El capitán del Nástic: "Borja no hizo nada"

El futbolista reconoce que el delantero no golpea a Dimitrievski en la jugada de su expulsión y que esa decisión benefició a su equipo

Imagen de los momentos previos a la jugada que desembocó en la roja a Borja.
Imagen de los momentos previos a la jugada que desembocó en la roja a Borja.
Toni Galán

En el páramo de opiniones prefabricadas en el que sus protagonistas han convertido el fútbol, destacan, por su honestidad y su franqueza, las palabras que Xavi Molina, capitán del Nástic, formuló en Tarragona Radio a la hora de valorar la jugada clave del pasado domingo, la expulsión de Borja Iglesias que se inventó el colegiado Figueroa Vázquez.

La postura sincera y decorosa de Molina contrasta con la actitud en aquella jugada de su compañero Stole Dimitrievski, cuya fingida agresión espoleó la roja del delantero del Real Zaragoza. Una expulsión que ahora el club aragonés espera -en principio lo conocerá el miércoles- sea condonada tras las alegaciones emitidas al Comité de Competición.

Molina fue testigo excepcional de lo sucedido en el barullo del área pequeña durante la jugada clave. Él, dentro de los planes defensivos del Nástic en la estrategia, debía cuidar de los movimientos de Borja Iglesias. Vio todo de muy cerca: “Yo estoy marcando a Borja y él, no sé por qué, me da con el culo hacia atrás para intentar despegarse de mí. Hay un contacto con Dimi y el árbitro ve cómo le pone el codo, pero la verdad es que no es un golpe, no fue nada, fue como tocarlo con el codo”, aclara el central del Nástic.

Molina admite que la decisión fue excesiva y contribuyó de modo esencial en el desarrollo del partido: “El árbitro no sabe con qué intensidad le ha podido dar y al final, bueno, Dimi cae. Con una amarilla no se puede hacer eso (en referencia a mostrar una segunda cartulina y expulsar a Borja). Si el árbitro considera que te ha de expulsar, pues mira… nos benefició. Creo que con once también fuimos superiores al Zaragoza, pero esta acción fue clave, muy, muy influyente en el partido”, recalcó el capitán tarraconense.

Censurado en su propio vestuario, el macedonio Dimitrievski acumula, desde su llegada a España, al Cádiz, de la mano de Quique Pina en enero de 2012, varios episodios de polémica y antideportividad. Jugando en el filial cadista, en Tercera, en un partido contra el Portuense, realizó gestos obscenos y provocadores a los aficionados del rival, mientras sus compañeros lo retiraban del campo a marchas forzadas.

De la mano de Pina, se fue al Granada, a su filial. En un encuentro contra el Linares, muy caliente y revuelto, con agresiones y un tumulto en la zona de vestuarios que necesitó intervención policial. Allí, Dimitrievski se encaró con el trío de árbitros, insultándoles y llamándoles “sinvergüenzas”. Le sancionaron con cuatro partidos.

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