Agónica victoria del Zaragoza ante el Mallorca, que lo aleja a 7 puntos del descenso

Un solitario gol de Ángel tras un córner en el primer tiempo decantó un duelo que los aragoneses debieron solucionar antes del descanso.

Ángel, de cabeza a la salida de un córner, anota el primero.
Ángel, de cabeza a la salida de un córner, anota el primero.
Toni Galán

Misión cumplida. Con enorme sufrimiento y sensación de agonía, el Real Zaragoza logró su objetivo ante el vicecolista Mallorca, al que derrotó por 1-0 en un choque crucial para lograr la permanencia en la categoría dentro de un par de meses. Un solitario gol de Ángel, de cabeza a la salida de un córner botado por Lanzarote bordeando el descanso, fue suficiente para que los de Láinez sumaran estos 3 puntos claves para huir de la zona de peligro, que ahora queda a 7 reales más el diferencial goleador favorable (son 8, por lo tanto) con los primeros equipos que ocupan puesto de descenso.

El equipo zaragocista fue el dominador absoluto del juego en la primera mitad. Sin demasiado ritmo, intentando tener el balón siempre en su poder aunque fuese con parsimonia en la salida desde atrás, pero con seguridad y poderío en todo momento. Bien estructurado tácticamente, el cuadro de Láinez fue domando paulatinamente a un Mallorca torpe en el pase, sin mordiente pese a la propuesta de Sergi Barjuán  basada en un claro 4-3-3, en la que faltó siempre suministro de balones a los puntas, Lekic, Brandon y Lago Junior. De ese permanente impulso de los aragoneses fueron surgiendo las ocasiones de gol, hasta cuatro claras (una de ellas con doble remate de gol), que pudieron haber sentenciado el marcador de haber tenido Lanzarote y Ángel mejor tino ante el marco balear.

Para cuando Ángel anotó el 1-0 que hacía justicia en el tanteador, ya en el minuto 35, los blanquillos se habían hecho acreedores a una ventaja seria en el duelo. La primera aproximación seria la firmó Lanzarote, en el 13, con una vaselina marca de la casa, desde 25 metros, tras una mala salida del portero Santamaría, al que acosó Ángel para dejar la pelota franca al catalán con la portería desguarnecida. Su chut, de primeras, salió rozando el larguero con el guardameta bermellón retrocediendo a ciegas.

La segunda oportunidad clara también la tuvo Lanzarote, en el minuto 21, tras un centro de Cabrera, un central metido a lateral que, en este partido, ejerció de extremo profundo con cierta soltura. Lanza empalmó como le venía dentro del área, buscando la rosca al palo largo, pero Santamaría atrapó bien colocado. Ahí, el Real Zaragoza vio que el Mallorca estaba atenazado, que era presa sencilla si le daba un poco más de aire a sus combinaciones. Dos minutos después, en un corte de Zapater (estuvo fantástico el ejeano), la pelota le llegó a Ángel sobre la espalda de los centrales. Una acción de catón en el actual Zaragoza. El canario no estuvo listo pues, con el balón a placer en el mano a mano, no quiso superar a Santamaría por alto, como demandaba la jugada, y perdió el gol contra el cuerpo del arquero. El balón le quedó suelto a Javi Ros en una segunda dejada y éste remató defectuosamente a las manos del portero, con toda la portería para elegir destino de su remate.

Se empezaba a sentir cierta sensación de desesperación en el equipo y la grada, por no saber culminar el dominio de manera contundente, cuando Ángel logró el balsámico 1-0. A 10 minutos para el intermedio, Lanzarote sacó uno de sus córner cerrados al segundo palo y el ariete zaragocista fue a buscar el balón con la cabeza al sitio preciso. En una parábola sobresaliente, superó a Santamaría y colocó el balón en la red con maestría. Todo estaba entonces en su sitio, con el Real Zaragoza sacando provecho a su superioridad sobre el terreno de juego.

El Mallorca intentó reaccionar, porque la muerte le acechaba de mala manera con la derrota, pero sus dos o tres minutos de presión sobre el área zaragozana no tuvieron rédito alguno. Marcelo Silva y José Enrique, los centrales locales, bien ayudados por alto por Zapater, restaron cualquier atisbo de riesgo en los centros en busca del tanque Lekic. Antes del descanso, Ángel rozó el 2-0 con un disparo seco desde el borde del área que, con Santamaría superado, se marchó fuera por centímetros junto al palo derecho.

Quizá se echó en falta más lucidez en Edu Bedia, en Javi Ros, que no filtraron demasiados balones hacia el área rival. Tampoco Pombo tuvo la agilidad mental de otros días. Pero, aun así, las ráfagas de Lanzarote, Ángel, Zapater y las eventuales ayudas de los laterales, Isaac y un brillante Cabrera, fueron suficientes para producir fútbol ofensivo y sustentar el 1-0 de la primera fase. Del Mallorca apenas hubo noticias. Ratón se mostró seguro en un par de balones comprometidos por alto, casi siempre procedentes del balón parado, y no hubo agobios reseñables.

La segunda mitad, como se preveía, arrancó con el Mallorca espoleado por su técnico en la caseta. Los isleños dieron diez pasos adelante y quisieron el balón desde el principio. Noticia nueva en la noche primaveral. Los de Láinez debieron tomar precauciones. No gustó el preludio de este segundo tiempo a la grada, que pidió a los zaragocistas más ímpetu y, sobre todo, que no se metieran atrás por instinto. De repente, los baleares se hicieron dueños del partido por la inacción blanquilla. El ínterin del intermedio le había sentado fatal al equipo de Láinez, lo cual se manifestó claramente durante los primeros 15 minutos de la reanudación. Por fortuna, sin que Lekic ni Lago Junior, los más adelantados de los visitantes, tuvieran luces para culminar un par de llegadas fáciles al área de Ratón.

El Mallorca movió el banquillo por fuerza y Sergi se la jugó con Óscar Díaz y Salomao, dos jugadores profundos, en vez del pasivo Lekic y del exzaragocista Culio, silbado toda la noche, y el más activo en los pases a la zona de peligro de Ratón. Buscaba velocidad. Láinez contraatacó metiendo en juego a Cani en el puesto de un apagado Bedia. El planteamiento de ambos equipos se había transformado en dominio  balear y en salidas a la contra del Zaragoza. Ese era el nuevo guión de la noche.

Y desde ese punto de partida llegaron las dos primeras opciones de remachar de los zaragocistas. En la primera, en el minuto 65, Ángel no llegó por poco a rematar en el segundo palo un centro de Lanzarote en una penetración patrocinada por un pase de 40 metros de Javi Ros. Y en la segunda, un minuto después, de nuevo Ángel chutó fuera, cruzado, en otro contragolpe lanzado por Pombo con un pase al espacio libre. Al menos, los blanquillos dejaron constancia de que estaban vivos tras haber empezado despistados y muy dormidos el segundo tiempo.

Pero el Mallorca debía morir a la heroica. Y Lago Junior, en el 71, dispuso de la primera gran ocasión para empatar. Una veloz acción de Óscar Díaz acabó en pies del africano, que se presentó delante de Ratón con todo a favor, pero el portero zaragocista rechazó milagrosamente y evitó el disgusto y los problemas mayúsculos. Láinez reforzó la medular con otro jugador defensivo, Jesús Valentín en lugar de Ros, para dar oxígeno en el último cuarto de hora a un equipo que ya no daba señales de poder salir a la contra, agotado.

De nuevo Ratón se erigió en salvador del Real Zaragoza en una jugada aislada que nació de un centro del lateral Campabadal, que tocó venenosamente en José Enrique y se colaba en el segundo palo. El guardameta zaragocista sacó una mano milagrosa in extremis y evitó el 1-1 ante la desesperación del graderío. El sufrimiento era ya de dimensiones extremas viendo el desvanecimiento progresivo de todo el bloque de los de Láinez. Los mallorquines aún metieron otro punta más, Pol Roigé. Y el banquillo zaragozano respondió con Edu García en relevo del cansado Pombo. Era todo estrategia, búsqueda de unos y otros de una jugada decisiva, sobre todo en el lado visitante.

La defensa del Real Zaragoza dio muestras de flaqueza, de estar afectada por un mar de nervios viendo cómo llegaba el minuto 90 y el 1-0 era oro molido. La medular era incapaz de sujetar el balón en posesión. La histeria se apoderó de todos, también de los aficionados, en los últimos minutos del partido. Solo Ángel, como Robinson Crusoe, desahogaba al equipo cuando le llegaba la pelota. Fue un final de pesadilla, pleno de impotencia física.

Cuando Cordero Vega, el árbitro, pitó la conclusión del choque, los jugadores del Real Zaragoza se tumbaron en el suelo como si el triunfo fuera el de una final. No era para menos. Esta vez, el padecimiento mereció la pena. La Segunda B, esa severa y terrible amenaza que pulula por La Romareda desde hace un par de meses, se quedaba tres puntos más lejos, a 7 puntos más el ‘golaverage’ ganado a los dos que están ahora en descenso con 36 puntos, el Almería y el Alcorcón (el equipo aragonés suma ya 43). Una agónica victoria que sabe a gloria en unos momentos delicadísimos para el presente de la SAD zaragocista.

Ficha Técnica:

Real Zaragoza: Ratón; Isaac, Marcelo Silva, José Enrique, Cabrera; Zapater; Lanzarote, Edu Bedia (Cani, 63), Javi Ros (Jesús Valentín, 78), Pombo (Edu García, 85); y Ángel.

Real Mallorca: Santamaría; Campabadal, Pleguezuelo, Yuste, Joan Oriol; Vallejo, Culio (Salomao, 61), Zdjelar; Lago Junior (Pol Roigé, 78), Lekic (Óscar Díaz, 61) y Brandon.

Árbitro: Córdero Vega (Comité Cántabro). Amonestó a Brandon (43) y Sergi Barjuán (49).

Goles: 1-0, min. 35: Ángel.

Incidencias: Noche magnífica en Zaragoza tras un día soleado, con 17 grados al inicio del partido. El césped presentó un buen aspecto. En las gradas, algo más de 15.000 espectadores. En el palco estuvo Jesús Seba, exjugador zaragocista y actual secretario técnico del Mirandés, próximo rival del Real Zaragoza en Anduva. Se guardó un minuto de silencio en memoria del ‘Magnífico’ Santiago Isasi, jugador del mejor Zaragoza de la historia, el de la década de los sesenta, fallecido esta semana.

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