Mañana de asambleas, idas y venidas con más de 1 hora y 20 minutos de reuniones

Agné, el cuerpo técnico y la plantilla dedicaron media mañana a hablar en el vestuario. El director deportivo, Lalo, estuvo presente al inicio.

Dos momentos de la agitada mañana en la Ciudad Deportiva. A la izda, Lalo Arantegui, director deportivo del Real Zaragoza, en el pasillo de vestuarios. A la dcha., primer momento en el que Agné y el cuerpo técnico acuden a la caseta de la plantilla para hablar.
Dos momentos de la agitada mañana en la Ciudad Deportiva. A la izda, Lalo Arantegui, director deportivo del Real Zaragoza, en el pasillo de vestuarios. A la dcha., primer momento en el que Agné y el cuerpo técnico acuden a la caseta de la plantilla para h
Toni Galán

Arde el Real Zaragoza por los adentros. Quema la derrota -y las formas de ésta- ante el juvenil Sevilla Atlético en la noche sabatina de La Romareda. Tanto que, en la mañana del domingo no han podido entrenar con normalidad. El día era diferente. Hay un evidente antes y un después de ese vergonzante 1-2 ante el filial sevillista que deja al equipo aragonés en una situación delicadísima en la clasificación y, sobre todo, en todo lo referente a su estado mental, a su aspecto anímico, a su deteriorada autoestima.

Más de una hora y 20 minutos han invertido Agné y sus muchachos en hablar. Nada más que hablar. La matinal de la Ciudad Deportiva ha repetido imágenes de idas y venidas que hacía tiempo (desde la época de Pitarch, Moisés y compañía) no se veían por los pasillos de la zona de vestuarios. El entrenamiento de tonificación muscular pospartido estaba programado para las 10.30. Pero no ha comenzado, de facto, hasta las 11.50.

Entremedias, Agné ha pasado un par de veces por la caseta de la plantilla, contigua a la del cuadro técnico. Los jugadores han estado a solas, diciéndose todo a la cara a calzón quitado, durante casi una hora. Hasta el director deportivo, Lalo Arantegui, se ha dejado caer por el ala de vestuarios al principio de todo, durante apenas 10 minutos, los previos a los maitines de larga duración que han protagonizado el contenido de este singular e histórico entrenamiento.

Esta es la cronología de los hechos:
10.20.- Lalo Arantegui se acerca al pasillo de los vestuarios y charla brevemente durante 10 minutos con Agné, sus colaboradores y algunos jugadores, con los capitanes Zapater y Cani a la cabeza.

10.30.- Raúl Agné y su cuerpo técnico (Rodri y Toni Masferrer), junto con el delegado Alberto Belsué, pasan al vestuario del equipo desde el suyo, una puerta más allá, y arrancan la mañana con una primera conversación con la plantilla de 10 minutos.

10.40.- Agné y sus colaboradores abandonan el vestuario del equipo, regresan al suyo, y dejan a los futbolistas solos con las puertas cerradas. La reunión del equipo dura 40 minutos, hasta que Agné decide que ya es suficiente tiempo.

11.20.- El entrenador de Mequinenza, junto a Rodri y Masferrer, vuelve a salir de su vestuario y se dirige al de los jugadores.

11.45.- Agné y los suyos vuelven a salir de la caseta del equipo, tras 15 minutos de cierre de las pláticas entre todos los protagonistas del césped en la hecatombe del Real Zaragoza en los últimos tres meses.

11.46.- Irureta es el primer futbolista del equipo en salir al campo. Los demás, uno a uno, van saliendo con caras largas, gestos serios y torcidos, hasta formar el clásico corrillo de inicio del trabajo.

11.50.- Agné da la orden de que comiencen los ejercicios y el grupo comienza a trotar con suavidad alrededor del campo.

Han pasado 80 minutos, una hora y 20, desde que se cumplió el momento en el que debía empezar esta sesión preparatoria. Los dos utilleros y los dos fisioterapeutas han aguantado estoicamente fuera, apoyados en las vallas o paseando, tan larga espera.

En los 15 minutos que el club permite a la prensa observar los entrenamientos desde hace año y medio, llamó la atención la conversación entre Agné y Marcelo Silva, a solas, sobre el césped. El central uruguayo, expulsado al final del partido en la falta previa al 1-2, se muestra muy afectado. Posteriormente, su paisano y colega de zaga Cabrera, también es llamado por Agné aparte.

Una mañana, pues, movida. Cargada de bicarbonato. Repleta de tensiones y reflexión en voz alta de una treintena de profesionales que están llevando al Real Zaragoza a una situación sin precedentes en los últimos 70 años. Una dura realidad, indiscutible por fea que sea de admitir, que necesita reparación urgente y certera para no terminar en un caos de complicada salida posterior.

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