Cardiff, tierra conquistada por los Magníficos el 3 de febrero de 1965

Se cumplen 50 años de la primera alineación de la delantera de los Magníficos.
Alineación de los Magníficos del Real Zaragoza
HA

Hubo un tiempo, la década de los 60, que el Reino Unido era un jardín zaragocista, tal vez el escenario en el que los Magníficos recaudaron una mayor dosis de gloria y de épica. En este mapa futbolístico y sentimental, Cardiff, la sede de la final de la Liga de Campeones, ocupa un lugar preeminente. Y es que allí, un miércoles 3 de febrero de 1965, el Real Zaragoza firmó el pase a las semifinales de la Recopa tras ganar 0-1.

Nadie mejor que Darcy Silveira Canario para relatar aquel capítulo. Suyo fue el único gol que se vio en el ya desaparecido estadio Ninian Park.

"Habíamos empatado a dos en La Romareda (con tantos de Carlos Lapetra y Pais) y la vuelta no era un trámite. Además, hacía muchísimo frío y el campo parecía una pista de hielo. Estuvo en el aire si jugábamos o no, pero al final se decidió que sí", rememora.

Sobre ese césped helado el atacante brasileño anotó un tanto extraordinario en el sentido literal. "Marqué de cabeza, un hecho rarísimo a lo largo de mi carrera. Dejé a la afición del Cardiff callada y nos clasificamos para la penúltima ronda, donde perdimos con el West Ham, contra quien, por cierto, también marqué en Londres", recuerda con una memoria prodigiosa.

Aquel Zaragoza, entrenado por Roque Olsen, eliminó al conjunto galés con una alineación clásica, con la ausencia de Juan Manuel Villa: Yarza en la portería; una línea de tres en defensa con Cortizo, Santamaría y Reija; Isasi, Violeta y Pais en la medular; y los imponentes Canario, Santos, Marcelino y Carlos Lapetra en la vanguardia.

La odisea del regreso

Sin embargo, en el disco duro de Canario –quien se proclamó campeón de Europa con el Real Madrid en 1960–, permanece inalterable una evocación: la odisea que supuso el regreso a la capital aragonesa.

"Marchamos de Cardiff después del partido, con un frío horrible y con un autobús de madera bastante incómodo. Estuvimos toda la noche y madrugada de camino a Londres, donde tomábamos el avión hacia España. Las horas se nos hicieron eternas. Nada que ver con las comodidades de las que disfrutan los jugadores actuales", concluye.

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