Jornadas de 6 horas para la plantilla del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva

Natxo González, el nuevo entrenador, tiene un método 'a la italiana' que, con un horario de 9.00 a 15.00, obliga al equipo a desayunar y comer juntos cada día.

Natxo González, la semana pasada en sus primeras horas en Zaragoza.
Jornadas de 6 horas para la plantilla del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva
Aránzazu Navarro

Tiempos nuevos para los futbolistas, técnicos, auxiliares y demás empleados del Real Zaragoza que, día a día, tienen contacto directo con el primer equipo. Natxo González, el nuevo entrenador, presenta un método de trabajo 'a la italiana', totalmente novedoso en Zaragoza, que se sustenta en la convivencia de todo el grupo, a diario, desde el desayuno hasta después de comer. Serán, por lo tanto, alrededor de 6 horas las que ocupen ininterrumpidamente los futbolistas en su jornada laboral a lo largo de la temporada que viene.

Natxo González maneja estas pautas a grandes rasgos: desayuno en la Ciudad Deportiva en torno a las 9.00 de la mañana; vídeos y charlas previas a las sesiones sobre el césped en torno a las 10.00; trabajo táctico-técnico de campo sobre las 10.30; tratamientos fisioterápicos o médicos sobre las 12.30; y remate de la matinal con la comida conjunta alrededor de las 13.30. Una vez ésta concluya, en torno a las 15.00, todo el mundo podrá marcharse ya a casa hasta el día siguiente.

El mecanismo, habitual hace décadas en los equipos de Italia, también extendido en Alemania y cada vez más aplicado en muchos países europeos, nunca fue habitual en España. Un concepto que otorga intensidad y relevancia al espacio entre partidos, a la aplicación de la gente durante la semana. Una manera de entender el fútbol profesional con un criterio laboral para fomentar la exigencia, la convivencia, en sentido de equipo y de empresa.

Con la filosofía de Natxo González, los entrenamientos no son rutina. No se trata de subir dos o tres horas a la Ciudad Deportiva, cubrir con más o menos intensidad la hora y media de ensayos sobre el césped, pasar por las manos de los fisios, y olvidarse del asunto hasta 24 horas más tarde. Bajo la tutela de este nuevo entrenador, el futbolista se acerca mucho más al perfil de un trabajador ordinario (dejando al margen las cuestiones pecuniarias, para no herir susceptibilidades en la generalidad).

Tan importante será el rato del desayuno como el ensayo de las faltas, el repaso táctico del fuera de juego, la sobremesa de la comida, o el vídeo del rival de turno. Todo forma parte de un todo. Va a resultar chocante, por inusual en Zaragoza, observar a partir de este verano este nuevo régimen de horarios y tareas en la plantilla blanquilla. La Ciudad Deportiva, habitual lugar de fugaz paso en el trabajo diario del equipo desde hace tantas décadas, será a partir de ahora un sitio donde los futbolistas pasen mucho tiempo y den uso a las instalaciones -vetustas- de la carretera de Valencia.

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