Linares, un peregrino de la Virgen del Pilar en la delantera del Oviedo

El delantero aragonés se medirá el próximo lunes con el Real Zaragoza en el estadio Carlos Tartiere.

Miguel Linares y su esposa, Nazaret, en la plaza del Pilar, en junio de 2015.
Miguel Linares y su esposa, Nazaret, en la plaza del Pilar, en junio de 2015.
HERALDO

Que nadie dude de que el próximo lunes Miguel Linares se dejará la vida por meterle un gol al Real Zaragoza en el estadio Carlos Tartiere. Que nadie dude tampoco que allá donde va el delantero aragonés del Real Oviedo siempre lleva consigo una medida de la Virgen del Pilar anudada a su muñeca izquierda. Marcar gol y besar la medida de la Virgen ha pasado a ser un gesto habitual para un futbolista íntimamente relacionado con el gol desde que se calzara las botas siendo un chaval en el equipo de su pueblo, el Fuentes de Ebro. Su devoción por la Virgen del Pilar va más allá e incluso celebró el mayor éxito reciente del Oviedo, el ascenso del club asturiano al fútbol profesional, a la Segunda División en junio de 2015, con una peregrinación verdaderamente singular en el fútbol español: caminar desde Fuentes de Ebro hasta el Pilar. Un total de 28 kilómetros a pie junto a Nazaret, una chavala de Pina de Ebro con la que comparte su vida y tres preciosos hijos: Elsa, Adriana y Miguel.

Miguel Linares Cólera (Fuentes de Ebro, 30 de septiembre de 1982) no es Cristiano Ronaldo ni Messi, pero sí un delantero cotizado en las carreteras secundarias del fútbol profesional. La caminata de hace dos años y pico al Pilar fue para agradecerle a la Virgen el ascenso de su club. Y también para darle gracias por los 31 goles que marcó ese curso. Es decir, el regreso del histórico Real Oviedo al fútbol profesional del que se despeñó en 2003, el año en que Cani e Ibán Espadas conquistaron el Tartiere, y que a punto estuvo de costarle su extinción como Sociedad Anónima Deportiva (llegó a caer a la Tercera División), no hubiera sido posible son los 31 goles de Linares y los 31 besos a la medida de la Virgen que más altares tiene...

Hay a quien la gloria le llega de inmediato. Otros, como Miguel Linares, se lo han currado. Pasito a pasito hasta los 35 años que cumplirá este fin de semana. Linares comenzó a darle pataditas al balón en Fuentes de Ebro. Al equipo del pueblo llegó hace tres lustros Ramón Lozano, un enamorado del fútbol con fino olfato para detectar talento. Que Cani no fuera arrojado a los pedregales del fútbol regional y perseverara hasta alcanzar la élite se debe entre otros al respaldo de Lozano. Ramón, decía, llegó al campo de San Miguel de Fuentes y sobre el prado halló un mozuelo con facultades. La relación entre Ramón Lozano y David Navarro posibilitó el siguiente paso. Del Fuentes saltó al Utebo, antes y ahora club de referencia en la Tercera División.

Del campo de San Miguel de Fuentes al de Santa Ana en Utebo no cambió mucho la película: Miguel Linares no hacía otra cosa que meter goles. Por esos tiempos ya llevaba la medida anudada a su muñeca izquierda, pero entonces los goles y los besos a la Virgen todavía no salían por la tele. Del verbo incendiario de David Navarro saltó al filial del Real Zaragoza, donde no jugó demasiado con Chucho Solana. Su siguiente estancia fue en el Huesca, entonces dirigido por Miguel Sola. Volvió al regazo de David Navarro, entonces en el Barbastro, para enderezar el rumbo y volver a meter goles. En el club del Vero también fue entrenado por Álex Monserrate.

Con 25 años cumplidos abandonó Aragón para firmar por el Alcoyano. Un entonces desconocido Pepe Bordalás lo fichó para el equipo de la moral. Alcoy fue el trampolín de Linares. Allí nació también su primer hijo, Elsa, una preciosa niña que ya tiene ocho años. No tiene mal ojo Bordalás, no... Desde entonces, por Miguel Linares se han pegado los mejores clubes y entrenadores del fútbol de plata en España: el Salamanca de Juan Carlos Oliva y Jorge D’Alessandro; el Elche otra vez con el druida Bordalás y Fran Escribá; el Recreativo de Huelva de Sergi Barjuán; y el Oviedo de Sergio Egea, Generelo, Fernando Hierro y ahora Juan Antonio Anquela.

Un gol, otro gol y otro gol. Un beso a la medida de la Virgen, otro beso y otro beso... En Elche nació Adriana, que ya tiene seis años; y en Huelva Miguel, el pequeñín, que ya tiene tres. Se rompió dos veces la rodilla en Elche. Ya hemos dicho que allí nació Adriana. O sea, ya hace seis años de eso. Y Miguel Linares sigue corriendo, marcando goles y besando la medida de la Virgen. El lunes jugará ante el equipo aragonés. Después de peregrinar por todas las tierras de España, el peregrino de la Virgen del Pilar amenaza al Real Zaragoza desde la delantera del Real Oviedo.

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