El Zaragoza echa el candado

El equipo dirigido por Natxo González suma 246 minutos de liga sin encajar gol. La mejora defensiva de la escuadra ya se traduce en números y en rendimiento.

Cristian Álvarez, en la Ciudad Deportiva.
Cristian Álvarez, en la Ciudad Deportiva.
GUILLERMO MESTRE

El Real Zaragoza tenía el partido finiquitado en Lorca y la victoria solo pendiente del sello final. Era el minuto 93 y ganaba 0-2. Al minutero no le quedaba mucha más vida. El trabajo estaba hecho. Y, entonces, el equipo murciano en su última ofensiva sobre Cristian Álvarez, se estrelló contra un muro llamado Verdasca. El joven central taponó un tiro letal, que ya enfilaba portería, y celebró esa resistencia como si fuera un gol propio, con una llamativa efusividad. La imagen releva en toda su dimensión la relevancia que tiene en el vestuario blindar la portería, acabar con el arco propio a cero. Es el discurso madre del manual de Natxo González, la pauta que distinguió a su Reus. La victoria no peligraba, pero Verdasca festejó esa defensa como si fuera una acción decisiva. Y así cabe entenderse: posiblemente, al Zaragoza le dejaba mejor gusto en el paladar un 0-2 que un 1-3 o un 2-4.

Dejar la portería a cero se había convertido en una obsesión para Natxo González. Ha costado, pero el equipo ya suma 246 minutos imbatido, desde el segundo gol del Oviedo en el minuto 27 del partido de hace tres jornadas. Desde entonces, el Zaragoza ha enlazado dos citas con la portería de Cristian Álvarez inmaculada. Ni el Numancia ni el Lorca pudieron marcarle. Esta tendencia ratifica la mejora defensiva que el conjunto aragonés ya había comenzado a describir desde hace algunos partidos. Existía la percepción de que el dispositivo de protección de Natxo González estaba recibiendo más castigo del que merecía por funcionamiento. El Zaragoza era de los equipos de la liga, aun con todo, que menos oportunidades concedía en el área. Sus goles, además, seguían un patrón reconocible: encajaba el 77% de los tantos en jugadas de balón parado o centros laterales.

El Zaragoza no defendía tan mal como podían indicar los números más superficiales y los juicios más precipitados. Los indicadores apuntaban que se encontraba en el camino de una solución, no muy lejos de cerrar su portería y dar un paso más hacia el Zaragoza que quiere Natxo. Quizá, el paso decisivo. Y así se ha confirmado en los dos últimos partidos. El equipo ha terminado de dominar su área y ha erradicado desajustes y errores individuales. Desde ese punto de partida, el Zaragoza ha incrementado su rendimiento. Las victorias no han tardado en caer. Ya es sabido que la Segunda División es una categoría que recompensa más las buenas defensas que los buenos ataques. El Zaragoza, de momento, está dentro de ambas sendas, tras sus últimos dos encuentros: no ha recibido gol y ha marcado cinco. En el Reus, Natxo González hizo de su blindaje un dogma: mantuvo su portería imbatida en 17 partidos de los 42 de la temporada, es decir, aproximadamente, no encajaba en un partido de cada tres disputados. Y si la portería no se quedaba a cero, rara vez sufría más de un gol. Solo tres veces en toda la temporada su rival marcó dos tantos.

El Zaragoza es cada vez más estable en su comportamiento y eso se traduce en un aumento de su solidez. Natxo González lo subrayó en Lorca: "Estamos creciendo mucho a nivel defensivo. Cada vez somos más consistentes y podemos generar peligro. Si no encajas, tienes opciones de ganar". También lo recalcó Guti: "Defensivamente estamos muy juntitos y muy ordenados. Es lo que entrenamos y en lo que insiste el entrenador y poco a poco lo vamos consiguiendo".

Hay habido varias correas de transmisión para ese progreso defensivo. Por un lado, el equipo está cada vez más asentado tácticamente, con sus líneas bien organizadas y cohesionadas, especialmente en las transiciones defensivas, punto evidente de mejora. También el Zaragoza ha aumentado su tiempo con la pelota, es más preciso y ordenado en la posesión y eso tiene sus consecuencias cuando pierde el balón: está mejor posicionado para robar. Y luego, queda la zaga: el triángulo Cristian Álvarez-Mikel González-Verdasca se está imponiendo en el área con contundencia y solvencia. El crecimiento imparable del central portugués sirve de buen resumen del crecimiento defensivo de todo el colectivo.

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