Un lastre de un millón de euros

Los salarios de los futbolistas descartados condicionan el fin de mercado. El club trata que sus salidas tengan el mínimo impacto en la masa presupuestaria.

Xabier Irureta es uno de los descartes del club.
Un lastre de un millón de euros
Daniel Marzo

A la vista ya del mes de agosto, los últimos 31 días hábiles de mercado ordinario de verano, el Real Zaragoza maneja los tiempos del remate final en la confección de la plantilla en un escenario muy condicionado por el disponible salarial, un factor directamente ligado a la salida de sus futbolistas descartados y, sobre todo, al mecanismo a través del que esto se produzca. Estemiércoles, elevando un punto más el nivel de presión sobre sus situaciones personales, Xabier Irureta, Álex Barrera y Edu Bedia entrenaron al margen del grupo, de acuerdo a un plan individualizado guiado por el recuperador Andrés Ubieto. En su casa, además, aguarda Manu Lanzarote, con permiso indefinido para saltarse la pretemporada del equipo mientras se soluciona su desvinculación. Ninguno de estos cuatro jugadores participará en amistosos ni en sesiones de contenido táctico.

Los salarios acumulados de estos futbolistas se acercan al millón de euros, una cifra que se rebasa si se añaden los contratos de Jordi Xumetra y Pablo Alcolea, cuyos casos presentan una coordenadas distintas: será el desarrollo de la pretemporada lo que determinará si se quedan o no.

La dirección deportiva, una vez consolidada la estructura de la plantilla con diez fichajes, trabaja ahora en otros cuatro refuerzos, aunque esta cantidad y sus posiciones no van a seguir un plan fijo. Ante todo, están condicionados por la maniobrabilidad salarial. Y aquí, las salidas de los descartes juegan un papel estratégico. Ese aproximado millón de euros de sus salarios es una losa determinante en este final de mercado: un 20% del total de 5 millones con el que está confeccionando la plantilla Lalo Arantegui. El director deportivo tiene ahora las prioridades de un delantero y un extremo izquierdo, pero también busca en el mercado un portero y un extremo derecho si sale Jordi Xumetra. En función del presupuesto disponible, esos refuerzos podrían ser menos si se apuesta por perfiles versátiles y adaptables a diferentes posiciones. Los pasos en las próximas semanas irán configurando ese plan en función de los movimientos del mercado.

Todo va a estar muy sujeto a cómo se libere el Zaragoza de Lanzarote, Irureta, Bedia y Barrera, principalmente. La fórmula menos gravosa para la economía de la SAD es el acuerdo entre club y futbolista, como ha sucedido con algunos de los casos desvinculados este verano. De este modo, no hay carga alguna sobre la masa salarial: el jugador firma su finiquito, obtiene la carta de libertad y al Zaragoza se le habilita así esa ventana de dinero en su proyección de sueldos, un espacio despejado y libre para que pueda ser ocupado por otro contrato.

Sin embargo, no suele ser lo común, salvo en jugadores con cierto atractivo y con unas cantidades garantizadas en otro club. Lo corriente es un finiquito por una parte del salario o por el salario íntegro. La gestión de los tiempos es crucial en este aspecto: negociaciones, tiras y aflojas, estrategias… Hay que considerar que, en este caso, las cantidades de las indemnizaciones repercuten negativamente en la masa salarial y limitan aún más el trabajo de la dirección deportiva. Es decir, los finiquitos lastran los 5 millones de tope en los que se mueve el Zaragoza. Son cantidades a deducir de ese máximo, como si fueran contratos de un jugador en plantilla.

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