El trajín de los últimos días del mercado de verano le ha retirado durante la semana los focos al Córdoba, el rival que esta tarde espera al Real Zaragoza en el Nuevo Arcángel de la ciudad califal. La actualidad ha iluminado a Mikel González y a Vinícius Araújo, los fichajes que han apuntalado la defensa y el ataque, cerrando el plantel zaragocista. Tampoco se ha hablado demasiado en estos días de lo bien que la tocó el Zaragoza el pasado domingo en La Romareda. El fútbol (aquí) es así... Después de dar la paliza todo el verano con que faltaba conjunción y tal, los ecos del repaso al Granada no han reverberado demasiado, o todo lo que debía haberse escuchado el elocuente juego exhibido ante un ex Primera. El resultado, el escaso punto sumado, dejó al Zaragoza con un punto capturado sobre seis disputados. Esa es la perspectiva clasificatoria. La perspectiva que dibuja su fútbol es otra bien distinta: jugando así, jugando como ante el Granada, el conjunto aragonés sabe que ganará muchos partidos. Eso es lo que persigue hoy en Córdoba.

Hay que subrayar el fútbol que fue capaz de plasmar un equipo absolutamente renovado en su segundo partido oficial. Esa es la certeza esencial que alimenta la ilusión del Zaragoza en este tiempo de esperanza que acaba de nacer. Además, la seguridad que ha alcanzado edificando su juego sobre una estructura táctica 1-4-3-3 reconocible, con laterales profundos (Benito y Ángel), con un punta de referencia que sabe aguantar la bola (Borja Iglesias), con mucha gente por dentro que sabe que el balón es redondo. Ahí reside la fortaleza del conjunto de Natxo González, en el fútbol que ya ha sido capaz de elaborar. El reto reside ahí, en repetir lo realizado en casa en otro campo y ante otro rival.

Otro campo y otro rival, decía. En Tenerife pudo afectar la temperatura, sobre todo la humedad. Nunca es sencillo jugar en las Canarias. En Córdoba también hará calor, bastante más calor que en Zaragoza. Menos mal que se juega a las 21.30... Además del escenario y las singularidades del escenario, el rival también es factor. Buen equipo, el Córdoba. Armado atrás, con un buen gestor del pelotón en el centro (Javi Lara), dos hombres con la capacidad de desborde en las bandas (Jaime Romero y Javi Galán) y un ariete con gol (Jona). El equipo califal se ha montado con más dinero que el Zaragoza, pero eso, con los márgenes establecidos por la LFP, ya ha dejado de ser noticia. En Córdoba también se ha declarado el estado de optimismo después de haber ganado los ocho partidos de la pretemporada, incluidos los careos con el Almería y el Betis. En el estreno liguero saltaron con el pie cambiado ante el Cádiz, recibieron un gol a los 40 segundos y perdieron. El pasado fin de semana se enmendó, ganando con holgura a domicilio en Albacete. El curso acaba de comenzar, pero nadie duda de que puede ser uno de los cocos de la competición.

El Zaragoza maneja todas estas variables. Natxo González nos remite a su equipo, a un bloque en el que Ratón cuidará el portal pese a la inclusión en la citación del portero Cristian Álvarez. Atrás, Mikel González todavía no está: Valentín volverá a intentar tapar en el centro. Le arropará Grippo, el central que más seguridad ha transmitido durante el verano. Los laterales, además de crear como ante el Granada, deberán tapar, pues el Córdoba lleva peligro por los callejones. En el medio, el esqueleto muestra más estabilidad con tres miembros (Zapater, Eguaras y Ros) que el frágil doble pivote del estreno liguero en Tenerife. Por supuesto, Borja Iglesias es seguro arriba. Buff lo hizo bien ante el Granada. Como el esquema (1-4-3-3), lo bien hecho conviene no tocarlo. Por la misma razón, podría entrar Febas por Pombo. Según esa misma argumentación, el Zaragoza persigue hoy la victoria en este tiempo de esperanza.