El Real Zaragoza pierde su ventaja ante el Getafe en otra segunda parte deficiente

Ángel adelantó a los aragoneses antes del descanso, pero los de Láinez se hundieron tras el descanso y esta vez lo pagaron caro.

Cani, rodeado de rivales del Getafe en el encuentro de este sábado en La Romareda.
Cani, rodeado de rivales del Getafe en el encuentro de este sábado en La Romareda.
Toni Galán

Se sabía que el Getafe no era el Mallorca, ni el Almería, ni el Mirandés, ni el Elche… Se trataba de un aspirante claro al ascenso, en plena racha y con el viento de cola. Un equipo que mata en la recta final de los partidos… mal enemigo por lo tanto para el defectuoso Zaragoza que se cae físicamente y mentalmente tras los descansos. Y el guión previsto se cumplió al dedillo en La Romareda. El zaragocismo pasó de la ilusión a la decepción con el simple giro de bisagra del intermedio del choque. Del 1-0 al 1-2 fruto de ese mal que tanto daño está haciendo al cuadro blanquillo durante el año y que, en días previos, Láinez pudo capear a duras penas ante adversarios menores pero que, esta vez, ante el potente cuadro getafense, resultó letal.

El primer tiempo tuvo un alto nivel de juego, tomando como medida la romana habitual en los duelos de Segunda División. El Getafe comenzó fuerte, con poderío, con el poso de ex Primera que tiene por naturaleza. Y el Real Zaragoza, aunque le costó encontrar el balón 20 minutos, acabó respondiendo con soltura, con descaro y con sus armas ofensivas, que no son desdeñables, con Ángel de nuevo como puñal certero en el área rival. Hubo ocasiones de gol claras para que el marcador hubiera podido decantarse para cualquier lado en primera instancia. El juego tuvo ratos de brillantez, de ida y vuelta constante. Y, en ese trajín, acabó siendo el equipo aragonés quien mejor cosecha se llevó al descanso, con el bello tanto de Ángel en un pase perfecto al espacio de Cani, de nuevo titular en el lugar de Javi Ros, la gran sorpresa táctica que se guardó Láinez hasta última hora.

Lanzarote y Cani buscaron un par de veces las espaldas de los centrales getafenses, los veteranos y rocosos Cata Díaz y Cala, y Ángel estuvo a punto de anotar el gol mucho antes de que lo hiciera de veras, ya en el minuto 39, cuando el primer tiempo se agotaba. La primera ocasión gemela fue en el 2, nada más empezar, pero el canario no llegó al balón por centímetros. Otra llegó en el 15, pero el chut cruzado del ‘9’ zaragocista lo rechazó a dos manos el buen portero madrileño, Alberto García. Era la manera más directa de llegar al portal del Getafe, la clásica de esta plantilla, y así se intentó hasta que cuajó.

Entremedias, el equipo de Bordalás amagó su gol con veneno en, al menos, tres llegadas serias a las cercanías de un ágil Ratón. La más clara, un mano a mano de Portillo, generado por un error en el despeje de Marcelo Silva y Zapater, mediante un rebote involuntario. Era el minuto 21, pero el jugador visitante, a placer, remató fuera rozando el poste derecho. Un alivio para los zaragocistas en los momentos donde más dudas había para cogerle el tino al partido. Antes, en los albores de la noche, Jorge Molina (minuto 5) y Pacheco, de falta en el 7, merodearon el gol pero el primero remató a un lado del marco y el segundo se encontró con un buen rechace de Ratón a córner.

En el zigzagueo de jugadas hacia un lado y otro, el joven Pombo gozó de un balón franco en el área para haber adelantado a los zaragocistas en el 13, gracias a una dejada de Ángel en el área que acabó con una buena parada de Alberto tras el remate a la primera del canterano. Y, sobre todo, Edu Bedia falló la ocasión más clara previa al tanto de Ángel, en el 18, cuando Cani lo dejó delante del portero con una de sus asistencias de mago y el cántabro no supo sortear el cuerpo del atinado Alberto. En el rechace, Ángel ensayó una chilena muy forzada que no encontró destino peligroso.

Un día más, como siempre en la era Láinez, el ínterin del descanso se acometió con un gol recién fabricado. Con el ánimo en lo más alto por la ventaja adquirida en un choque ante un adversario muy superior a los últimos cinco. Pero, asimismo, con el miedo al propio tiempo de descanso, donde el Real Zaragoza viene enfriando su rendimiento, perdiendo el ritmo mostrado en las primeras fases de los partidos y, por ende, acaba sufriendo de lo lindo. Volvía a abrirse la incógnita y, entre bocado y bocado a las tortillas y el jamón, la afición ansiaba saber la respuesta al dilema. ¿Sabrá el Real Zaragoza mantener el diapasón de juego tras el intermedio?, era el comentario general.

Y, al poco de arrancar la segunda parte, entraron en desfile todos los fantasmas del pasado al césped de La Romareda. En cinco minutos, el Getafe acogotó a los de Láinez en el área blanquilla. Nadie sabía sacar la pelota. El equipo había dado instintivamente esos 10 pasos atrás que tanto daño le hacen. Y jugadores como Edu Bedia o Casado se empeñaron en provocar acciones suicidas con la pelota a pocos metros del marco del Zaragoza. Así,Jorge Molina estuvo en un tris de hacer el 1-1 en el minuto 50 cuando Bedia, con parsimonia e inconsciencia, dejó un pase muerto en el punto de penalti. Ratón tuvo que evitar el desaguisado… y lo hizo con buena mano.

El discurrir de los minutos volvió a evidenciar esa mácula del plantel zaragocista que tanto está saltando a la vista últimamente. No cogió la onda nadie y el Getafe se hizo dueño y señor del balón y del dominio.  Costó siempre sudores salir del área, parecía un combate de un peso pesado contra un mosca. Hasta que, por supuesto, llegó el gol del empate, de Jorge Molina a bocajarro pasado el cuarto de hora de la reanudación, tras pase al área pequeña de Mora. Era la enésima jugada de impotencia zaragocista, de franca inferioridad mental, táctica, física y logística. No tiene explicación lógica semejante bajonazo en las prestaciones del equipo cuando se vuelve del vestuario en los descansos.

El propio Molina estuvo a punto de marcar el 1-2 apenas un minuto después de la igualada, pero su disparo de nuevo mano a mano ante el portero zaragocista fue interceptado por detrás por Marcelo Silva para evitar un gol cantado. Dio igual a los getafenses, pues el triunfo les iba a llegar por decantación si continuaban con el mismo ritmo ofensivo. Y, en efecto, el volteo en el tanteador lo alcanzaron los madrileños en el 71, en pleno desconcierto absoluto del Real Zaragoza. Fue un tanto de mala fortuna, de Ratón en propia puerta, con su cabeza, desde el suelo, tras el rechazo del palo de un cabezazo de Fuster que nadie supo taponar.

Láinez había empezado a mover el banquillo: Ros por Cani, Samaras por Bedia, Valentín por Casado… Nada tenía hilazón porque el rival era infinitamente mejor y el Real Zaragoza jugaba sin brújula desde el paso por los vestuarios en el intermedio. Ángel no vio un solo pase potable en todo el segundo periodo. Nadie subió las bandas. Nadie apoyó los proyectos de contragolpe.

Nada de nada hasta la recta final, los últimos 5 minutos, donde los de Láinez, a base de balones colgados al área, tuvieron tres opciones de haber logrado el 2-2. Lanzarote, en una falta, provocó una palomita de Alberto en el 84. Jesús Valentín remató alto el balón muerto a la salida de un córner, con la portería a su merced, en el 90. Y, sobre todo, el goleador Ángel, marró el gol de la temporada en el 93, bajo palos, tras pase de Lanzarote, a puerta vacía… le dio al aire.

Antes, Pacheco había errado el 1-3 a falta de 9 minutos por rematar con una frivolidad un mano a mano tras pared con Jorge Molina, que en el 92 también desaprovechó una acción solo ante Ratón, disparando fuera por encima del arquero local.

Los de Láinez jugaron un día más dos partidos en uno. El primero, notable. El segundo, muy deficiente. Y como esta vez había un rival de enjundia en frente, no sirvió la ventaja adquirida en el primer tiempo. Esta se esfumó en un abrir y cerrar de ojos en el segundo tiempo, donde el Real Zaragoza desapareció. Como sucedió en su día ante el Levante y el Girona, los dos gallitos que habían visitado La Romareda antes que el Getafe, lo bueno del equipo zaragocista no fue suficiente para poder rascar algún punto en días tan exigentes para esta plantilla singular y heterogénea y fue superado, en la balanza final, por sus enormes defectos.

La agitación vivida en los partidos de la cola de la clasificación, con las victorias del Almería y el UCAM Murcia en los partidos adelantados, vuelve a meter al Real Zaragoza en el terreno de los cálculos, los nervios y los pronósticos diversos. Nada está hecho, como ya se sabía. Y el sufrimiento no ha cesado pese a la gran reacción vivida en los primeros cinco partidos de Láinez, cuya racha ya está finiquitada.

Ficha Técnica:

Real Zaragoza: Ratón; Isaac, Marcelo Silva, José Enrique, Casado (Jesús Valentín, 77); Zapater; Lanzarote, Edu Bedia (Samaras, 73), Cani (Javi Ros, 65), Pombo; y Ángel.

Getafe CF: Alberto García; Damián, Cata Díaz, Cala, Molinero; Faurlín (Lacen, 70), Mora (Gorosito, 82); Chuli (Fuster, 65), Portillo, Pacheco; y Jorge Molina.

Árbitro: Eiriz Mata (Comité Gallego). Amonestó a Chuli (30), Mora (33), Pacheco (43), Damián (44) y Edu Bedia (71).

Goles: 1-0, min. 39: Ángel. 1-1, min. 63: Jorge Molina. 1-2, min. 71: Ratón, en propia puerta.

Incidencias: Noche nublada en Zaragoza, con tiempo fresco, húmedo y unos 15 grados. El césped, como es habitual, presentó una buena vista, aunque se adivinaban algunas irregularidades en la hierba. Las  gradas de La Romareda acogieron a mucho público juvenil mediante diferentes promociones de entradas. Asistieron al partido unos 17.000 espectadores, de ellos, más de 250 getafenses.

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