Nervión, donde el Sevilla Atlético juega como local.
Una tapia que define el purgatorio de la Segunda División

El peregrinaje del Real Zaragoza por la categoría de plata del fútbol español se antoja ya eterno para su afición. El zaragocismo, acostumbrado a visitar estadios de enjundia durante décadas, está descubriendo a lo largo de este último lustro escenarios que nada tienen que ver con el Camp Nou o el Bernabéu. Ni siquiera con La Romareda, que pese a su avanzada edad parece el remozado Maracaná... siempre que se la compare con recintos como el que acoge los partidos del Sevilla Atlético como local.

No es cuestión de desmerecer a la entidad hispalense, la propietaria del Ramón Sánchez Pizjuán, cuyo buen hacer le ha llevado a brillar con luz propia en  Europa. No olvidemos que es su filial el que este sábado se bate el cobre con el Real Zaragoza. Son los deméritos pasados de la entidad aragonesa los que le llevan a buscarse los garbanzos en el Viejo Nervión, cuya tapia exterior recuerda más a uno de los muchos campos municipales en los que se desarrolla la Tercera División aragonesa que a un estadio de la Liga 1|2|3.

En los pies de los pupilos de Natxo González está el sumar tres nuevos puntos que acerquen el objetivo de regresar a la élite. O lo que es lo mismo: huir del purgatorio que es la Segunda División.

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