Empate agridulce del Zaragoza, y gracias, en casa del colista

En un pésimo partido, los aragoneses arreglaron al final el marcador con el 2-2 tras muchos minutos por detrás del Sevilla Atlético. Borja Iglesias hizo los dos tantos a pases de Delmás.

Borja celebra uno de sus dos tantos en campo sevillista.
Empate agridulce del Real Zaragoza, y gracias, en casa del colista
J. Spinola

Empate agridulce. Más agrio que dulce para el Real Zaragoza, que fue incapaz de superar al último clasificado de la categoría en un pésimo partido en términos globales. Pese a la reacción final, en el último cuarto de hora, donde los de Natxo González anduvieron, incluso, cerca de la victoria, la sensación que quedó en el paladar blanquillo fue ácida. No estuvo a la altura esperada el equipo en un día tan importante. De nuevo los errores defensivos penalizaron a un bloque que esta vez no brilló ni dejó fases ilusionantes. Fueron siempre a remolque del marcador y estuvieron cerca de cometer una pifia tremenda. Así que, del mal, el menos.

Muy deficiente estuvo el Real Zaragoza en la primera mitad. Salió dormido y dormido siguió hasta el descanso. Increíble e injustificable actitud ante un rival menor. Sin ritmo de juego. Sin tener la pelota más allá de 10 segundos. Sin profundidad verdadera. Solo media docena de amagos sin sustancia ni remate final. Con el paso de los minutos, desesperante. Y, para colmo, encajando el 1-0 a los 18 minutos en una jugada de regalo para los jóvenes sevillistas, que no desaprovecharon. Una verbena defensiva de Ángel Martínez y Verdasca que donaron el tanto de rebote y tacón al ariete Carlos Fernández.

Se trató del peor tramo en lo que va de liga del equipo aragonés. Y, sin embargo, prueba de que quien estaba en frente no era nadie, antes del intermedio, de la nada, el Real Zaragoza logró el empate en la única jugada ligada con principio y fin en 45 minutos de sopor y preocupación en el banquillo aragonés. El Sevilla Atlético tampoco fue capaz de sacar provecho de la ceguera creativa de los zaragocistas porque a los cachorros hispalenses el método no les da para dominar los partidos. Bastante hicieron con adelantarse en el marcador en una jugada aislada, con un centro al área de un dubitativo Cristian Álvarez (también estuvo picado por el mosquito del sueño), que fue un claro paradigma de la mala praxis defensiva. Casi llegaron al ecuador del partido en ventaja sin haber hecho ningún mérito para ello en los trazos gruesos del juego.

Hasta el minuto 35, solo se podía contabilizar el tanto de tómbola referido de Carlos Fernández. Lo demás, barullo y cúmulo de errores hacia los dos lados. Nadie ponía poso. Los colistas, por motivos obvios. El Zaragoza, porque Febas estuvo cruzado, porque Eguaras no tenía inspiración, porque Toquero penduleaba por la media punta sin brújula, porque Buff estaba invidente cuando recibía la pelota. Y arriba, porque Borja Iglesias era una isla enfadada con los demás, que no veían sus desmarques ni con un catalejo.

En los 10 últimos minutos del primer periodo, el juego se alocó un tanto. Y de ahí sacó provecho el Real Zaragoza, por fortuna para los de Natxo. El Sevilla Atlético punteó el 2-0 en dos acciones consecutivas, con el delantero Carlos Fernández como protagonista. En la primera no pudo remachar un nuevo error garrafal en el despeje de Ángel Martínez a la salida de un córner, que echó hacia atrás inopinadamente y regaló una asistencia que ni el propio ‘9’ local se esperaba. Y en la segunda, Carlos ejecutó una semichilena, solo en el punto de penalti tras centro de Curro, que se le marchó alta.

De repente, en una contra, el Real Zaragoza halló petróleo en la portería sin público. Delmás, el más entonado del feo equipo, corrió la banda, centró con precisión al área chica y, a bocajarro, Borja Iglesias fusiló en carrera a Soriano. Era el minuto 40 y los tomates (vistieron con el segundo uniforme) igualaban un marcador que amenazaba catástrofe de no mediar un timonazo grueso. Aún tendría la opción Iglesias de voltear el marchamo del partido dos minutos más tarde, en otro contragolpe que culminó con un duro chut por encima del larguero. Había dolido el 1-1 a los sevillistas y el duelo se igualaba con muy poco.

En la caseta, con seguridad, hubo bronca de Natxo. La cara del técnico en la banda era un poema durante los tres cuartos de hora primeros. De decepción. De incredulidad. No podía ser lo que estaba ocurriendo. El Sevilla Atlético es un rival sin capacidad de presión, sin mecanismos de control del balón. Y el Real Zaragoza no estaba sabiendo atacar esa inferioridad del de enfrente. El envoltorio, como se preveía, ese campo desangelado, abierto, de Ciudad Deportiva, con las gradas vacías en un 80 por ciento, en el que se oían los gritos y las indicaciones de los jugadores, no ayudó a ganar concentración e interés entre los futbolistas. Por momentos, pareció un bolo de verano. Había que darle la vuelta como un calcetín al guión en la segunda mitad.

Nada de eso sucedió. Carlos Fernández, en este partido Maradona, hizo de cabeza el 2-1 nada más reanudarse el choque. Borja San Emeterio hizo lo que quiso en el área, con todos los zaragocistas mirando, como absortos. Y su centro lo remató en plancha el ariete local, a placer, mal marcado. O sea, que de nada sirvió lo hablado en la caseta. En medio partido, los sevillistas llevaban anotados la mitad de los goles que habían sumado en 10 partidos. Un dato estremecedor. No se concibe salir tras un descanso tan importante con la empanada que portaba en su mente todo el equipo aragonés. Evidentemente, tocaba remar de nuevo e intentar resucitar de un estado catatónico.

Natxo metió a Vinícius por Buff en busca de un reactivo. No dio resultado. Pasaron los minutos y, salvo un disparo de Delmás al lateral de la red en el 62, el Real Zaragoza no pisó el área con peligro. Toques tontos en la zona de nadie sin ideas trufaron el fútbol ineficaz de los de Natxo. A falta de 20 para el final, Papunashvili y Oyarzun fueron los últimos reactivadores en las sustituciones.

Papunashvili, en el primer balón que tocó, casi emula lo de Lorca. Remató una dejada de Vinícius en el área y, cuando la pelota iba a puerta, se cruzó para taponar el central Berrocal. Al menos parecía asomar un hilo de vida. Eso lo confirmó Borja Iglesias a falta de 14 minutos. Se dio la vuelta, entró en el área, y remató al poste. Se esfumó una ocasión clarísima para igualar el tanteo. Pero el Real Zaragoza se vino arriba al ver que el Sevilla B ya no tenía fuelle. Le vinieron bien los cambios.

Y en la recta final se volcó sobre el área de Soriano. Borja Iglesias, en el 78, esta vez sí, remató adentro en el primer palo un centro raso de Delmás. El chandrío parecía evitado. Y era cuestión de arreglar la mala noche en los estertores del partido. Papunashvili forzó a Soriano a evitar el 2-3 en el 81, con un chut seco desde la frontal pegado al palo izquierdo. En una contra, tras un fallo de Verdasca, Marc Gual casi vuelve a remontar para los sevillistas, pero lanzó fuera por poco. Y en el aumento, ya en el minuto 93 pasado, Papunashvili emborronó sus buenos minutos al abusar de individualismo y no regalarle la opción de gol a Febas, que corría solo junto a él en un dos para uno. La pifió el georgiano y voló la victoria. Quizá dejó el marcador en lo justo, mal que le pese al zaragocismo.

Se suma una semana más sin derrotas. Se aumentan a 6 las jornadas puntuando. Pero empate a empate, sin victorias, es imposible recuperar el tiempo perdido en el arranque liguero. La clasificación no luce como tendría que lucir si el Real Zaragoza hubiese hecho bien los deberes en la Ciudad Deportiva del Sevilla. Se quedó muy escaso.

Ficha Técnica

Sevilla Atlético: Soriano; Borja San Emeterio, Berrocal, Alex Muñoz, Matos; Fede San Emeterio, Felipe Carballo; Pozo (Cantalapiedra, 83), Olavide (Aburjania, 70), Curro; y Carlos Fernández (Marc Gual, 65).

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás, Mikel González, Verdasca, Ángel Martínez (Oyarzun, 70); Zapater, Eguaras; Febas, Buff (Vinícius, 61), Toquero (Papunashvili, 70); y Borja Iglesias.

Árbitro: Cordero Vega (Comité Cántabro). Amonestó a Verdasca (31), Delmás (43), Buff (49), Borja San Emeterio (51), Alex Muñoz (67) y Berrocal (92).

Goles: 1-0, min. 18: Carlos Fernández. 1-1, min. 40: Borja Iglesias. 2-1, min. 47: Carlos Fernández. 2-2, min. 78: Borja Iglesias.

Incidencias: Noche de auténtico verano en Sevilla, con 27 grados y una alta humedad. El césped del campo Viejo Nervión, en la Ciudad Deportiva sevillista, presentó un aparente buen aspecto, aunque el Real Zaragoza se quejó de que estaba cortado excesivamente alto y de forma irregular, por zonas. Asistieron al partido alrededor de 1.200 espectadores, entre ellos dos centenares de zaragocistas.

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