El Zaragoza suma otro punto, tan válido como escaso, tras adelantarse 0-2 en Almería

Los andaluces igualaron antes del descanso los tantos iniciales de Bedia y Ángel. Los de Láinez no aprovecharon jugar contra 10 los últimos 25 minutos.

Feltscher, Zapater y Marcelo Silva discuten un lance del partido disputado en Almería.
El Zaragoza suma otro punto, tan válido como escaso, tras adelantarse 0-2 en Almería
Daniel Marzo

Un punto más. Dos puntos menos. Agrio empate el cosechado por el Real Zaragoza en Almería porque, durante el arranque del partido, se soñó con una victoria crucial en el campo del desesperado antepenúltimo clasificado, una vez que el equipo de Láinez se adelantó 0-2 en sus dos primeras llegadas al área rival. Además, en la recta final del envite, en los últimos 25 minutos, el equipo aragonés jugó en superioridad por la expulsión del local Fidel. Ninguna de las dos circunstancias, de máximo rango en un partido de este perfil, las supo aprovechar en positivo el cuadro zaragozano, al que el Almería logró remontar hasta empatar y, de este modo, dejar en escasa la renta obtenida para tanto como prometía el duelo en sus albores.

De la euforia a la decepción, de la esperanza fundada a los miedos más tremendos. Así se desarrollo la loca primera parte, donde el Real Zaragoza pudo fulminar al Almería tras un inicio efervescente, con dos goles -golazos- en los 6 minutos iniciales, y sin embargo se derrumbó en defensa y arruinó su ventaja antes del intermedio. Fue un periodo de claroscuros, sin ocres ni grises. Dos maravillosas acciones ofensivas en el 0-1 y el 0-2, contrapuestas con enormes lagunas en la retaguardia que patrocinaron los dos tantos del Almería para igualar el choque en la primera fase.

Globalmente, si se apartan del microscopio los cuatro disparos a puerta del Real Zaragoza antes del descanso, el equipo de Láinez jugó mal. Sin tener el balón, perdiéndolo enseguida, con agujeros en sus laterales, sobre todo a la espalda de un deficiente Feltscher por la derecha, y con una exasperante pasividad en los balones divididos cerca del área de un poco activo Ratón. Tras el 0-2 del primer arreón del partido, el Real Zaragoza se echó institivamente demasiado atrás, favoreciendo las llegadas a la zona de peligro de un Almería que jugaba con dos puntas natos, Quique y Uche, más los dos extremos convocación diagonal hacia el área, Fidel y Puertas. Por eso el sufrimiento fue constante.

Resultó engañoso el sobresaliente acierto atacante zaragocista en el principio del duelo. En el minuto 3, Cani protagonizó una penetración desde la derecha, culminada con un pase al espacio sobre la entrada de Edu Bedia. El cántabro controló la pelota a bocajarro y la golpeó de segundas con celeridad para colocarla junto al palo izquierdo de un desbordado Casto. Era el primero de la noche. Cuando el Almería aún se dolía del golpe, en el minuto 6, le cayó el segundo. Pombo recogió en la medular un mal pase de Ximo Navarro, profundizó en vertical, le dio un pase al hueco perfecto a Ángel, que definió con una preciosa vaselina de rosca por encima del portero local. Magnífico tanto.

Pero el Real Zaragoza, en vez de seguir igual, en lugar de aprovechar semejante viento de cola para hacerse dueño de un partido totalmente en franquicia, se echó a dormir delante de su área. Ni Ros, ni Bedia, ni Zapater, sacaban un balón controlado. Al segundo toque, pérdida y a recular. El Almería, espoleado por los suyos desde las gradas, se vino arriba a base de rasmia. Los laterales, Motta y Nano, dieron un paso adelante a la desesperada para ayudar a Fidel y Puertas. Y de esas superioridades, llegaron varios córners. Y de esos saques de esquina, los dos goles rojiblancos.

El primero, rápidamente, en el cuarto de hora de juego. Morcillo fusiló a placer una dejada de Puertas, cuando hasta tres jugadores del Almería esperaban solos en el segundo palo un centro en segunda jugada tras un córner. Una barbaridad de acción defensiva, un suicidio. Ahí, el Zaragoza tembló y los locales creyeron en la remontada. Quedaba un mundo.

Cierto es que, antes del 2-2 postrero, cabeceado en el 45 por el venenoso Quique en el área pequeña ante la pasividad letal por alto de la zaga aragonesa (toda la noche fue así), el Real Zaragoza marró dos ocasiones clarísimas para haber puesto el 1-3 y devolver así su mando al timón del juego. Pero, en el 25, Casto le sacó en la escuadra a Zapater una falta directa lanzada por el capitán con maestría. Y, sobre todo, en el 42, poco antes de la igualada andaluza, Cani se quedó solo, mano a mano ante el guardameta sureño, pero no supo definir y estrelló la pelota en su cuerpo con todo a favor.

En definitiva, que el paladar del descanso fue agrio para el Real Zaragoza. La noche había comenzado muy prometedora, demasiado, y, poco a poco, el producto fue deteriorándose por errores propios y falta de oficio para saber manejar el tesoro que supone en esta categoría ponerse 0-2 a favor en 6 minutos de partido.

El segundo periodo comenzó sin cambios en las alineaciones. Con el Almería crecido y los zaragocistas buscando su brújula extraviada. No mejoró demasiado el equipo de Láinez, que padecía cada vez que los locales atacaban en oleadas después de las pérdidas tontas en el medio campo de un inconsistente Ros, del frío Bedia o de los irregulares Cani o Zapater. Kalu Uche estuvo cerca de obrar la remontada total en el minuto 51, pero el remate en carrera a centro de Borja salió fuera cerca del palo. Ángel replicó poco después en una contra, pero su chut raso lo atrapó bien Casto en la base del poste. El primer cuarto de hora fue un tramo de tanteo, de cierto conformismo de ambas escuadras por el valor del punto que portaban en sus alforjas a esas alturas de partido.

En esas, llegaron los cambios. Cani, agotado, dio paso a Edu García. Y Láinez, tras muchos errores de bulto, relevó a un pésimo Feltscher por Isaac. Cuando el partido estaba bajando el pistón, la expulsión del local Fidel por doble amarilla desequilibró la situación. Faltaban 21 minutos y el aumento. El Real Zaragoza dio un paso adelante y el Almería se vio obligado a replegarse, con los cambios de Ramis indicando a sus hombres que había que guardar el 2-2 como oro en paño.

Pero faltó clarividencia. Lo de siempre en estos casos, mucho más cuando llegan los finales de los partidos y el Zaragoza se apaga como un candil físicamente. Pasaron los minutos y, en superioridad, el equipo de Láinez no lograba tirar a puerta. No pisaba el área con poderío. Ni con la entrada del fresco Dongou. Faltaba imaginación, chispa, clase en algún hombre sobre el césped. Los avispas jugaron por intuición, a impulsos, pero sin un orden establecido, sin actuar como mandan los cánones en casos así. Incluso se dejó salir con peligro al capitidisminuido Almería un par de veces a la contra. Desesperante esta impotencia. No se hizo sufrir al Almería ni una sola vez.

El pitido final llegó como alivio máximo para los andaluces, metidos en su trinchera por obligación, y como signo último de impotencia de un Real Zaragoza que se quedó escaso en todo durante la noche. El punto obtenido no lo saca de pobre. Es sinónimo de alargar el sufrimiento sine díe. El formato del partido, además, supuso un repiqueteo sobre el mismo clavo, el de la falta de solvencia para ganar que tiene este equipo todo el año. Ni poniéndose 0-2 en el minuto 6 ante un rival que es antepenúltimo en la tabla, que tenía 8 bajas (5 de titulares) y jugó 25 minutos con 10 hombres, los zaragocistas encontraron argumentos en su baúl para ganar este duelo crucial para la permanencia.

Habrá que apelar a las matemáticas, esta vez para bien aunque el marcador final duela. El objetivo queda un punto más cerca. Los de abajo, esta vez, tuvieron un mal día. Y, en el batiburrillo de la cola de la clasificación, donde media liga está inmerso, el Real Zaragoza avanza un paso. Un breve paso que le hace desembocar en las lindes de la larga agonía. Que proseguirá el domingo próximo en La Romareda ante el Mallorca, el penúltimo. Ah, y Láinez sigue invicto. Una victoria y dos empates en su haber tiene el aragonés desde su llegada al mando del vestuario. Otro dato positivo a subrayar entre el amargor general.

Ficha Técnica

UD Almería: Casto; Motta, Morcillo, Ximo Navarro, Nano; Diamanka (Isidoro, 77), Borja Fernández; Puertas (Gaspar, 88), Fidel; Kalu Uche (Callejón, 71) y Quique González.

Real Zaragoza: Ratón; Feltscher (Isaac, 67), Marcelo Silva, José Enrique, Casado; Zapater; Cani (Edu García, 65), Edu Bedia (Dongou, 72), Javi Ros, Pombo; y Ángel.

Árbitro: Areces Franco (Comité Asturiano). Expulsó por doble amarilla a Fidel (29 y 69). Amonestó a Puertas (24), Edu Bedia (58), Borja Fernández (75)

Goles: 0-1, min. 3: Edu Bedia. 0-2, min. 6: Ángel. 1-2, min. 15: Morcillo. 2-2, min. 45: Quique González.

Incidencias: Tarde-noche primaveral en Almería, con 21 grados, únicamente con el aderezo molesto de un fuerte viento sur en esta esquina geográfica del Mediterráneo. El césped presentó un excelente aspecto y en las gradas se dio una de las mejores entradas de la temporada, 7.500 espectadores, dado que el Almería ofreció precios populares e invitó a casi un millar de jóvenes futbolistas de sus clubes vinculados en la provincia.

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