Quizá, el último duelo directo, contra un igual

El Real Zaragoza, con 46 puntos, afronta en Reus (45) el que puede ser su partido último con tintes de 'final' por la zona de descenso. Esperan los equipos de arriba.

La plantilla del Real Zaragoza, reunida en corro en torno a César Láinez ante de dar inicio al entrenamiento en la Ciudad Deportiva.
Quizá, el último duelo directo, contra un igual
Aránzazu Navarro

Reus, a falta de solo 6 jornadas, es para el Real Zaragoza un nuevo partido a vida o muerte, para ambos equipos, en su intención de huir del descenso a Segunda B, que les amenaza a corta distancia tras sus talones. Quizá sea el último de este perfil para los aragoneses, a expensas de cómo llegue el duelo de La Romareda ante el emergente Rayo Vallecano, en la antepenúltima jornada, el 28 de este mes de mayo.

El Reus está, con 45 puntos al inicio de la 37ª jornada, a solo 4 del montacargas de la muerte. El Real Zaragoza, con 46, solo tiene uno más de colchón. Pero la jauría de perseguidores vienen gritando desde hace tres semanas con aviesas intenciones y, cualquier error transformado en una nueva derrota, puede meter en serios problemas al que pierda en el Camp Nou Municipal reusense.

Con esta visita a la localidad tarraconense, el Real Zaragoza acaba esa parte de su vía crucis reciente que lo ha hecho enfrentarse con la cara pintada y el machete entre los dientes, en la recién estrenada 'era Láinez' con los Elche, Almería, Mallorca, Mirandés (poco antes, aún con Agné, ante Córdoba, Sevilla Atlético, Nástic, UCAM Murcia). Partidos llenos de tensión, de valores añadidos, porque eran en cada momento estaciones electrificadas donde la vida estaba en juego en gran medida para unos y otros.

A partir de ahora, en el último mes, el Real Zaragoza tendrá en frente adversarios con otros ideales, con otras necesidades, con otras hechuras futbolísticas: los de arriba, los que pelean por el ascenso, el Cádiz, el Oviedo, el Girona, el Tenerife. Momentos, cuando lleguen, en los que los de Láinez, con el ensayo mal resuelto del pasado fin de semana ante el Getafe, estarán obligados a cambiar el chip de su cerebro para aclimatarse a otro tipo de guiones futbolísticos.

Por eso, Reus tiene mucho de punto y aparte en este tramo de liga en el que Láinez ha heredado la dura encomienda de poner a salvo a un equipo, desquiciado con Agné, que se iba por el sumidero. Es otra final a domicilio, en terreno hostil. Como lo fue la de Elche, como la de Almería, como la de Miranda. Un día de máxima exigencia mental, de muchas obligaciones tácticas y de rentabilidad en las dos áreas. Una fecha en la que está prohibido perder ya que, todo lo que no sea puntuar, será sinónimo de nuevo de nervios en grado extremo y dudas por doquier.

Reus será como cerrar un capítulo y dar paso a otro bien distinto, el último del libro de suspense y novela negra que es esta temporada 2016-17 para el Real Zaragoza. Con Láinez, ninguno de estos partidos con estructura de 'final' por el descenso lo ha perdido el equipo zaragocista. En Reus no debería suceder nada distinto a eso. Experiencia han adquirido los jugadores blanquillos en el último mes y medio para volver a salir airosos del trance.

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